En Navidad, la mesa adquiere su total protagonismo porque a su alrededor se reencuentra la familia para celebrar las cosas buenas que nos han ocurrido durante el año, disfrutar de platos que forman parte de nuestra memoria y de sobremesas en las que no falta la nostalgia. Josep Pla escribió que se trata de una comida esencialmente familiar y de mucha densidad sentimental. La decoración de la mesa es casi tan importante como los manjares que se ofrecen, porque contribuye a realzar unas fiestas que tiene una iconografía propia (coronas, abetos y belenes) que ambientan la recta final del año.
Es importante apostar por la fuerza del rojo y la luminosidad del dorado
Os presento dos propuestas de mesas pensadas para estas fechas en las que no falta la vitalidad y fuerza del rojo, ni la luminosidad y la excelencia del dorado, símbolo de la luz. En la primera imagen he utilizado una preciosa champanera como centro de mesa (de Luzio) con unas bayas de invierno, que proporcionan una explosión de rojos espectacular, que se consigue con este Ilex de Zinnia, que combina a la perfección con el dorado de las velas y la luz que emiten. El mantel negro ofrece un contraste sobrio, que resalta la escenografía gastronómica.
En la segunda mesa destaca el mantel que combina negros y rojos. Es una pieza adquirida en Gratacós, un establecimiento que embriaga con sus maravillosas telas. A destacar la ornamentación dorada, especialmente los árboles de Navidad de cristal adquiridos en Luzio, que he combinado con hortensias moradas. Las velas rojas proporcionan el toque final para recrear un ambiente festivo.
Felices Fiestas y felices mesas.