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¿Por qué Pasolini eligió a un actor catalán para el personaje de Jesús?

EL RETO

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El actor catalán Enrique Irazoqui, en el centro, en una de las escenas de ‘El evangelio según san Mateo’ dirigida por Pasolini en 1964

El Osservatore Romano, diario oficial del Vaticano, calificó la película de Pier Paolo Pasolini El Evangelio según san Mateo (en versión original sin el “san”) como la mejor sobre Jesús rodada nunca. No es de extrañar que la muerte el pasado 16 de septiembre del actor que interpretó al personaje haya merecido en Cinemanía esa nota: “Es muy posible que Enrique Irazoqui sea el mejor Jesucristo de la historia del cine”.

Enrique Irazoqui (Barcelona, 1944), hijo de un psiquiatra vasco y una empresaria italiana, fue economista y profesor de literatura, pero su nombre quedará ligado a unas pocas incursiones en el mundo del cine y especialmente por la película de Pasolini.

El actor, fotografiado en Cadaqués, a donde se había ido a vivir, en el año 2011

Inma Sainz de Baranda

¿Y cómo se explica que sin ninguna experiencia de actor fuese escogido para hacer de Jesús? La leyenda –o no– dice que Pasolini tanteó sin éxito a Allen Ginsberg, Jack Kerouac, Evgueni Evtouchenko y Luis Goytisolo. Hasta que en 1964 se topó con Enrique Irazoqui y mientras este se presentaba el cineasta exclamó: “Ho trovato Gesù! ¡Gesù è a casa mia”!.

Irazoqui tenía 19 años, militaba en el PSUC y viajaba por Italia en busca de apoyos para el Sindicat Democràtic d’Estudiants. Un amigo de las juventudes del PCI lo llevó hasta Pasolini y el hechizo fue automático. Al cineasta le cautivó la expresión de autenticidad y sentido dramático del joven. Y poco después ya rodaban la película. Hace pocos meses Irazoqui explicó que volvió a ver a Pasolini en una visita que hizo a Barcelona en la que ambos cenaron con el filósofo Manuel Sacristán en un restaurante de las Ramblas.

La vida de Irazoqui dio muchas vueltas. Estudió literatura en Estados Unidos y allí se aficionó al ajedrez. En 2002 fue árbitro del torneo de ajedrez entre el campeón mundial Vladimir Kramnik y la computadora Deep Fritz, que acabó en empate. Los últimos años vivió en Cadaqués. Y más de uno habrá visto en animada charla en el Marítim al Jesús (de Pasolini) con el Casanova (de Albert Serra, que no era otro que Vicenç Altaió). Cosas del país de la tramontana.