Arder en una hoguera tras ser acusada de brujería no era algo extraño en el siglo XVII. De hecho, fueron miles las mujeres que acabaron entre llamas en diferentes rincones del mundo, especialmente en Europa y América, por pensar diferente o ser más avanzadas que la sociedad en las que le tocó vivir. En este último continente, más concretamente en la ciudad de Salem (Massachusetts), se dio uno de los casos más escalofriantes y que ha pasado a la historia como la caza de brujas más famosa de la historia.
Tal día como hoy hace 329 años empezaron los Juicios de Salem. Considerados como la caza de brujas más famosa de la historia, terminaron con 150 personas procesadas. De estas, diecinueve fueron ahorcadas y otra más lapidada. Pero, ¿cómo se llegó a este escenario?
19 ahorcados y un lapidado
Considerados como la caza de brujas más famosa de la historia, los juicios de Salem terminaron con 150 personas procesadas
Todo empezó a finales de 1691. De la noche a la mañana, la hija y la sobrina del pastor puritano Samuel Parris empezaron a hablar de forma desordenada, hacer gestos extraños y retorcerse entre convulsiones, según consta en los registros del tribunal. Al poco tiempo, acabó sucediendo lo mismo a otras seis niñas. La histeria y el miedo no tardaron en extenderse por la ciudad, así como rumores de que se habían visto a niñas desnudas bailando en el bosque.
El foco fue directo a Tituba, la esclava negra de los Parris, cuyos rituales vudú, propios de su Barbados natal, no eran desconocidos entre los vecinos. Estas prácticas chocaban con la moral puritana de la época, que no tardó en acusarla de brujería. Más después del diagnóstico del doctor William Griggs, una eminencia del momento: "No hay ningún problema físico que cause ese comportamiento. No hay dudas de que se trata de la influencia directa del demonio".
No hay ningún problema físico que cause ese comportamiento. No hay dudas de que se trata de la influencia directa del demonio"
Para evitar la horca, Tituba inventó un relato en el tribunal: "He visto al diablo en el bosque. A veces toma la forma de un hombre muy alto de pelo negro, o de perro negro, o de cerdo, y he visto a un pájaro amarillo besar el dedo de otra bruja, y Betty, Abigail, Ann Putnam, Sarah Osborne, Sarah Good ¡están al servicio de Satanás! Y he visto el nombre de otros vecinos en el libro del Mal". Este libro, aseguró, se lo entregó un hombre misterioso. En él supuestamente figuraban “todos los nombres de las brujas de Salem”.
Tituba no se libró de ir prisión, pero solo estuvo un año recluida. Los que aparecieron en ese misterioso cuaderno no sufrieron la misma suerte. La anciana Sarah Osborne y la indigente Sarah Good fueron ahorcadas al no confesar su culpabilidad. Lo mismo le ocurrió a Martha Corey, acusada realmente por las envidias que suscitaba entre los vecinos. Su marido, Giles Corey, murió torturado en prisión.
He visto al diablo en el bosque. A veces toma la forma de un hombre muy alto de pelo negro, o de perro negro, o de cerdo"
Pero, más allá del ‘libro del mal’, más personas, muchas de ellas presentes en el mismo juicio, fueron acusadas sin ton ni son por el simple hecho de acusar a un culpable. Así, un aldeano acusó a una mujer de embrujar a sus bueyes y otro a una aldeana por aparecer en sus sueños y casarse tres veces. Otra de las escenas memorable del juicio es la acusación al marido de Tituba, John Indian, del que se explicó que preparaba un brebaje a base de harina de centeno y orina de bebé que hacía enloquecer a las niñas. Para comprobar si eso era cierto se llegó a dar esa mezcla a un perro, para comprobar cómo reaccionaba.
Con el tiempo, los magistrados acabaron admitiendo que los juicios de Salem estaban plagados de irregularidades. En 1703, el tribunal de Massachusetts rechazó casi todas las pruebas presentadas y Ann Putnam, una de las niñas supuestamente embrujadas, acabó disculpándose públicamente: "Lo hice engañada por Satanás".