El peligro de los tóxicos que se esconden en tu cocina
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Por qué debes tener cuidado con estos productos o utensilios
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Cada vez existe más conciencia de lo importante que es comer sano. Pero se nos escapa que en la preparación de los alimentos y en la higiene del hogar utilizamos utensilios y productos que pueden convertir nuestros alimentos en tóxicos muy perjudiciales para la salud.
Así, todo el cuidado que ponemos en cocinar verduras al vapor o comer carnes desprovistas de grasas, en buscar el equilibrio de nutrientes y comprar productos de temporada y poco procesados, no sirve de nada si los cocinamos en teflón, aluminio, los calentamos en fiambreras de plástico o cacharros de melamina.
Estos son algunos de los productos y utensilios que deberíamos evitar o tratar con mucho cuidado y siguiendo estrictamente el consejo de los entendidos.
Aluminio
Cuando se trata del papel para envolver alimentos, que hace más de cien años que se utiliza, no tiene por qué ser peligroso. Otra cosa es cuando las partículas de aluminio, que pueden desprenderse de éste si se usa para cocinar, o de los cacharros de cocción pasan a los alimentos.
Los expertos creen que si ese aluminio se acumula en el cuerpo, porque no se elimina con la orina y las heces, afecta al sistema nervioso, los riñones y los huesos.
Es especialmente dañino cuando el aluminio se utiliza en la cocción de alimentos ácidos, como el tomate, vinagre o limón, porque el calor provoca que se desprendan muchas partículas de aluminio.
Amoníaco
Es un excelente limpiador presente en numerosos productos de higiene para el hogar, pero al mismo tiempo presenta una alta toxicidad. No debe usarse nunca en lugares cerrados, porque si se inhala el vapor que produce, puede causar corrosión en pulmones, ojos y piel, y llegar a extremos graves, como ceguera y problemas respiratorios.
Hay que tener especial cuidado de no mezclarlo nunca con lejía, porque es letal.
Antiadherentes
Son perfectos para que los alimentos no se peguen, especialmente las tortillas tan populares en nuestra gastronomía. Pero requieren muchos cuidados porque c uando se calientan mucho o se rayan desprenden sustancias tóxicas que pueden acabar en la comida.
El problema no reside tanto en el Teflón, que es la marca registrada del polímero sintético politetrafluoretileno, sino en una sustancia conocida como PFOA (ácido orgánico fluorado) que fija el acabado antiadherente y que se desprende al subir mucho las temperaturas.
De hecho, está prohibido por la Unión Europea desde 2017, y aunque con una moratoria hasta 2020, algunos fabricantes han empezado a eliminarlos y especifican en sus utensilios que no contienen ese componente.
Aunque asimismo, y reconocido por la marca fabricante, el Teflón tampoco es muy seguro cuando el cacharro que lo contiene se calienta a unos 340 grados centígrados, temperatura poco frecuente en las elaboraciones culinarias normales.
En todo casohay que desecharlos cuando la superficie presenta imperfecciones o ralladuras.
Fiambreras de plástico
No pasa nada cuando se utilizan para conservar alimentos. Otra cosa es meterlos en el microondas para calentarlos. Tienen el riesgo potencial de que desprendan sustancias como los ftalatos o bisfenol-A (BPA), sobre todo cuando la comida es grasa. Son dos químicos que interfieren en el sistema endocrino, es decir que afectan la producción de estrógenos y testosterona.
Pueden afectar también al desarrollo del cerebro y el sistema reproductor en fetos en gestación.
Cuanto más tiempo se mantiene en el interior el alimento una vez calentado y cuanto más alta es la temperatura, peor. Hay que sustituir esos contenedores por los de cerámica o cristal del que puede ir al horno. Y evitar meterlos en el lavavajillas; es mejor lavarlos a mano.
No son los únicos plásticos poco seguros, ya que el BPA se ha sustituido por otros químicos igualmente insanos. Hay que evitar asimismo utensilios de plástico como espátulas o cuchillos. Y nunca usar bolsas de plástico para cocinar.
