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¿Por qué lo llamas ‘bikini’ cuando quieres decir ‘mixto’?

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El nombre de este sándwich de dos piezas tiene una historia detrás

Se sorprenden los catalanes cuando les miran con expresión rara al pedir un “bikini” en cualquier bar o cafetería fuera de la comunidad. Si se explayan un poco explicando de qué se trata, un bocadillo de pan de molde con jamón de York y queso pasado por la plancha, el camarero llegará a la conclusión de que le están pidiendo un “mixto”.

La historia de por qué se llama como el bañador femenino de dos piezas no es, como cabría suponer, porque esté compuesto de dos elementos, el queso y el jamón, o porque a menudo se sirva cortado en dos triángulos. Su nombre procede de una sala de baile barcelonesa llamada Bikini.

Bocadillos y mini golf

La Sala Bikini en el año 1954

Archivo La Vanguardia

Abierta en la Diagonal en 1953, una de sus peculiaridades era que tenía una zona al aire libre, con minigolf incorporado, y otra que servían el bocadillo de la casa, un copia sui generis del francés croque-monsieur. El local y su bocadillo se hicieron tan populares en la ciudad que la gente empezó a pedir “un bikini” en todos los bares de Barcelona y, con el tiempo, de Catalunya.

También el nombre de mixto tiene su historia, y aunque no pueda defenderse con tanta certeza, parece que procede de Cuba. Llegó con los estadounidenses que visitaban la isla en la primera década del siglo XX y, frío o caliente, se conocía como un mixto o un cubano. De ahí saltaría a España en los años 50.

En la Sala Bikini antiguamente se servía el bocadillo de la casa, una copia ‘sui generis’ del francés ‘croque-monsieur’

El toque francés

¿Dónde está pues el origen? Cuenta la historia que fue el primer bocadillo que se sirvió en los campos de béisbol de Nueva York ya a finales del siglo XIX, concretamente hacia 1894, quince años antes de que se impusiera la moda aún vigente de los perritos calientes.

A Europa parece que un bocadillo caliente de jamón york y queso llegó a Francia, donde ya en 1910 aparecía en la carta de un café del Boulevard des Capucines, aunque renovado con un toque gourmet y bautizado como croque-monsieur (señor crujiente).

Croque -monsier

phatisakolpap / Getty

Se distingue del español porque se recubre con bechamel antes de dorarlo al horno. Y en la variante croque-madame se le pone un huevo al plato encima.

La bomba calórica portuguesa

Otra variante con historia es la francesinha, imprescindible en Oporto.Resulta obvio por su nombre que el contundente sandwich es un derivado, con un aporte calórico extra, del francés.

Los portugueses no se conforman con el jamón y el queso que, fundido, recubre todo el pan por fuera, sino que añaden otros embutidos propios y también rosbif de ternera o de cerdo (admite muchas variantes). Y por si fuera poco, lo sirven con una salsa de tomate, cerveza y pimienta y acompañado de patatas fritas.

“Los portugueses no se conforman con poner sólo jamón y queso fundido y le añaden otros embutidos propios”