A Georges Simenon, creador del comisario Maigret, sólo le interesaban dos cosas: los libros y el sexo. Por lo que se refiere a la literatura logró ser uno de los escritores más prolíficos en décadas. Su fecundidad artística generó 192 novelas publicadas con su nombre y otras 30 bajo 27 pseudónimos. Los tirajes de sus libros acumulan 550 millones de ejemplares.
En cuanto al sexo parece que fue obsesivo, práctico y nada selectivo. Casadas, solteras, burguesas, prostitutas, jóvenes y no tanto, bisexuales, había tiempo para todas. Se jactaba de haberse acostado con miles. “Sin ellas no podría escribir” llegó a decir; “sin eso” tal vez sería más correcto.
Georges Joseph Christian Simenon, escritor belga en lengua francesa, aterriza en el mundo con un primer misterio: nace el 13 de febrero de 1903 pero anotan 12, por superstición. Creció en un piso de Rue Léopold, en Lieja, hijo de un pasante de seguros y la décimotercera hija de una familia acomodada. Empezó a leer y escribir con tres años, pasó por los jesuitas y tuvo su primera experiencia sexual a los doce. A los 15 ya trabajaba en “La Gazette” de Liège buceando en los barrios marginales que inspirarían algunos de sus libros.
Escribe 800 columnas humorísticas bajo el seudónimo “Le Coq,” entre 1919 y 1922, año en que se instala en París con su esposa Tigy, Régine Renchon. Hoteles y pensiones lamentables pero también champagne y charme. A pesar de estar casado frecuenta otras mujeres y una de ellas lo eclipsa.
Un flechazo inmediato
La conoce una noche de octubre de 1925 en el teatro. Es una joven de San Luis, Missouri, que baila en “La Revue negre” y que apenas tiene 20 años. El flechazo es inmediato. Le fascina su piel y su modo de convertir el humor en arte. Se llama Joséphine Baker y la relación durará hasta 1927, un periodo desbordante para el escritor, a nivel sentimental y laboral.
La que sería la “Diosa del Ébano”, cantante, actriz, bailarina, la carismática Baker le vuelve loco. Regine mira hacia otro lado como haría el resto de su vida. Llega a facilitar mujeres a su esposo, que reclama relaciones sexuales varias veces al día, y añade la leyenda que en el despacho de Simenon se abre una puerta que comunica con una pequeña estancia para sus “transacciones sexuales”.
Vedette y espía, Joséphine Baker conquistó a París entero y Simenon huyó a La Rochelle para evitar su letal atracción. La más francesa de todas las americanas, titulaban los rotativos. La “Venus de bronce” que fascinó al escritor de la eterna pipa, fue la primera mujer afroamericana en protagonizar una película importante, “Zouzou”. Activista por los derechos civiles en EE.UU. y también amante de Colette, la mujer de la “Danse Sauvage” adoptó a doce huérfanos a los que denominó “la tribu del arco iris”.
En cuanto a Georges Simenon, todo lo que hizo lo resumió así: “Intenté interesarme por el hombre de la calle, comprenderlo de modo fraternal. Nada más”.