Si tenemos en cuenta que el 70% de nuestro territorio se encuentra en el océano, cualquier porción de tierra es cotizada. Eso sí, pocos saben que el océano Pacífico, el más grande de la Tierra, contiene mas 25.000 islas -más que todos los demás océanos del mundo juntos-, en un área de más de 165,7 millones de kilómetros cuadrados.
En medio de la nada, dos pequeños islotes que no suman entre ellos más de diez metros cuadrados. Se encuentran dentro del atolón Okinotori, a más de 1.600 km de Tokio y por el que el gobierno japonés se ha gastado la friolera de 600 millones de dólares (unos 554 millones de euros, al cambio).
A medio camino entre Taiwán y el territorio estadounidense de Guam existen estos dos islotes; dos rocas inhabitables que para China no valen nada, pero que para Japón son un auténtico tesoro. Es por ello que los nipones se han gastado una millonada en protegerlos.
El motivo, su importancia para Japón radica en que sirven como punto clave económico y estratégico entre las disputas por la actividad militar china en la región. Hace ya ocho años, el gobierno nipón gastó 92 millones de euros para reconstruir un puesto de observación en el enclave, un movimiento que reavivó una larga disputa sobre el territorio marítimo entre Tokio y Beijing.
China insiste que el lugar comprende rocas inhabitables y no deberían ser utilizadas por Japón para expandir su zona económica exclusiva
Si bien China nunca reclamó Okinotori, la decisión de Japón de dedicar sumas tan grandes al mantenimiento del atolón no es bienvenida en Beijing, ya que el área contiene ricas zonas de pesca, depósitos potencialmente enormes de petróleo y otros recursos energéticos, así como metales raros.
De ahí que su estatus como isla bajo el Derecho Internacional, que está en disputa entre China y otros países, le proporcionan a Japón una Zona Económica Exclusiva alrededor de las mismas de más de 430.000 km².
Por su parte, la convención de las Naciones Unidas sobre las leyes marítimas define una isla como “un área de tierra formada naturalmente, rodeada de agua, y que está sobre el agua durante la marea alta”. La convención también establece que “las rocas que no puedan sostener la habitabilidad humana o la vida económica por sí mismas no tendrán una zona económica exclusiva”.
Japón consigue su estatus de “isla” y gana la partida a China
¿Qué hizo Japón para conseguir el estatus de isla entonces? Desarrolló un plan para hacer de la zona islas artificiales con miles de toneladas de arena y cemento mientras ha tratado de evitar que los lechos de coral existentes desaparezcan debajo del océano.
Desde la década de 1980, Japón ha gastado más de 600 millones de dólares construyendo rompeolas de acero y cubiertas de cemento para evitar la erosión de los dos islotes que sobresalen del agua durante la marea baja.
No solo estos dos nuevos islotes, sino que también han creado un tercero, cubierto por una red de titanio para protegerlo de los escombros creados por las olas. Además, Japón construyó un observatorio de tres pisos, desde el que se realiza un seguimiento de los barcos en el área y recoge datos de la zona.