En una enorme pantalla Victoria Abril le recrimina a Marisa Paredes un romance fallido y un poco más allá puede verse a María Barranco y a Rosy de Palma en una escena de Mujeres al borde de un ataque de nervios . Atrás está Eusebio Poncela acompañado por un niño, y también puede verse a Antonio Banderas y a Penélope Cruz en diferentes películas pero es imposible seguir mirando porque la escena de Hable con ella, en la que Fele Martínez se topa con una vagina gigante y termina incursionando en su interior captura toda la atención del que transite por la sala.
Bienvenido a la instalación dedicada por completo a Pedro Almodóvar en el Museo de Cine de la Academia de Ciencias y Artes de Hollywood, la ambiciosa aventura a la que se ha lanzado la institución más importante en su tipo en Estados Unidos, con un costo cercano a los 350 millones de euros, y que tras varios inicios fallidos, marchas y contramarchas, se inaugurará este 30 de septiembre en Los Ángeles, más precisamente en el lote contiguo al legendario LACMA, en pleno barrio de los museos.
Aunque todavía faltan grandes fiestas y celebraciones, que culminarán con un acto oficial con las autoridades de la ciudad horas antes de que sus puertas se abran al público, el martes el presidente de la institución que otorga el Oscar, David Rubin, presidió una presentación ante la prensa junto a la CEO Dawn Hudson que comenzó con palabras de Anna Kendrick y concluyó con la presencia del mismísimo Tom Hanks, miembro del consejo de administración y uno de los encargados, junto a Annette Bening y Bob Iger, el número uno de Disney, de recaudar el dinero necesario para la faraónica propuesta.
Con su característico humor, el ganador de dos Oscar consecutivos resaltó: “Las películas se hacen en muchos lugares del mundo, y hay otras ciudades que tienen museos del cine, pero con todo respeto Los Ángeles se merecía tener un Partenón dedicado a la industria. Necesitamos celebrar todo lo que esta ciudad le ha dado al planeta con el séptimo arte. Ya sea que mires películas en uno de los últimos grandes cines o que lo hagas en el televisor de tu casa, el cine sigue siendo el arte mágico que le llega a toda la gente”, aseveró, para luego continuar: “¿Se merece ese arte ser celebrado y explorado en un museo? Yo creo que es esencial. Por eso llevamos 20 años hablando sobre este proyecto, y el resultado no podría ser mejor. Si tuvieras que leer todo aquello que te resulte fascinante, ver cada clip y detenerte ante cada pieza de utilería que te llame la atención, te llevaría tres días y medio”.
En la presentación también estuvo presente Miky Lee, la zarina del cine coreano y productora de Parasite , que es la vicepresidenta de la junta directiva del museo, y Bill Kramer, quien ha estado al frente de la monumental tarea como director y presidente del mismo. Pero la gran figura del encuentro fue el prestigioso arquitecto italiano Renzo Piano, diseñador del Centro Pompidou en París, el museo Whitney en Nueva York y The Shard en Londres y ahora también del museo de Hollywood. Con paso cansino y voz tenue, Piano, que acaba de cumplir los 84 años, se ocupó de desmentir los rumores de que la enorme bola de vidrio que puede verse en la distancia y en la que se encontraba en ese momento, ya que es donde se ha construido el enorme teatro David Geffen, es un homenaje a la Estrella de la Muerte, la emblemática estación espacial de Star Wars .
Tras agradecer al millar de colaboradores que le ayudaron en su misión, Piano habló de su niñez en Génova, y de cómo disfrutaba por igual de mirar el mar y soñar con tierras lejanas como de viajar con su imaginación mientras miraba películas: “Siempre le tuve celos a los cineastas, que usan la luz y la sombra para crear emociones. Por eso la esencia de este edificio es el contraste entre la luz y la sombra y también el amor imposible entre una vieja dama, que es el edificio antiguo, donde están las exhibiciones, y la pompa de jabón que es la parte moderna. Si quieres llamarle un dirigible también vale, porque 100 años atrás hubo aquí una pista de aterrizaje. Pero prefiero decirle pompa de jabón, aunque no hay que preocuparse, porque nunca va a estallar. Está muy bien construida”, aseguró divertido.
