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Irene Moray convence con su corto sobre la

Festival de Málaga

‘Suc de síndria’, con la actriz y cineasta Elena Martín como protagonista, pone el acento en la “sanación” y la recuperación de la vida sexual del personaje con ayuda de una pareja comprensiva que la respeta y la cuida

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Elena Martín y Max Grosse en 'Suc de síndria'

Distinto films

El cortometraje Suc de síndria , de la barcelonesa Irene Moray, no deja de escalar posiciones en el panorama cinematográfico de España y Europa. Después de presentarse en la última Berlinale y de ganar allí una candidatura a los próximos premios del cine europeo, la película acaba de triunfar en el Festival de Cortos de Medina del Campo, donde ha ganado el galardón especial del jurado y el de mejor actriz para Elena Martí por su interpretación de Bárbara en el papel protagonista. Ahora, el filme compite en la sección correspondiente del Festival de Málaga, donde ha tenido una buena acogida.

La cinta, de 23 minutos, relata los últimos pasos en el restablecimiento de Bárbara, dice la directora, después de haber sufrido una violación que desvela a sus amigos durante una salida al campo. El relato se centra en la recuperación de la normal vida sexual de la joven con su comprensivo compañero, Pol (Max Grosse), hasta que vuelve a ser capaz de alcanzar el clímax cuando está con él.

“Quería recrear un espacio de sanación en una situación natural de restablecimiento para una mujer en esta situación”, dice Moray al explicar la génesis del proyecto. La cineasta deseaba también “contar una historia de amor que, en ese contexto, se basara en el respeto, la compasión y la dedicación del otro”.

El relato está concebido asimismo como contrapunto a los que, con demasiada frecuencia a su juicio, se centran en el propio hecho de violaciones que “muchas veces los directores varones erotizan” para después retratar a una víctima estigmatizada que, se diría, no puede retomar su vida normal “y mucho menos volver a divertirse”: una visión que hemos tenido ocasión de ver en la realidad cuando la defensa de los miembros de La Manada presentó como prueba a su favor unas imágenes de la chica en una fiesta, días después de los hechos.

Al final de Suc de síndria, cuando Bárbara por fin alcanza el orgasmo, estalla en una risa que es llanto y alegría a partes iguales. La interpretación de Martín en esta escena es potente. Para ensayar esa y alguna otra secuencia sexual, la actriz se sometió a técnicas de respiración y relajación en las que Moray –terapeuta de Reiki además de realizadora– la ayudó a ponerse en situación “desde la emoción y las sensaciones, no desde el pensamiento”. Dio resultado.