Geles lavavajillas
Contienen ftalato, cuyos efectos ante una baja exposición no están calibrados. Pero sí existen estudios de laboratorio con animales que indican que algunos tipos afectan al sistema reproductivo, por lo que hay que ser precavidos y buscar alternativas libres de esa sustancia.
Lejía
Es un desinfectante de lo más común, pero también una sustancia peligrosa, que puede provocar irritación cutánea, problemas respiratorios e incluso la muerte.
Hay estudios, como el publicado en el diario Medicina Ocupacional y Medioambiental en que los investigadores trataban de relacionar los niveles de “exposición pasiva” de escolares de varios países europeos con el impacto negativa en la salud de los niños.
La muestra era de 9.000 escolares de distintos países, entre ellos España, donde trabajaron con 18 escuelas barcelonesas. El estudio desveló que aquí el 72% de los padres entrevistados usaban lejía en casa, frente a un 7% de finlandeses, por ejemplo. Y también había una diferencia sustancial porque en las escuelas españolas limpiaban con lejía y en las finlandesas no.
Esto tenía su impacto en las enfermedades que sufrían escolares de uno y otro país. El riesgo de contraer la gripe aumentaba un 20% entre los escolares barceloneses respecto a los nórdicos; la infección de garganta, un 35%; y el de padecer cualquier otra infección era un 18% superior aquí.
Limpia hornos
Muchos de éstos y los limpiadores en seco contienen hidróxido de sodio, más conocido como sosa cáustica, una sustancia corrosiva que provoca quemaduras graves en contacto con la piel o los ojos.
Inhalado, afecta a la garganta y la irritación permanece varios días. Tanto en el caso de los limpiadores de horno como los de limpieza en seco hay que leer atentamente las instrucciones.
Es preceptivo u sarlos siempre con guantes y preferiblemente con mascarilla, además de hacerlo en un lugar ventilado. Si es preciso poniendo en marcha algún ventilador o la campana extractora.
Limpiadores antibacterianos
La FDA estadounidense advierte de que no existen pruebas suficientes para determinar que estos productos son más eficientes a la hora de prevenir enfermedades que lavarse con agua y jabón.
Los que contienen triclosán y triclocarbán pueden tener efectos adversos a largo plazo y provocar el desarrollo de bacterias resistentes a los antibióticos.
Otros componentes presentes en esos limpiadores son sospechosos de provocar dermatitis.
Limpiadores multiusos
Muy útiles porque un solo producto basta para muchos materiales. El pero es que suelen contener 2-butoxietanol, un disolvente capaz de producir daños en la piel y la garganta (cuando se inhala) y problemas graves en hígado y riñones si se está muy expuesto.
La cosa no mejora si en lugar de éste los limpiadores incluyen amoniaco, percloretileno o hidróxido de sodio, todos ellos dañinos.
Limpiadores naturales
El problema que tienen, según los expertos, es que no se han estudiado lo suficiente para saber la potencial toxicidad de sus componentes.
Incluso los procedentes de extractos de plantas tienen componentes secundarios que no han sido estudiados a fondo y por eso se desconocen sus posibles efectos.
Quemadores de gas
Es imprescindible seguir las normas de ventilación de las cocinas, especialmente cuando se usa el gas. Los quemadores emiten dióxido y monóxido de carbono y fomaldehído, todos ellos tóxicos si se inhalan.
También se cree que traspasan más elementos químicos a la comida que cuando se guisa en el horno o en placa eléctrica.
Silicona
Une higiene, estética y practicidad. Pero no es tan segura como parece, a menos que se use la de primera calidad. Se ha demostrado que pueden emitir sustancias químicas tóxicas cuando se calienta mucho o se congela.
Tablas de cortar de plástico
Son un básico en la cocina que puede representar problemas de higiene. Los cortes del cuchillo, si son profundos, causan fisuras en las que se acumulan bacterias susceptibles de afectar a los alimentos que se cortan. Se evita en parte lavándolos en el lavavajillas o muy a fondo si se hace a mano. Aunque cuando las hendiduras son muy profundas, mejor tirarlos a la basura.