Considerado como el museo más grande dedicado al cine en Estados Unidos, ocupa un espacio de 27.000 metros cuadrados en dos edificios. La vieja dama a la que hacía referencia Piano es la construcción que albergaba la tienda May Company y que fue construida en estilo aerodinámico en 1939, de la que solo quedan las paredes exteriores, ya que fue declarado monumento histórico por la ciudad de Los Ángeles. La pompa de jabón alberga solamente el teatro David Geffen, para 1.000 espectadores, donde se proyectarán películas de todos los tiempos de forma ininterrumpida.
“Los Ángeles se merecía tener un Partenón dedicado a la industria”, ha afirmado Tom Hanks
Aunque el museo tiene una colección de más de 13 millones de objetos, solo unos pocos forman parte de la exhibición actual, que irá cambiando todo el tiempo. Quienes lleguen en los próximos meses hasta las instalaciones en la avenida Wilshire podrán observar los zapatos de color rubí de El mago de Oz , modelos de los robots R2D2 y C-3PO de Star Wars , el traje que usó Doug Jones como el hombre anfibio en La forma del agu y uno de los vestidos que uso Salma Hayek en Frida , entre muchas otras cosas.
Sin embargo, en la exhibición principal, bautizada Historias del cine, que ocupa dos pisos del edificio de Macy, el acento no está puesto en los objetos sino en una combinación de imágenes, sonidos y letreros explicativos, a los que se agrega de vez en cuando alguna reliquia, o el cartel promocional de Ciudadano Kane . La estrategia de esa muestra es enseñar momentos, tratando de evitar la narrativa tradicional sobre cómo fue evolucionando el séptimo arte.
Hay una búsqueda decidida de la diversidad y la inclusión, por lo que en el mismo salón que contiene una breve explicación sobre la obra maestra de Orson Welles hay un espacio dedicado a Las mujeres de verdad tienen curvas , la película independiente que lanzó al estrellato a América Ferrera en el 2002, otro dedicado a Oscar Micheaux, pionero del cine afroamericano, un segmento para el director de fotografía mexicano Emmanuel Chivo Lubezki, y también un homenaje a Bruce Lee.
Pedro Almodóvar comparte un lugar destacado en la exposición permanente junto a Spike Lee
En líneas generales en el museo, más allá de Almodóvar, que comparte su sitio de privilegio con Spike Lee, solo se toca brevemente las carreras de otros directores, aunque hay una muestra temporal dedicada por completo a Hayao Miyazaki y al estudio Ghibli.
El Oscar, obviamente, tiene un lugar privilegiado, con una galería en la que se exhiben las estatuillas doradas recibidas por Alfonso Cuarón, Sidney Poitier y Clark Gable, entre otros, así como un espacio vacío para el que le dieron a la segregada Hattie McDaniel, la primera afroamericana en ser nominada y llevarse el premio por Lo que el viento se llevó , pero a la que no le estuvo permitido sentarse ni posar con el resto del reparto.
En la misma galería hay otro espacio con pantallas que van alternando los discursos de ganadores emblemáticos, aunque aquí también el énfasis parece estar puesto en la diversidad, por lo que se destacan los momentos en que Halle Berry rompió barreras históricas al llevarse el Oscar a la Mejor actriz en el 2002 o cuando el argentino Gustavo Santaolalla triunfó por la banda sonora de Babel en el 2007 y le dedicó su triunfo a todos los latinos, hablando en castellano.
Sin duda, el momento más divertido de la visita también tiene que ver con el Oscar, cuando, tras hacer una larga cola, una experiencia interactiva permite levantar una estatuilla de verdad y celebrar como si se la hubiese ganado ante una audiencia virtual. Y si bien uno se marcha con la sensación de que es mucho más lo que se podría haber hecho con tanto espacio y presupuesto, quien disponga de tiempo puede encontrar joyitas en la exhibición, como una minuciosa demostración de cuál es el proceso para preparar el sonido final en una película, con una escena emblemática de E n busca del arca perdida, una explicación práctica de cómo funciona el sistema de casting con viejas audiciones de muchos famosos y una invitación a descubrir el poder de la música en una sala en la que solo hay una luz roja y una melodía envolvente creada por la ganadora del Oscar Hildur Guanadottir.