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Los secretos para alargar la vida de los fresones

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Se pueden congelar y no hay que lavarlos hasta que se vayan a consumir

Los fresones son una fruta deliciosa pero muy delicada y no es raro encontrarlos en la nevera ya podridos apenas un par de días después de haberlos comprado.

Eso se debe a que son muy sensibles al hongo gris, que afecta ya a las plantas y que se extiende con facilidad a los frutos con el calor y la humedad. Además, los fresones son unas frutas que respiran con rapidez, por lo que liberan gas carbónico, que afecta a su aspecto y puede hacerlos incomestibles. De ahí que tengan que almacenarse en contenedores perforados para evitar la acumulación de esos gases, en los que suelen presentarse si no se venden sueltos.

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Son muy sensibles al calor, la humedad y el transporte, por lo que debería transcurrir el mínimo tiempo posible entre el momento de la recogida y el de su consumo y deben llevarse de un lugar a otro en camiones refrigerados.

La temperatura influye en la velocidad a la que respiran las plantas. Cuanto más alta es más se acelera su maduración. Por eso precisan un ambiente fresco.

Los fresones son muy sensibles al calor, la humedad y el transporte, por lo que debería transcurrir el mínimo tiempo posible entre el momento de la recogida y el de su consumo

Los de arriba siempre parecen buenos 

Dado que la mayoría de las veces se compran ya envasados, es difícil ver ya en la tienda si todos se encuentran en perfecto estado. Por eso, lo primero que hay que hacer, antes incluso de meterlos en la nevera, es comprobarlo.

Eva-Katalin / Getty

Si tienen alguna mancha o están muy blandos es señal de que están demasiado maduros o se han “quemado”. En ese caso pueden usarse para alguna elaboración si es en el día, pero no comerse naturales ni guardarlos.

Otro indicativo de su punto de maduración es que la superficie se hunda un poco al presionar con el dedo. Si éste prácticamente se mete en la fruta, es que está pasada y hay que desecharla.

El punto ideal es que tengan el exterior terso y brillante, de un rojo intenso, ni demasiado claro ni marronoso.

El punto ideal es que tengan el exterior terso y brillante, de un rojo intenso, ni demasiado claro ni marronoso

El olor que desprenden es también útil para intuir si van a estar buenos o no. Cuando están maduros son muy aromáticos y desprenden un agradable olor dulzón, que se vuelve amargo y terroso en los verdes.

No es recomendable comprarlos cuando tienen partes de ese color o blancas, señal de que están verdes y seguirán estándolo, porque los fresones son una de las frutas que no siguen el proceso de maduración una vez recolectados. Así que en casa se pudrirán antes de ponerse rojos y sabrosos.

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Si el olor que desprenden es mohoso es que están podridos y van directamente a la basura. También si se aprecia moho en alguno de ellos, aunque sea una pequeña mancha blanca, que es el color que se ve al inicio, o bien de un marrón oscuro. El fresón afectado no se debe aprovechar y también hay que cambiar el resto de envase si éste presenta algún resto mohoso.

No lavar antes de comer ... casi nunca

Una regla de oro según los expertos es que no deben lavarse hasta que se vayan a consumir, porque la humedad les sienta mal, ni tampoco quitarles el rabillo.

Si el olor que desprenden es mohoso es que están podridos y van directamente a la basura

Pero como toda norma tiene su excepción, hay quien recomienda sistemas para prolongar algo su vida desde que se compra hasta que se come sin que se vean afectados ni el gusto ni la calidad, y que requieren lavarlos previamente.

Si la idea es prepararlos el mismo día no hace falta meterlos en la nevera. Sí conviene hacerlo si se quieren conservar hasta 48 horas. En ese caso se pueden dejar en el envase en el que están, después de constatar que está convenientemente agujereado para dejarlas respirar.

Sisoje / Getty

Otra cosa que hay que comprobar es que ninguno de los fresones está enmohecido o reblandecido, y si se encuentra alguno en ese estado, tirarlo de inmediato porque si se deja, los otros también se estropearán. Y asegurarse de que la caja está bien limpia de moho.

La cosa se complica si lo que se pretende es que duren unos cuantos días, una semana, dos, o incluso meses. Cada lapsus de tiempo requerirá un sistema de preparación y almacenaje distinto.

Un método, que permitirá consumirlos hasta dos meses después de la compra, consiste en cortarles el tallo en redondo y meterlos en una bolsa de congelación

Hasta un año congelados

Empecemos por contentar a los que no se conforman con comerlos sólo en la temporada, que va de enero a junio, o como máximo julio, proponiendo un par de formas de congelarlos.

Un método, que permitirá consumirlos hasta dos meses después de la compra, consiste en cortarles el tallo en redondo y meterlos en una bolsa de congelación. Tal cual.

NelliSyr / Getty

Si la idea es que duren hasta la siguiente cosecha, es decir, hasta cerca de un año, hay que incorporarles azúcar. La proporción aconsejada es de unos 20 gramos para unos 250 de fresones, aunque dependerá del gusto de cada cual, y en todo caso convendría probarlos antes de ponerlos a congelar para no pasarse ni quedarse cortos.

El primer paso será lavarlos bajo el grifo, el segundo, cortarlos por la mitad y quitarles el rabillo; a continuación se meten en un bol para mezclarlos con el azúcar, con delicadeza para no chafarlos ni romperlos. Por último escurrir para que no quede nada de agua y meterlos en una fiambrera con tapa.

Se puede comer tal cual una vez descongelados, pero también es la mejor forma de mantenerlos para hacer con ellos pasteles y otros postres

Aparte de que se pueden comer tal cual una vez descongelados, también es la mejor forma de mantenerlos para hacer luego pasteles y otros postres a base de fresones.

Vinagre para combatir las bacterias

Si se puede resistir el deseo de comerlos hasta que la primavera los devuelva al mercado, hay otros sistemas para alargarles un poco la vida más allá del par de días después de haberlos comprado.

MariuszBlach / Getty

La solución es el vinagre, que tiene la propiedad de destruir bacterias perjudiciales para las frutas, y especialmente fresas, fresones y bayas, en cuestión de horas.

Hay que mezclar una proporción de un cuarto de vaso de vinagre por uno y medio de agua en la cantidad suficiente para que todos los fresones queden completamente cubiertos y dejarlos durante unos cinco minutos.

Para combatir las bacterias lo mejor es mezclar una proporción de un cuarto de vaso de vinagre por uno y medio de agua

A continuación se escurren, se colocan sobre papel de cocina para secarlos bien y se meten en un contenedor con tapa que también se habrá recubierto con papel absorbente. Finalmente, se pega una etiqueta con la fecha para saber cuándo termina el plazo de dos semanas.

Cuando sólo quieren conservarse siete u ocho días, lo mejor es ponerlos sin lavar (se hace justo antes de comerlos) y sin el tallo en un contenedor hermético en cuyo fondo se coloca papel absorbente. Es importante poner sólo una capa de fresones para asegurarse de que se mantienen frescos y con buen aspecto.