No es Sant Jordi, pero sí un día para celebrar el libro y la rosa

La tradicional foto de ‘La Vanguardia’

Aunque este año no se ha celebrado la fiesta de ‘La Vanguardia’, sí se ha tomado la foto

Sant Jordi | Última hora de la diada, en directo

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De izquierda a derecha, Laia Aguilar, Mauricio Wiesenthal, Rafel Nadal, Javier Cercas, Sandro Rosell, David Castillo, Ildefonso Falcones, Eva Baltasar, John Carlin y Sergio Torres, frente al hotel Alma, en la calle Mallorca

Pedro Madueño

Si por una carrera, unas protestas o cualquier otra actividad cívica cortamos la calle, también lo podemos hacer por los libros”. Así lo razonaba el director adjunto Miquel Molina cuando alguien fruncía el ceño. Desde hace unos cuantos años, La Vanguardia celebra en el hotel Alma la fiesta de la víspera de Sant Jordi, el 22 de abril por la noche, que da el pistoletazo de salida del día del Libro y la Rosa. Este año, sin embargo, la pandemia no lo ha hecho posible, ni en abril, ni en julio. Pero la foto, otra tradición asentada, sí se hizo. Fallaron autores internacionales, es verdad, pero con los cracks del país hay de sobras.

Pero contando y recontado, salían 11. Un equipo de fútbol, sí, pero contraviene la normativa sanitaria. “¿Cómo lo arreglamos?”, pregunta el director, Jordi Juan, al ­coordinador del suplemento Cultura/s , Sergio Vila-Sanjuán, y a la redactora jefa de Cultura, Sílvia Colomé. Por suerte, estaban los hermanos Torres, los gemelos cocineros que se avinieron a ponerse uno solo en cada foto. “Javi, en el balcón. Yo, en la del medio de la calle, que yo soy más callejero”, contaba Sergio Torres, que refería que su restaurante, “como está en una nave industrial, está funcionando mejor que en la misma época del año pasado”. Así pues, no todo son malas noticias. Los hermanos Torres publican sus mejores recetas en el volumen A nuestro gusto (Libros de Vanguardia).

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Los autores Rafel Nadal, Eva Baltasar, Javier Torres, John Carlin, Mauricio Wiesenthal, Ildefonso Falcones, David Castillo, Laia Aguilar, Javier Cercas y Sandro Rosell lanzan confeti dorado para celebrar este día del Libro. Hubo cuatro escritoras que no pudieron venir: Almudena Grandes, Irene Solà, Lana Bastasic y Dolores Redondo

Pedro Madueño

También estaba John Carlin, el veterano corresponsal inglés, que publica en la misma editorial una recopilación de las mejores crónicas de su dilatada carrera: Sol y sangre , “del genocidio de Ruanda a la mansión Playboy”, titulaba el compañero Xavi Ayén . Y Mauricio Wiesenthal, que acaba de publicar Orient-Express . El tren de Europa , en Acantilado, un libro entre las memo­rias y el ensayo, que, como el mítico ferrocarril, recorre el Viejo Continente. También estaba su editora, Sandra Ollo, con una espectadora de excepción, Violeta, once meses y unos ojos enormes que no perdían detalle. Joaquín Ausejo, el director del hotel Alma, estaba pendiente de todo, mientras Wie­senthal recordaba que “el 23 de julio se celebra Santa Brígida, una religiosa sueca que escribió
libros místicos, por tanto, apropiada para celebrar también el día del Libro.”

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Preparativos de la foto en medio de la calle Mallorca

Xavier Cervera

Eva Baltasar, que ha encadenado dos éxitos de crítica y público, primero Permagel y ahora Boulder (Club Editor; en castellano en Random House), se miraba los preparativos desde el jardín del hotel y conversaba con Laia Aguilar , ganadora del premio Josep Pla con Pluja d’estels (Destino), de la que ya se prepara una versión para la gran pantalla. Con respecto al día del Libro, Aguilar cuenta que Planeta ha invitado a algunos escritores a ir a algunas librerías a firmar libros, aunque sin público, solo los ejemplares que estén encargados.

Por las conversaciones entre escritores, nadie cree que pueda ganar a Rafel Nadal, que hoy estará en siete librerías, dos en Girona por la mañana y cinco en Barcelona por la tarde. Firmará Mar d’estiu (Univers; en castellano Catedral), su crónica memorialística del Mediterráneo como cuna de la cultura. El escritor afirma que “hay que ayudar a las librerías, y más en estos momentos que lo están pasando mal”. Por eso el maratón de este 23 de julio no le da pereza: “Desde que salió el libro, voy a dos o tres librerías cada día”.

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El fotógrafo Pedro Madueño sacando la foto de la portada de La Vanguardia del 23 de julio

Xavier Cervera

La energía de Sandro Rosell se hace contagiosa, aunque confiesa que tiene ganas de que se acabe la promoción del libro para irse al Empordà y desconectar hasta septiembre. Publica Un fuerte abrazo ( Plaza & Janés / Rosa dels Vents), sobre los casi dos años de prisión preventiva que sufrió, y confiesa que si ha id a tantos actos ha sido por el padre Paulino, el cura de Soto del Real que dirige la Fundación Comedor Ave María, a la que van destinadas las ganancias del libro.

Javier Cercas bajó expresamente también del Empordà, de Verges, y volvía cuando acabara la foto: “Estoy mejor allí durante el confinamiento”. Cercas opina que el hecho de que no hayan venido los escritores extranjeros ha sido una de las razones por la se ha suspendido la fiesta preparada en el paseo de Gràcia. A pesar de que su libro, Terra Alta , es el premio Planeta de este año, hoy no firmará ejemplares. Ildefonso Falcones tampoco firmará El pintor de almas (Grijalbo / Rosa dels Vents), y regresaba a Sitges, donde opina que el confinamiento es menos duro de pasar que en Barcelona.

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David Castillo con su máscara antigás en el hotel Alma

Xavier Cervera

David Castillo, con su documentadísimo relato río El tango de Dien Bien Phu (Edicions 62/Edhasa), se presentó con una máscara antigás de la República Democrática Alemana: “Con esto voy más protegido”, bromeaba, mientras declaraba que colecciona objetos de la Europa del Este.

En el hotel estaba el Kun Agüero, el delantero central del Manchester City de Pep Guardiola, sin embargo, oh decepción, no había venido para ver cómo se montaba la foto de La Vanguardia; está en Barcelona por motivos médicos. Cortar la calle es la alegoría de esta fiesta, que hoy no se podrá celebrar a lo grande, pero si los lectores lo desean la pueden convertir en una gran fiesta. Solo hace falta que vayan a las librerías, a las de su barrio, y compren los libros como cualquier otro Sant Jordi.

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