Personajes en préstamo

Personajes en préstamo

Una de las imágenes más perdurables que asociamos a Pirandello es la de sus seis personajes a la búsqueda de autor, probablemente su obra más famosa. Sei personaggi in cerca d’autore se estrenó en Italia en 1921, hace un siglo, y es la primera de una trilogía de piezas teatrales dedicadas al teatro. La premisa de la obra es que son personajes imaginados por un autor que después no los plasmó en texto alguno y, como anhelan existir, relatan sus historias al director de una compañía teatral que representa otra comedia. Anna Maria Ricart y Carme Portaceli llevan a cabo una operación no muy distinta en La Víctor C, aunque sea más onírica, al trasladar de modo convincente el mundo narrativo de Víctor Català al dormitorio de Caterina Albert. Desde su cama instalada en el magnificente escenario de la Sala Gran del TNC, una espléndida Rosa Renom sueña algunas de las historias más vívidas que escribió Caterina Albert y sus personajes merodean su entresueño. Los personajes literarios son capaces de atravesar las capas de la ficción en adaptaciones a otros lenguajes, como el teatral o el cinematográfico. A pesar de eso, muy pocas veces un personaje literario es adoptado por otro autor. Un caso sería Sherlock Homes, que además de suscitar tantas adaptaciones cinematográficas como James Bond, también inspiró al tibetano Jamyang Norbu a escribir una novela sorprendente sobre los años que, en el relato de Conan Doyle, dan por muerto al detective. The Mandala of Sherlock Holmes , publicada en India en 1999 y traducida por Roser Vilagrasa con el título de la edición norteamericana Los años perdidos de Sherlock Holmes (El Acantilado, 2002), imagina las aventuras de Holmes durante su desaparición y lo sitúa en India y el Tíbet, al lado del Dalái Lama o de Huree Chunder Mookerjee, otro personaje de ficción que Norbu adopta, en este cas, del Kim de Rudyard Kipling.

El señor Palomar se instala en Barcelona y se limita a conjugar el verbo de su vida: observar

Tina Vallès hace una operación similar con un personaje de Italo Calvino en El senyor Palomar a Barcelona (Anagrama). Palomar, que con y como Calvino vivió en Roma o París y viajó por México o España, se instala en Barcelona con su familia y se limita a conjugar en todo momento el verbo más central de su vida: observar. Vallès, que también es una observadora practicante, explica al detalle sus idas y venidas en capítulos breves de prosa pulquérrima que describen las discretas actividades itinerantes del personaje y, sobre todo, el cuaderno de bitácora de su mente. En Italia, en Barcelona y en la China Popular el señor Palomar es un ser lacónico y taciturno, que reflexiona hasta la extenuación sobre cualquier minucia. Vallès le hace coexistir, más que convivir, con hechos recientes que han agitado la ciudad, como las protestas ciudadanas por la sentencia del proceso o la pandemia, y él las observa como si llevase gafas con cristales translúcidos.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...