Actualización. La ministra de Defensa comunicó este viernes que un avión militar para repatriar a Álex García Galas saldrá por la tarde desde la base de Torrejón.
Las vacaciones en Tailandia de Alexander García Galas se están alargando como si de una pesadilla se tratara. Vino por doce días, pero mañana cumplirá dos meses. Contrató un viaje organizado y asequible, pero ahora su familia debe hacer frente a tarifas de hospitalización en Bangkok de 2.500 euros por noche -cirugías aparte- y no precisamente en una suite.
La Vanguardia encuentra a Álex en su cubículo de Curas Intensivas con expresión desencajada y la mirada perdida. Una imagen dolorosa que, combinada con los detalles de su calvario, bastaría para poner en pie a un país y acelerar su repatriación, a cualquier precio. Sin embargo, a su madre, Tere, le puede el pudor. "No, fotos de la cara no. Él se vio en una y le afectó mucho".
Sobre el posible envío de un avión del ejército desde España, Tere sabe "que lo están estudiando", pero asegura que "no hay nada, nada confirmado, si fuera mañana (viernes), lo sabríamos, pero nadie nos ha dicho nada".
Tere está acompañada por su nuera, Sayoa, cuñada de Álex. La esposa de este, Usoa Martínez, se encuentra en San Sebastián, al cuidado de sus dos niñas, de 5 y 8 años. El pasado 12 de abril embarcó en Bangkok, rumbo a París, con un par de horas de antelación respecto al vuelo previsto de la ambulancia aérea que debía transportar a Álex y por la que la familia había desembolsado "221.000 euros". Al aterrizar en París se enteró de que su marido nunca llegó a embarcar y que fue devuelto, en estado crítica, al hospital. La empresa, contratada por otro familiar desde Euskadi, se niega a reembolsar el importe del servicio no prestado, según la madre, diciendo que ellos cumplieron con su parte.
La familia ha perdido la cuenta de los gastos ocasionados por la pancreatitis aguda que asaltó a Álex cuando su viaje al norte de Tailandia -Chiang Rai y Chiang Mai- apenas había empezado y todavía quedaba lejos el salto a la isla de Phuket. Tuvo que ser ingresado directamente en la UCI en Chiang Mai. Al cabo de unas semanas, el médico aconsejó su repatriación y aunque logró tomar un vuelo regular de Chiang Mai a Bangkok, el capitán del vuelo que debía llevarlo a Munich -Tere cree recordar que con Lufthansa- le obligó a bajar del avión a causa de su estado.
Por indicación del mismo médico y sin que mediara consulta alguna, Álex fue ingresado en uno de los dos hospitales más caros de Bangkok. Al que acuden desde ejecutivos japoneses a varios embajadores de España, todos ellos, blindados con seguros a todo riesgo y en habitaciones muy distintas al cubículo que ocupa Álex. El seguro de este pronto superó el límite de cobertura de cien mil euros. "Desde entonces, todo sale de nuestro bolsillo", asegura Tere.
Tere reconoce que la colecta online para socorrer a su hijo (crowdfunding) ha recaudado ya más de cien mil euros, que serán dedicados a pagar facturas médicas. En ningún caso, dice, se arriesgarán a perderlos otra vez con una ambulancia aérea privada.
La familia García Galas, de Basauri, agradece la visita consular "de hace tres o cuatro días", que unida a la presión televisiva habría puesto en movimiento la rueda para sacar a Álex del infierno en que se encuentra, al límite de sus recursos, físicos y materiales. "Hasta ahora, nadie más se ha acercado a preguntarnos nada. Con el personal, nos comunicamos con google translate", explica Tere."Y Álex con nosotros tecleando en el móvil, aunque a veces se cansa a media palabra. Tiene trombos, inflamación de páncreas. Lo tiene muy difícil, pero mentalmente es muy fuerte", dice la madre, ella misma ejemplo de una entereza asombrosa.
Quiere, en cualquier caso, salir al paso de algunas cosas que ha visto en los medios."Álex no tenía ninguna molestia antes de salir de vacaciones ni fue a ningún médico", aclara.