La focaccia es el bocadillo del momento y le está ganando terreno a su parienta, la pizza. Solo hay que fijarse en la cantidad de locales que proliferan sobre todo en las grandes urbes y que se especializan en la elaboración de este panino esponjoso, e incluso pizzerías y otros comercios que lo añaden a sus cartas, para percatarse de la popularidad que está ganando.
La última en sumarse a la tendencia ha sido La Balmesina, considerada de las mejores pizzerías de la ciudad –y del país–, con la apertura de un nuevo local en la Barceloneta dedicado exclusivamente al bocadillo italiano. En su local matriz, en plena calle Balmes, trabajan desde sus inicios con masa madre y largas fermentaciones (que alcanzan las 100 horas) y sus pizzas les han valido varios reconocimientos. La Balmesina abrió en el 2016 y tiempo después vino Gina Balmesina, misma pizzería pero con un concepto algo más casual y con un aire de bar de vinos, y hace poco se instalaron en el Maremagnum de la mano del Time Out Market que ocupa la primera planta.
Una focaccia romana que acompañan con buen producto de pequeños productores
Cerca de ahí han abierto ahora Focacceria Balmesina (calle Maquinista, 13), para trasladar a la focaccia su manera de trabajar con la pizza. Un pequeño local con una cocina abierta desde la que despachan los bocadillos, una barra que sirve de expositor para el buen producto con el que trabajan y una mesa comunitaria al estilo de los locales de street food. Preparan una clásica focaccia romana –la receta original ha sufrido muchas mutaciones a lo largo del tiempo y existen la salentina, la baremo, la sarda, la calabrese, la barese, la palermitana o la sachiacciata toscana–, que elaboran en el obrador de la pizzería con las mismas harinas ecológicas de sus pizzas, antes de traerla a la Barceloneta y rellenarla con distintos ingredientes.
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La masa la preparan en el obrador de La Balmesina
La esencia recae en cuidar bien el producto: verduras de temporada compradas en el mercado de la Barceloneta –suculenta la de alcachofas confitadas que tienen ahora–, porchetta casera elaborada con carne de Cal Rovira, embutidos y quesos italianos que se importan de pequeños productos ubicados en Lessinia, en Verona...
La oferta se complementa con vinos naturales, cervezas artesanas y refrescos caseros como limonada o té helado.