Cuando Mickey Mouse era Miguelín
El ratón más famoso del mundo
Fue ‘La Vanguardia’ la que trajo el ratón a España: de 1934 hasta la Guerra Civil publicó cada día la tira con los derechos en exclusiva
Historia visual: 90 años de Mickey Mouse
Mickey Mouse cruzó el Atlántico y llegó a las salas cinematográficas españolas más de un año y medio después de su estreno en Estados Unidos. Corría el año 1930 cuando solo dos distribuidoras ofrecían en España sus aventuras: Febrer y Blay SA, en Barcelona y Filmófono, en Madrid. Aún siendo ya el ratón más famoso del mundo, su reconocimiento quedaba limitado a los afortunados espectadores que accedían a las escasas salas de cine de la época.
Disney, consciente de esta limitación que se producía en muchas partes del mundo, ideó la creación de una tira cómica diaria protagonizada por Mickey y sus amigos, para llegar a un público mucho más amplio. Y, en España, de eso se encargó La Vanguardia aunque para ello tardó casi cuatro años.
“La revista ‘Mickey’ aún tardaría un año en aparecer en quioscos españoles y en recoger las historietas en cómic”
Durante los días previos a la publicación de la primera tira cómica, el diario barcelonés anunció a bombo y platillo la apuesta del rotativo por la exclusiva de esta “estrella de la cinematografía universal”.
Eso sí, la insistencia de la época en castellanizar todo lo que venía con sello anglosajón pasó factura a la identidad del roedor y la de sus compañeros.
La Vanguardia presentaba la llegada a España de “el ratón Miguelín y de la veleidosa Mimí, acompañados del fiel Tribilín”, en referencia a la pareja de Mickey, Minnie Mouse, y al perro Pluto respectivamente.
Según Jorge Fonte, uno de los mayores conocedores de la historia del ratón de Disney, “la revista Mickey aún tardaría un año en aparecer en quioscos españoles y en recoger las historietas del personaje estrella en forma de cómic”, con lo que la apuesta de La Vanguardia adoptaba un especial interés y se convertía en una garantía de éxito, especialmente teniendo en cuenta “la enorme popularidad que Mickey provocó en el público español” añade el autor de Todo empezó con un ratón. La Vanguardia publicó a diario e ininterrumpidamente las viñetas del ratón Mickey durante 28 meses y medio, justo hasta el día del alzamiento militar que desencadenó la Guerra Civil española, el 17 de julio de 1936. Fueron doce historietas completas con un número dispar de entregas cada una, más el capítulo titulado “Una misión peligrosa” que quedó interrumpido en el número 35 y sin poder publicarse el desenlace.
En América, Floyd Gottfredson, quien se encargó de la confección de las tiras cómicas por orden del mismo Walt Disney, llegó a dibujar tras 45 años de dedicación más de 15.000 entregas de Mickey Mouse para la prensa de medio mundo. Las viñetas formaron seriales que llegaron a durar varios meses, lo que permitía desarrollar historias mucho más largas y profundas que las que se ilustraban para el cine, que estaban supeditadas a los siete u ocho minutos de duración.
La inserción de estas tiras cómicas tomaron un interés especial en el propio periódico, ya que en la prensa de aquellos tiempos no era muy habitual reproducir gráficos ni demasiadas fotografías, salvo alguna ilustración que acompañaba los espacios publicitarios del momento.
Sólo dos distribuidoras ofrecían en España sus aventuras: Febrer y Blay SA, en Barcelona y Filmófono, en Madrid
En la primera mitad de los años 30, el nombre anglosajón de Mickey Mouse no debió convencer demasiado a los responsables de su penetración en la entonces República española. Quizás por eso, insistieron reiteradamente en reemplazar, en nuestro país, el nombre original del animal. Es precisamente en los artículos que La Vanguardia dedicaba al personaje animado donde observamos cómo se insistía en acompañar al nombre de Mickey Mouse con el apodo de quien fuera el ratón más conocido por todos los niños españoles: el ratoncito Pérez. Una decisión que el rotativo catalán atribuía en 1931 a una iniciativa de su concesionario español. Para Fonte, “no tenía mucho sentido llamar así a Mickey, porque la tradición española del ratoncito Pérez nada tenía que ver con Disney”. “Era una época en que intentaron acercar el personaje al público y lo hicieron con un nombre que resultaba muy familiar a todo el mundo”, añade.
Otros países optaron por adaptar con suavidad el nombre inglés a sus idiomas nacionales, así Mickey se llamó Miki Kuchi, en Japón; Michael Mus, en Grecia; Michele Topolino, en Italia; Miguel Rato, en Portugal o Michel Souris, en Francia.
Quizás por esta corriente, en 1934 el ratón pasara a llamarse Miguelín en España.
Se llame Pérez, Miguelín o Mickey, este entrañable ratón, que ha fascinado a numerosas generaciones de niños y niñas de todo el mundo, llega a nuestros días con 90 envidiables años. Nueve décadas de un personaje que ha vivido y sufrido de primera mano nuestra historia más reciente y que, aún así, no ha cesado en su principal y único cometido. Como él mismo reconocía en su presentación en La Vanguardia, “nadie ha hecho reír tanto a la gente menuda como yo”.