Dramatis personae

Dramatis personae

El negro, que aún tiñe togas y sotanas, siempre ha sido uno de los colores del poder. También es el de uno de los caballos del Apocalipsis. El caballero que lo monta representa el hambre, lleva una balanza y pone precios exorbitantes a los productos básicos. ¿Quién no recuerda a los hombres de negro? La negrura de la indumentaria de los enviados de la troika simbolizaba tanto la autoridad implacable del poder económico como sus consecuencias más temidas. Representaba el gran poder que otorga tener la llave del grifo del crédito cuando alguien lo necesita. El poder es la capacidad de que los demás hagan lo que uno quiere. Pero los demás no siempre quieren hacer lo que se les impone. Y cuando emisarios del FMI, el BCE y la Comisión Europea llegaban a un país asfixiado por la deuda y señalaban reformas estructurales requeridas les esperaban protestas airadas.

Nada que ver con el recibimiento de Greta Thunberg en la conferencia sobre el cambio climático. Si los hombres de negro personificaban el poder duro de la economía, Greta es el rostro adolescente de una nueva forma de poder blando que busca la aceptación de unas reformas por vías más amables y persuasivas. Las medidas que quería imponer el poder duro simbolizado por los hombres de negro eran recibidas con indignación. El poder blando simbolizado por Greta quiere lograr que las políticas que promueven quienes promueven la agenda verde no sólo sean percibidas como necesarias y urgentes, sino incluso reclamadas multitudinariamente. Hace unos días, en Madrid, decenas de miles de personas exigían la adopción de medidas como el aumento del impuesto sobre el carbono que hace un año hizo estallar en Francia el movimiento de los chalecos amarillos y que Macron tuvo que aparcar. Como decía Einstein, “los hechos son los hechos, la realidad es su percepción”.

Los politólogos denominan ‘astroturfing’ a esta técnica orientada a la producción artificial de movimientos

Es característico de las nuevas formas del poder blando que quienes lo ejercen apuesten por aumentar su capacidad de influir favoreciendo movimientos que actúan como pantalla y permiten que agendas que se promueven de arriba hacia bajo se perciban como respuestas a las exigencias de una multitud movilizada que se empoderaría reclamándolas tanto a los gobiernos que las rechazan como a los que las apoyan. Los politólogos denominan astroturfing esta técnica orientada a la producción artificial de movimientos aparentemente surgidos de manera espontánea desde la sociedad civil por medio de la comunicación horizontal. La denominación proviene de una marca de césped artificial que pretendía imitar el césped natural sin que se notara diferencia.

Según Joseph Nye, el poder blando se obtiene cuando, por medio de propaganda y persuasión, los otros ven las cosas como nosotros hasta el punto de considerar legítimas o, incluso, deseables nuestras pretensiones. En su variedad más efectiva, este poder logra que estos hipotéticos otros lleguen a tomar las pretensiones del poder a imponer por sus propias pretensiones. Esta variedad es, por razones obvias, el escenario más deseado por cualquier poder.

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