El imperio de las librerías

Iniciativas en el mundo del libro aún en pandemia

Tras pioneras aperturas en Barcelona desembarcan nuevas librerías en Madrid

La opinión de Jorge Carrión: Las librerías y el positivismo

Librería La Mistral

Hace apenas una semana que abrió La Mistral en Madrid, liderada por Andrea Stefanoni

LV

El oscuro rincón de la pandemia nos llevó hasta la luz de las librerías. Desproveídos de casi todo descubrimos que quedaba algo a nuestro alcance para remontar: la lectura. Comprobamos entonces que algo sencillo, apenas un libro, como en tantas otras épocas convulsas de la historia universal, podía lograr el milagro de sacarnos del aislamiento.

Y pequeños ejércitos de amantes de la literatura se pusieron manos a la obra hasta poner en marcha una cadena de nuevas librerías, primero en Barcelona, después en Madrid (y en otros muchos puntos de la geografía española) dispuestos a devolver la conectividad, la dosis necesaria de cultura para vivir, la esperanza, el sueño. Algunos, incluso -“de perdidos, al río”- se atrevieron a emprender un negocio que siempre imaginaron pero al que nunca se habrían lanzado sin la locura propia que acompaña a los momentos difíciles de una sociedad.

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Las librerías y el positivismo

Jorge Carrión
Librería La Mistral

Según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España que presentó el Ministerio de Cultura y Deporte en febrero del 2021, el 68,8% de la población española lee libros. Un hábito que creció un 12,3% en la última década y que, en plena pandemia, “creció especialmente”. Hoy, el 52,7% de la población española mayor de catorce años lee libros semanalmente según este mismo informe.

“Supimos que todo podía terminar de un día para otro; incluso la buena vida de los países del primer mundo”

Conocer la génesis de algunas de estas nuevas librerías que han ido surgiendo como flores baudelerianas en el espinoso campo cultural español nos indica la medida del esfuerzo. Son muchos quienes han querido intentarlo y su labor se ha visto recompensada con batallones de lectores.

Todos aquellos que se pasean por estas nuevas librerías, como por el salón de su casa, buscando páginas, imágenes, personas, amores, debates o, simplemente, un café en paz.

Paula Vázquez, una de las propietarias de Lata Peinada, en su sede de Madrid

Paula Vázquez, una de las propietarias de Lata Peinada, en su sede de Madrid

¿Quienes son, qué tipos humanos hay detrás de esos equipos que han construido el imperio de librerías de nuevo cuño? Recordamos al azar algunas, en el recorrido barcelonés, que se pusieron en marcha “avant la lettre”: Ona Llibres (Pau Claris, 94), Byron Librería (Casanova, 32), Llibrería Finestres (Diputació, 249), Farenheit la Verge,10) o Espai Llavors (Llobregat, 66).

También se crearon nuevos espacios culturales de fusión como la de El Culturista y la librería Sendak (cooperativa, especializada en literatura infantil y juvenil) que dio como resultado el Espai Culturista Sendak, en el barrio del Camp d’en Grassot. Los bajos de una típica casita de Gràcia. Y la última recién nacida, La Insólita, en La Llacuna, abre el próximo 1 de septiembre.

Este aciago mes de agosto Madrid está recuperando músculo

Este aciago mes de agosto Madrid está recuperando músculo. Lata Peinada (la hermana de su homónima barcelonesa), Mary Read (un espacio LGTBQ+ transfeminista) o La Mistral (en referencia a la chilena Gabriela Mistral) son buenos ejemplos de ello.

Andrea Stefanoni (quien estuvo al frente del Ateneo Grand Splendid en Buenos Aires) decidió por motivos personales coger cinco maletas y su perra, salir de Argentina después de veinte años y plantarse en Madrid para montar La Mistral. Sus dos socios –Julián de Dios y Carla d’Elia– se quedaron allí.

