Empanadas, un caso de éxito en la comida para llevar
Opinión
Al cocerse la masa con el relleno en el interior, permiten una mejor conservación
La receta de panettone casero para disfrutar del postre italiano navideño
Trabajo en un centro que tiene entre sus objetivos prioritarios promocionar la cocina casera como garantía de una alimentación sana, sostenible y placentera. Pero, precisamente porque el Laboratorio de la Alimentación Responsable en el que trabajo mantiene un Observatorio de Tendencias, soy consciente de que la praxis culinaria doméstica está en crisis.
La estadística revela que en los hogares españoles cada día pasamos menos tiempo en la cocina, e intuyo que en Latinoamérica ocurre tres cuartas partes de lo mismo. Puesto que biológicamente los seres humanos necesitamos comer alimentos cocinados, si ya no nos los preparamos nosotros alguien lo tendrá que hacer.
“La estadística revela que en los hogares españoles cada día pasamos menos tiempo en la cocina”
Cada vez más recurrimos a la industria alimentaria y los diferentes formatos de restauración, pero en los últimos tiempos también los platos preparados y la comida a domicilio han experimentado un crecimiento espectacular. Por eso es tan importante aliar nuestra innovación con todos estos nuevos agentes que nos cocinan, para que los alimentos que preparen se parezcan cuanto más mejor a los que nos preparaban aquellas que cocinaban para nosotros porque nos querían. Nuestra salud, la del planeta, el patrimonio tradicional, la biodiversidad local, la competitividad del propio sector agroalimentario y el derecho básico a la honesta voluptuosidad de cada uno están en juego.
Las estadísticas de la comida a domicilio revelan que encargamos sobre todo comida china, japonesa, italiana y estadounidense. Estas cuatro nacionalidades copan casi el 90% de una demanda que no para de crecer. De lo que parecería una evidente substitución cultural y de donde están los representantes de lo que entendemos como nuestras cocinas, que por definición son lo solíamos comer hasta ahora, deberemos hablar otro día. O, en general de cómo, más allá de la siempre deseable y enriquecedora presencia de buenos representantes de otras culturas alimentarias, se han desarrollado estándares culinarios representativos de algunos países que están consiguiendo globalizarse substituyendo en gran parte las tradiciones culinarias locales y homogeneizando el consumo mundial. Y de si esto no acabará suponiendo un empobrecimiento de la maravillosa riqueza que representa la diversidad de las cocinas del mundo ligadas a cada lugar, paisaje y cultura.
“Las estadísticas de la comida a domicilio revelan que encargamos sobre todo comida china, japonesa, italiana y estadounidense. Estas cuatro nacionalidades copan casi el 90% de una demanda que no para de crecer”
No, ya lo sé, el tema no es menor. Y tampoco es fácil saber hasta qué punto se pueden desarrollar estrategias coordinadas de impacto para defenderse, si es que ello hace falta, sin ser reaccionarios o impedir el mestizaje y la innovación que han funcionado siempre como motores de la evolución culinaria. Lo cierto es que todo el mundo quiere vender productos alimentarios porque son los únicos que necesitamos consumir varias veces al día. Y que el hecho de que escojamos uno u otro tipo de cocina determinará qué productos básicos y transformados comeremos, es decir, a que productores favoreceremos.
Acabemos recordando una forma de comida para llevar que es más vieja que Matusalén. Las empanadas. De hecho, una de las primeras recetas que se conservan explica cómo hacer una especie de empanada rellena de pichones y está escrita en caracteres cuneiformes en unas tabletas babilonias de hace casi 4.000 años que estudió el famoso historiador francés Jean Bottéro.
“Una de las primeras recetas que se conservan explica cómo hacer una especie de empanada, de hace casi 4.000 años”
Mucho más modestamente, cuando hace tiempo investigué las actas de los interrogatorios de la Inquisición contra los herejes cátaros para mis libros sobre lo que comían estos seguidores de la tan perseguida creencia medieval, encontré también empanadas, como las de lubina que se prepararon en Sant Mateu, Baix Maestrat, para una cena con el famoso Guillaume Bélibaste, el último “perfecto” cátaro.
Característica diferencial de las empanadas es que, al cocerse la masa con el relleno en el interior, permiten una mejor conservación. Fueron un poco conservas avant la lettre muy recurridas por viajeros y campesinos de diferentes culturas que nos las han transmitido como herencia, desde Valencia, Mallorca, Galicia, los condados ingleses, o las distintas regiones de Iberoamérica. Así pues, las empanadas siempre han sido comida para llevar.
“Característica diferencial de las empanadas es que, al cocerse la masa con el relleno en el interior, permiten una mejor conservación”
Recordándolo, he encargado unas cuantas en Kuk, www.kukcomidas.com que recomiendo a los que estén por Barcelona por buenas, artesanas, baratas y recién hechas con una masa fresca extremadamente fina que envuelve los diferentes rellenos, consiguiendo un resultado apetecible a la vez que ligero.