Las redes sociales son plantaciones de egos. La penúltima locura viral es el reto de los diez años, que consiste en colgar un autorretrato de 2009 junto a uno actual. Busca el mismo piropo inducido que supere el tópico hipócrita del estás-igual y lo transforme en un estás-mejor. Puro redcisismo, neologismo que me acabo de inventar para denominar el narcicismo en la red. Más allá del ego, el ejercicio de fijar la mirada diez años atrás puede ser interesante. Podríamos compartir la cartelera 2009 de cine, teatro, exposiciones, conciertos... o la biblioteca de casa. Si nos va más Macondo que Marie Kondo y tener treinta libros nos parece una broma, podemos hacer el ejercicio de mirar el cuaderno de lecturas de hace diez años, a ver cómo resisten el paso del tiempo. En narrativa, Els jugadors de whist de Vicenç Pagès (Empúries), Olor de colònia de Sílvia Alcántara (1984) o Anatomía de un instante de Javier Cercas (Random House), pero también Una tempesta de Imma Monsó y La pinça birmana de Maria Jaén (La Magrana), A desaparicion da neve de Manuel Rivas (Alfaguara), La casa de gel del menorquín Joan Pons (Bromera), Puente de Alma de Julián Ríos (Galaxia Gutenberg), Mendel el de los libros de Stefan Zweig (El Acantilado) o dos ingleses tan alocados como Alan Bennett ( La dama de la furgoneta, Anagrama) y Tom Sharpe ( Els Grope, Anagrama). Entre las lecturas de no ficción de diez años atrás, topo con República TV de Francesc Canosa (Duxelm), Las plumas del marabú de Màrius Carol (La Esfera de los libros), La mort de Miquel Bauçà de Abel Cutillas (Fonoll), Siempre al oeste de Josep Maria Romero (Altaïr), Paraules en la corda fluixa de Jeús Tusón (TRIA), Famosos impostores de Bram Stoker (Melusina), un número especial de Trípodos dedicado a Huertas Clavería, Una tragèdia francesa, de Tzvetan Todorov (L’Avenç) y el monumental Elevación , elegancia y entusiasmo (Galaxia Gutenberg) que reúne los artículos y ensayos de Francisco Casavella de 1984 a 2008. Hallo también muchas notas de La familia Wittgenstein, de Alexander Waugh (Lumen). Gracias a este libro supe que el filósofo tenía un hermano pianista discapacitado que tocaba con una sola mano y me fue de perlas para introducirlo en la novela que escribía entonces.
Las traducciones tienen la virtud de actualizar textos mucho más antiguos. Hace diez años Manuel Forcano publicó la suya del Llibre de Meravelles de Marco Polo (Proa) y Pau Vidal aparcó los Camilleris para abordar El Gattopardo de Tomasi di Lampedusa (Proa) en catalán de 2009. Justo cuando Amsterdam recuperará la traducción que Sergi Pàmies hizo de Claus i Lucas de Agota Kristof, observo que hace diez años Empúries publicó Ahir, en traducción del que curiosamente hoy es su flamante editor, Jordi Rourera. La perla traductora de aquella añada fue El viatge vertical, traducción al catalán que Mercè Guitart Ribas hizo de El viaje vertical de Enrique Vila-Matas para la editorial ubicada en Madrid El Funambulista. Un verdadero 10 years challenge. ¿Qué leían hace diez años?