Hace apenas una semana que La Mistral ha abierto sus puertas en Travesía del Arenal, 2 (“a una cuadra de la Puerta del Sol”) y el barrio ya se lo ha agradecido. “Madrid me lo ha puesto muy fácil. Hay buena onda, acogida del sector y hermosas personas que se han acercado para felicitarnos”. Les apasiona la poesía, crean objetos de diseño y van a abrir un café allí. “Una librería ya no puede ser sólo un punto de venta. Hay que sumar al barrio, sin defraudar”.

Interior de la librería Lata Peinada

Interior de la librería Lata Peinada, especializada en literatura latinoamericana

“Con la pandemia tomamos consciencia de que todo podía terminar de un día para otro. Se podía ir al traste. Incluso la buena vida de los países del primer mundo. Por eso la gente fue a buscar libros, ¡una explosión!”, recuerda Stefanoni. “No deberíamos olvidarnos”, concluye esta mujer infatigable que asegura haber entendido, al fin, al alejarse de los suyos, aquel poema de Cristina Peri Rossi: “partir es partirte en dos”.

Recomienda la lectura de lo último de la Nobel Louise Glück en editorial Visor, “una maravilla”, mientras insta a los jóvenes a seguir luchando: “lo de aguantar es muy argentino, nuestros abuelos inmigrantes nos pasaron la cultura del trabajo, el seguir adelante con nada…”

Sofía Balbuena, una de las almas de Lata Peinada, librería especializada en literatura latinoamericana, empezó con su equipo en Barcelona. En abril del 2019 abre su sede en el Barrio Gótico; en noviembre del 2020 instalan otra sucursal, la hermana de la barcelonesa, en el madrileño barrio de Malasaña (calle de Apodaca, 6).

La Mistral, en Madrid

Andrea Stefanoni montó La Mistral, en Madrid

“Al inicio de la pandemia aún no habíamos cumplido ni un año abiertos en Barcelona”, explica Paula Vázquez, escritora y otra de las dueñas de Lata peinada. El cierre total de los primeros meses les dio dos cosas fundamentales: “comprobar que se había formado una comunidad de lectores en torno a Lata Peinada (desde el inicio se lanzaron a las compras online) y, luego, momentos de incertidumbre, tristeza, zozobra, pero también el tiempo para pensar en profundidad y tomar decisiones apostando por el futuro".

“Creemos que la pandemia significó una revaloración del barrio, del comercio de cercanía, agudizó el sentimiento de comunidad, un anhelo de encontrarse con los otros, de crear redes, de sentir que los otros tienen que ser algo más que una amenaza para mi salud”.

Creemos que la pandemia significó una revaloración del barrio, del comercio de cercanía, agudizó el sentimiento de comunidad

Paula VázquezCopropietaria de Lata peinada

Todo eso define a las librerías de barrio, concluye Paula. “Al contrario de lo que se piensa, nosotros creemos que la lectura es una actividad colectiva; que puede crear vínculos de amistad muy profundos, y desde ese punto de partida trabajamos como libreros”.

En la apertura de Lata Peinada les llamaron “valientes" e incautos. “Valió la pena. Sumar una sucursal en medio de la pandemia fue un riesgo pero también una oportunidad de llegar a Madrid, gran ciudad para la aliteratura hispanoamericana y donde se nos ha recibido fantásticamente”.

Este año van a sumar en Madrid actividades de su Festival anual (15 y 16 de octubre) y eso supone un paso más para afianzar un proyecto que, en definitiva, es “la difusión de los escritos que no suelen llegar a España y de las editoriales independientes latinoamericanas”.

En la apertura de Lata Peinada les llamaron “valientes" e incautos

¿Son los argentinos especialmente hábiles en “volver a empezar”? “Creo que cierta precariedad propia de la vida en Latinoamérica te ofrece herramientas para vivir o intentar vivir a pesar de todo. En el caso particular de Argentina, quienes llevamos adelante el proyecto tenemos menos de cuarenta años y ya hemos vivido ¡como mínimo! tres graves crisis económicas, hiperinflación, estanflación y muchas devaluaciones”.

Tienen bien aprendido, añade, que la organización colectiva frente a circunstancias adversas, ayuda. “La experiencia de seguir adelante, volver a empezar, buscar nuevos caminos, seguir intentando”.

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