Aumenta el cultivo de frutas tropicales en España, pero con una amenaza: la falta de agua
Cambio climático
La subida de las temperaturas puede comprometer el cultivo de algunas variedades de frutales y zonas productivas en nuestro país donde la sequía es además preocupante
El olivar frente a la sequía
El cambio climático es una amenaza para el modo de vida de la especie humana y también de los animales. Los expertos prevén grandes migraciones como consecuencia de sequías e incluso guerras por el agua. Pero la cosa no se va a quedar ahí.
Hay otra consecuencia que, según la Agencia Europea de Medio Ambiente, se está produciendo ya y va a ir a más: los efectos en la agricultura. Y esto se concreta, por ejemplo, en el cultivo de frutas tropicales en España, algo inimaginable hace unas décadas.
“El calentamiento atmosférico ya ha alterado la duración de la estación de crecimiento en grandes partes de Europa”, aseguran desde la Agencia Europea de Medio Ambiente, quienes añaden que “las épocas de floración y cosecha de los cereales se adelantan ya varios días y es previsible que estos cambios sigan produciéndose en muchas regiones”.
Según los investigadores del Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales Alfredo Rodríguez, David Pérez López, Ana Centeno y Margarita Ruiz Ramos, “el aumento de temperaturas pronosticado para el futuro puede comprometer la viabilidad de algunas variedades de frutales y zonas productivas en nuestro país”. Es decir, que algunas especies de frutas se podrían tener que dejar de cultivar.
En 30 años las variedades de frutas que necesiten de más frío para su cultivo dejarán de ser productivas
Otras, en cambio, se van extendiendo, como las variedades tropicales y, según un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid y de la Universidad de Castilla La Mancha, seguirán siendo viables en un futuro próximo: “Los resultados muestran que en los próximos 30 años la viabilidad económica de algunas variedades en zonas con alta producción actual puede verse comprometida, aunque las variedades con bajos requerimientos de frío seguirían siendo viables”, aseguran los investigadores.
Cultivos tropicales que hasta hace poco solamente se producían en la costa granadina o en Málaga han llegado a Cádiz e incluso a Valencia. Se trata de frutas muy valoradas, como el mango, la papaya, la chirimoya, el caqui o el aguacate.
Ahora bien, la propia Asociación Española de Tropicales, patronal de los productores de estas variedades frutales, reconoce que esta expansión de sus cultivos, favorecida por el cambio climático, tiene una amenaza que puede ser un verdadero freno: la falta de agua. Es decir, que, si bien es verdad que las temperaturas aumentan y se asemejan a las de los trópicos, no lo hacen de la misma forma las lluvias. Requieren más agua de la que cae del cielo.
Según el máximo responsable de esta patronal, Domingo Medina, “hacen falta infraestructuras de emergencia para llevar el agua a una de las zonas productivas con mayor valor añadido del agro nacional”, en referencia a Andalucía, donde se producen ahora mismo casi todas las frutas tropicales de España, principalmente mangos y aguacates.
“Seguimos mirando con preocupación el estado actual de nuestras fincas y, sobre todo, la ausencia de respuesta institucional a las obras de emergencia comprometidas”, aseguran desde la entidad.
La preocupación está justificada. Este verano han muerto de sed centenares de árboles aguacateros de la Axarquía, comarca malagueña donde se producen la mayoría de los aguacates de España y toda Europa. No ha habido agua suficiente para las 7000 hectáreas de estos cultivos.
Ecologistas en Acción considera que no se debería haber permitido cultivar tantísimos aguacates y mangos en una zona tradicionalmente de secano, en la que antaño crecían olivos.
“Es algo impensable para nuestros antepasados, pero que tiene un alto precio: el hiperconsumo de agua y, con ello, el potencial colapso hídrico de la Axarquía”, asegura la organización en defensa del planeta en un estudio llamado La burbuja de los cultivos subtropicales y el colapso hídrico de la Axarquía.
Así pues, el cambio climático seguirá favoreciendo que crezcan frutas tropicales en España, pero se enfrentan a un reto: que haya suficiente agua para que puedan crecer.