Ella Weston es una profesora que terminó física y mentalmente exhausta después de jornadas de hasta 16 horas de trabajo llenas de sacrificios personales.
Finalmente tomó la radical decisión de renunciar a su trabajo y ofrecer clases particulares. Gracias a ello ha conseguido duplicar sus ingresos y recuperar su bienestar personal.
“La docencia es una de las profesiones más agotadoras”
La joven británica de 26 años explica lo orgullosa que se siente de su decisión: “Literalmente, de la noche a la mañana decidí empezar a dar clases particulares y Dios mío, menuda libertad”, afirma en un vídeo que ha publicado en su canal de TikTok.
En su anterior trabajo como maestra ganaba cerca de 43.000 euros al año pero el estrés terminó dándole problemas de salud. Actualmente gana más de 90.000 euros al año impartiendo clases particulares con las que obtiene 400 euros por sesión.
Ante la falta de recursos y el bajo sueldo son muchas las docentes que están abandonando la enseñanza tradicional para emprender sus propio negocios, como dar clases particulares o las tutorías virtuales. Ahora Weston disfruta de su trabajo, mientras puede dedicar tiempo a sus necesidades y prioridades vitales: “El beneficio económico es estupendo pero, sinceramente, la libertad y flexibilidad que tengo ahora es mucho más valioso”, comentó.
Un estudio de LinkedIn reveló que la docencia es una de las profesiones más agotadoras. Las largas jornadas laborales, la gran carga de trabajo y la falta de recursos son algunos de los factores que contribuyen al desgaste de los profesionales. El agotamiento en la docencia, especialmente en maestras, es un problema cada vez más común. El estrés, la carga de trabajo, la falta de reconocimiento y las exigencias emocionales pueden llevar al burnout docente. La docencia es una vocación hermosa, pero también exige mucho. Cuidar a las maestras es clave para mejorar la educación y la sociedad.