Cuando el Ayuntamiento presidido por Pasqual Maragall invitó, en 1985, al norteamericano Richard Meier a visitar tres solares en nuestra ciudad –visita en la que empezó a gestarse el encargo del Macba–, Barcelona buscaba a un gran arquitecto internacional para que ejerciera como locomotora en la regeneración del Raval. Meier, que había recibido el premio Pritzker en 1984, era un precursor de los arquitectos estrella, apodado “el dios blanco”, por el característico color de sus obras.
Pasados 36 años desde aquella visita, el Macba ha encargado su ampliación a HArquitectes, un equipo integrado por cuatro jóvenes vallesanos, que hace bandera de una arquitectura ingeniosa y muy exigente en materia de costes y sostenibilidad. Los tiempos han cambiado. Si antes primaban los astros de brillo internacional, ahora ha ganado el concurso para la ampliación un equipo local que ha sabido defenderse y crecer en años de crisis, adversos para la arquitectura, a base de talento y contención, atento a todos los factores que propician el logro de una buena obra, y consiguiendo además el aplauso gremial.
La propuesta de HArquitectes –que han concursado asociados a Christ & Gantenbein, oficina de Basilea con experiencia museística– para ampliar el Macba se caracteriza a primera vista por la arquería rectilínea de ladrillo que se opone a la fachada del edificio de Meier. Pero es mucho más que eso. El jurado apreció en el proyecto vencedor una triple atención al diálogo del nuevo edificio con el barrio, la ciudad y el museo. En un entorno muy complejo, donde había que atender las necesidades del museo al tiempo que las urbanas y las del patrimonio histórico, HArquiteces ha preferido relacionar las piezas preexistentes, unir las dos plazas (dels Àngels y de las Caramelles) y reducir la presencia de su aportación. No han propuesto una pieza espectacular sino un edificio que parece continuar los preexistentes y sintoniza mucho con el ladrillo y la traza de la intervención que allí hicieron Clotet-Paricio y poco con el edificio icónico de Meier. Son otros tiempos.