Christian Laval: “El neoliberalismo es hoy insoportable”
Ola de protestas en el mundo
El sociólogo francés ve un renacido deseo de cambiar la sociedad y la vida
El sociólogo francés Christian Laval (1953) ha pasado por el centro cultural El Born para revisar la sombra de la revolución rusa y sus mitos. Justo en el momento en el que de Chile a Irak, de Hong Kong a Líbano y Ecuador, hay levantamientos populares contra el gobierno.
El profesor de Nanterre ha escrito junto a Pierre Dardot libros como La nueva razón del mundo , sobre el actual orden neoliberal, o como Común –ambos publicados por Gedisa–, sobre los comunes, la palabra que articula los nuevos movimientos de resistencia al neoliberalismo en el siglo XXI. Y aunque recuerda divertido que se lleva 150 años enterrando al capitalismo, “es incontestable que el neoliberalismo está hoy en crisis”. Y no sólo eso. Cree que ha renacido un deseo de cambiar el mundo, la vida... y a nosotros mismos.
Las nuevas revoluciones
“El modelo de la revolución bolchevique se ha acabado, pero renacen formas de deseo de cambiar el mundo”
“Desde 1989, con la caída del muro de Berlín, pensamos –recuerda– que la revolución había sido abolida. Que una gran ciclo revolucionario iniciado con la Revolución Francesa se acababa. Muchos historiadores decían que se había acabado. También la historia. Pero se ve que no. Sigue habiendo luchas, insurrecciones y revueltas, el poder sigue ahí y sigue siendo contestado. Y estamos en un momento en el que el neoliberalismo se pone en cuestión en muchos lugares del mundo, y los políticos autoritarios también. En Francia los chalecos amarillos son un síntoma o una señal de esta revuelta general en el mundo. ¿Es la revolución? El modelo de la revolución bolchevique impuesto durante todo el siglo XX, gran referente de todos los movimientos revolucionarios, creo que se ha acabado definitivamente tras 1968. Pero no hay que confundir el fin del modelo bolchevique con el de la revolución. Por el contrario, el momento en el que vivimos es un despertar, un renacimiento de formas de deseo de cambiar la vida, el mundo, la sociedad y a nosotros mismos porque el neoliberalismo se ha convertido en totalmente insoportable, intolerable a causa de las desigualdades sociales hoy tan evidentes y por la crisis medioambiental ligada. Esto hace pensar que la juventud del mundo entero finalmente entra en revuelta”.
La chispa Macron
“El libro de campaña de Macron se tituló ‘Revolución’ y ha realizado políticas que la derecha no habría osado”
Estudioso de las ideas de Jeremy Bentham, creador del utilitarismo, Laval recuerda que con él nació el Homo economicus , que desde hace unas décadas se ha transformado en un hombre-empresa que está en innovación y desequilibrio perpetuo, obligado a superar su puntuación continuamente. “Bentham quería que todo fuera útil y formuló a final del XVIII el principio de la sociedad moderna: fundada sobre el cálculo de utilidad, sus individuos tienen como motivo de acción tan sólo el interés personal. Con el neoliberalismo, a mitad del siglo XX, este hombre de mercado se transforma de manera sutil en hombre-empresa”. El hombre-empresa, apunta, “es la representación antropológica del management, la contabilidad, el marketing. Es un inversor y en todo lo que hace debe pensar en la rentabilidad de sus estudios, salud, trabajo, vida sentimental y sexual. Eso ha tenido un efecto en el lenguaje. Gestionar es la palabra más usada de la lengua. Todo se gestiona. La empresa se convierte en la lógica general y, por tanto, la competencia es el modelo en el que nos debemos implicar. Todo individuo está atrapado en la red fina de esa competencia. Y no estamos bien, sino mal”.
Un movimiento de base
“Los ‘chalecos amarillos’ creen en la democracia local, muy lejos del centralismo de la extrema derecha”
Porque, razona, “todo el mundo está en competencia por todo y la gente acaba por sufrir. Además eso permite disminuir los medios: se les dan a los que más los merecen , a los otros, poco. Durante años la gente no ha dicho nada, ha acumulado sufrimiento, parecían pasivos, y en un momento dado ha surgido un movimiento de masas y los gobiernos están desestabilizados”. El sociólogo subraya que ya hemos tenido episodios revolucionarios a escala del mundo y hoy hay algo “que se parece, un contagio por todas partes. Y el movimiento entre diferentes partes del mundo se hace signos, entre Hong Kong y Barcelona hay ecos. Entre Chile y los chalecos amarillos hay referencias comunes”.
En su opinión, los chalecos amarillos franceses “se rebelan contra la situación social que viven, con frecuencia situaciones precarias y que se degradan. Es gente que habita en las periferias y son las primeras víctimas de la disminución de ayudas y la desaparición de servicios públicos. Lo nuevo es que han surgido a distancia de las organizaciones políticas y sindicales. Es un momento de crisis muy profunda de la representación política. De ahí la ambigüedad del movimiento, que ha desarrollado rasgos nacionalistas y canta La marsellesa , no La Internacional . Y ha inventado un nuevo símbolo, el chaleco amarillo , extraordinario, emblema de revuelta en el mundo”. Advierte de que es un movimiento muy heterogéneo, pero hay tentativas de concurrir a las municipales con listas ciudadanas. “Creen que la democracia local es un bien precioso. Y es que es un movimiento muy local: lo primero que hicieron fue ocupar rotondas cerca de los centros comerciales, miniplazas en vez de grandes plazas. Y reivindican referéndums locales, alejados de la ideología muy centralista de la extrema derecha”.
Las explosiones actuales
“En el modelo actual todo el mundo está en competencia por todo y se ha acumulado sufrimiento en silencio”
Para Laval, son una contestación a que “el sistema esté desconectado de sus vidas y prisionero de procesos globales”. Aún así, para que explotaran hacía falta que esos procesos se encarnaran en alguien. Y llegó Macron. “Representa el sistema y las fuerzas globales. Él jugó la carta regia y comenzó su reino diciendo que iba a ejercer un poder jupiterino. Hace falta ser francés y fanático del centralismo para decir algo así. Y lo dijo sin reír. Su electorado responde al fenómeno de la concentración de la riqueza en algunas ciudades globales. No le eligieron las periferias. Su golpe de genio fue conseguir fusionar dos electorados: las fracciones modernizadoras del centroderecha y el centroizquierda. Su libro de campaña electoral se llamaba Revolución . La prometió. Y ha hecho una política radical de derecha que la derecha no había osado. Sobre el mercado de trabajo, los impuestos, la enseñanza. Y tiene la idea de la nación startup. El mismo que habla de poder jupiterino. Arcaísmo y modernidad”.
Pero si es el neoliberalismo está en crisis, dice, también es muy plástico ,y además está el neoliberalismo autoritario a la Bolsonaro o la Trump, “que reciclan la cólera social transformándola en movimientos de demanda de más autoridad, de un jefe que dé soluciones”. En el otro polo, apunta, la socialdemocracia europea está a punto de desparecer por aplicar la política neoliberal. Y más a la izquierda, todo está por nacer: muchas fuerzas, señala, creen haber hallado en lo común una base doctrinal, pero hacen falta más experiencias para que se desarrolle. “El socialismo del XIX también necesitó tiempo. En 1820 estaban Saint-Simon, Proudhon, Fourier, pero el socialismo como doctrina y partido nació a final de siglo. Frente a nuevos problemas, inventar respuestas nuevas necesita tiempo y errores”, concluye.