Kelly McGillis siempre tuvo claro que se dedicaría a la interpretación. Tras dejar los estudios cuando aún estaba en el instituto, se matriculó en la prestigiosa escuela de arte dramático Juilliard en Manhattan y luego pasó por el conservatorio de Santa Mónica, California.
Como la mayoría de los famosos que comenzaron a probar suerte en la industria, Kelly se ganaba la vida trabajando de camarera y entre casting y casting en 1983 tuvo su debut en el cine con la comedia Reuben, Reuben al lado de Tom Conti. De ahí dio el salto a la televisión hasta que le llegó su gran oportunidad con el drama romántico Único testigo (1985) junto a Harrison Ford.
En la película dirigida por Peter Weir encarnaba a una joven viuda de una comunidad amish cuyo hijo es testigo de un asesinato. Ford era el detective encargado de investigar el caso y de proteger a la madre y al niño. En la ficción, McGillis y el atractivo actor se enamoraban y dejaban para la posteridad una sensual escena en el granero bajo los acordes de la maravillosa Wonderful World, de Sam Cook.
Su trabajo como la inocente Rachel Lapp le reportó una nominación a los Globos de Oro como mejor actriz de reparto y su nombre empezó a sonar entre los productores más destacados de Hollywood. Precisamente fue el reputado Jerry Bruckheimer quien la fichó para su siguiente proyecto,Top Gun: ídolos del aire (1986), una cinta construida a mayor gloria del ejército americano que se convirtió en un éxito total de taquilla. Además, el tema principal del filme, Take my breath away, de Berlin, se alzó con el premio Oscar a la mejor canción original, el Globo de Oro en la misma categoría y se convirtió en todo un clásico de los ochenta.
A las órdenes de Tony Scott interpretó a Charlie, la atractiva instructora de vuelo que enamoraba al guaperas y rebelde Maverick al que daba vida un Tom Cruise con cazadora de cuero, gafas oscuras y unas ganas tremendas de conquistar el mundo a los mandos de un F-14. McGillis, cinco años mayor que Tom y ocho centímetros más alta que él, tuvo que actuar algo encorvada para no desentonar como pareja en el filme.
Este segundo éxito en su incipiente carrera la aupó en el top de las actrices más sexys y le brindó la oportunidad de meterse en la piel de la atormentada Madame de Tourvel de Las amistades peligrosas . Sin embargo, la todopoderosa crítica de cine Pauline Kael convenció al director Stephen Frears de que optara mejor por otra rubia emergente: Michelle Pfeiffer.
Tras aparecer con Timothy Hutton en la romántica fantasía Hecho en el cielo (1987), de Alan Rudolph, y acompañar a Jeff Daniels en la cinta de intriga La casa de Carroll Street, Kelly recibió una interesante y arriesgada propuesta basada en hechos reales, la de ser una joven que sufre una violación en grupo en un bar en Acusados (1988). Un papel que rechazó por un episodio traumático que le ocurrió a los 24 años.
Y es que en 1982 fue agredida sexualmente junto con una amiga por dos hombres que entraron armados con cuchillos en su casa, una situación que le dejó traumatizada durante largo tiempo y le sumió en una espiral de autodestrucción con drogas y alcohol de por medio. Finalmente, Jodie Foster se hizo con el papel de Sarah Tobias, con el que ganó el Oscar a la mejor actriz, y Kelly se reservó el de su abogada Katherine Murphy.
El de Murphy fue el tercer personaje más recordado en la filmografía de la intérprete estadounidense. Después del drama judicial de Jonathan Kaplan se puso bajo la batuta de Abel Ferrara en el thriller El cazador de gatos, con Peter Weller de coprotagonista. El rodaje supuso un auténtico infierno para Kelly. Se llevaba tan mal con el realizador y con Weller que en cuanto acabó la producción se marchó airada. “Si esto es lo que va a ser actuar, no lo haré. En el último día de rodaje, dije: ¿Has terminado conmigo? Sí, contestó. Entré en mi remolque, me afeité la cabeza, y dije: ¡Que te jodan!, nunca más quiero actuar”, declaró en una entrevista a Independent Woman.
Fue entonces cuando Kelly decidió apartarse paulatinamente de la industria del cine para refugiarse en algunos telefilmes y obras de teatro que se estrenaron sin pena ni gloria. En 1989 contrajo matrimonio con el millonario Fred Tillman. Montaron un negocio de restauración y tuvieron dos hijas: Kelsey y Sonora. La pareja se divorció en 2002 y en 2009 Kelly salió del armario haciendo pública su homosexualidad.
En 2009 salió del armario haciendo pública su homosexualidad
La noticia sorprendió al público, aunque en Hollywood su verdadera inclinación sexual era un secreto a voces. La prensa sensacionalista afirmó que había tenido varios encuentros amorosos con Madonna y Jodie Foster. Tras mantener una relación secreta con Melanie Leis, una de las trabajadoras del restaurante familiar, ambas pasaron por la vicaría en 2010. El amor solo se alargó dos años más y en 2012 se separaron.
Kelly habló abiertamente sobre su sexualidad y aseguró que empezó a sentirse atraída por las mujeres a los 12 años. También confesó que tuvo una adolescencia solitaria y acomplejada por sus problemas de peso.
En los últimos años la hemos podido ver en papeles secundarios en las cintas de terror Los huéspedes (2011) y Somos lo que somos (2013). Su último trabajo tras las cámaras ha sido en el thriller Maternal secrets (2017).
Hace dos años, el nombre de Kelly McGillis volvió a ocupar los titulares de la prensa sensacionalista tras ser atacada por una mujer perturbada en su casa. La actriz no resultó herida, pero se llevó un gran susto y solicitó licencia de armas para demostrar posteriormente en Facebook que si alguien osaba perturbar la tranquilidad de su hogar, tenía buena puntería.
No creo que haya algo más hermoso que una mujer que lleva su edad con gracia. Me encanta ver a una mujer con todas sus arrugas”
Otro de los temas sobre los que la actriz se ha sincerado en varias entrevistas es su escaso apego a la fama y su defensa a envejecer dignamente sin pasar por quirófano. Al respecto se ha pronunciado sobre la obsesión de muchas compañeras de profesión por estar siempre jóvenes y perfectas: “No creo que haya algo más hermoso que una mujer que lleva su edad con gracia. Me encanta ver a una mujer con todas sus arrugas. Es una vida que se ha vivido. Creo que las personas que parecen extrañas son las que tienen las caras hinchadas “. Lo cierto es que las imágenes que se han publicado de ella recientemente nada tienen que ver con el aspecto glamuroso de sus inicios en la profesión.
La actriz, que el próximo 9 de julio cumplirá 61 años, vive en Carolina del Norte apartada de los focos y ha estado colaborando en algunos centros de ayuda a drogadictos y alcohólicos, además de dar clases a aspirantes a actor. Entre sus próximos proyectos podría figurar la esperada secuela de Top Gun que llevará por título Top Gun: Maverick, de Joseph Kosinski.
El filme, que tiene previsto su estreno en 2019, solo cuenta de momento en el reparto con Tom Cruise y Val Kilmer, que recuperan sus papeles originales. ¿Volveremos a ver juntos de nuevo a Maverick y Charlotte? La respuesta está en el aire.