Siempre se ha dicho que el juguete favorito de los niños marcará su infancia para siempre. Un objeto que normalmente suele ser el mismo para todos: coches de juguete, un peluche, un muñeco o incluso cartas Pokémon entre otros. Sin embargo, otros niños prefieren jugar desde muy pequeños con objetos de la vida adulta, aunque ni siquiera sepan cómo funcionan.
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Este fue el caso de Malick, un niño que pasaba el rato hojeando un libro viejo de su padre mientras todos los niños jugaban juntos a la pelota. Aunque el pequeño todavía no sabía leer ni escribir, poco a poco se fue familiarizando con el contenido de sus páginas: el universo, las estrellas y los planetas.
Mâcha Allahh !!! Un garçon de 12 ans crée un télescope artisanal, on a du talent et du génie ds nos établissement, appuyons les en les mettant ds de bonnes conditions d’études au lieu de leur donner des blouses pic.twitter.com/ivjJk7cKVo
— Assane Gueye (@AssaneZou) August 17, 2021
Gracias al libro y a su entusiasmo por el espacio, con solo ocho años Malick ya sabía identificar Sirio, Betelgeuse o Aldebarán. Con el tiempo sus ganas de aprender han ido cada vez a más, por eso mismo, este verano el joven se lanzó a construir su propio telescopio para poder observar mejor el universo desde su casa.
Unas gafas viejas de su padre miope, la lente de una cámara, papel, alambre, latas de refresco y una caña bastaron para que el joven de 12 años fabricara su propio telescopio en solo dos semanas y con un resultado excelente, tanto que el propio Malick aseguraba a El País que “cuando enfoqué al cielo nocturno y vi los detalles de la superficie de la Luna me pareció que podía tocarla con la mano”.
Su vida cambió cuando un obrero que trabajaba delante de su casa vio el telescopio casero y se interesó por él. El hombre compartió la historia en redes sociales y en pocos días Malick se convirtió en toda una celebridad. Incluso recibió la llamada del profesor Maram Kaire, presidente de la Asociación Senegalesa para la Promoción de la Astronomía, para ofrecerle un telescopio profesional a cambio de que él construyera el trípode.
El sueño de Malick es contemplar las estrellas
En solo una semana Malick ya tenía listo el trípode y el científico se apresuró en enviarle el nuevo telescopio. Sin embargo el niño no ha querido deshacerse de su telescopio casero y sigue usando y cuidando a ambos con el mismo cariño.
Ahora, su pasión sigue más viva que nunca y continúa aprendiendo cosas nuevas sobre las estrellas y el universo. Eso sí, el pequeño no tiene ningún interés en convertirse en astronauta, su sueño es poder contemplar las estrellas.
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