Nuestra piel y nuestro cabello dicen mucho más de nosotros de lo que creemos. Así lo señala una investigación realizada por científicos de la Universidad de Utah y publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, que indica que el cabello contiene un registro de la dieta y que, por tanto, revela de forma clara lo que comemos, cosa que supone también un indicador del estatus socioeconómico. Otra investigación, en este caso realizada por científicos de la Universidad de Harvard, concluye que, efectivamente, el estrés puede influir en el crecimiento del cabello, puesto que la producción de hormonas como el cortisol se relacionan con la regulación de las células madre del folículo piloso.
Una piel sana y cuidada también es, por su parte, un signo de buena salud, así como de un estilo de vida y una nutrición correctas. Según el dermatólogo Miguel Aizpun, de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), “la piel exige una atención permanente a lo largo de la vida y en función de las características de cada estación y de la evolución del propio individuo”. El experto recuerda que, “en la madurez, la piel sufre agresiones incentivadas por la actividad laboral, tales como el estrés o la falta de sueño, sin contar con la influencia negativa de vicios como el tabaco, el alcohol o las drogas”.
La piel exige una atención permanente a lo largo de la vida y en función de las características de cada estación y de la evolución del propio individuo
Los efectos del sol también son, en ocasiones, devastadores para nuestra piel y cabello. Una investigación realizada por científicos de la Universidad de Santiago de Cuba señala que “las radiaciones solares ejercen a mediano o largo plazo efectos perjudiciales sobre cualquier tipo de piel, de modo que existe una clara relación entre las radiaciones ultravioletas y el cáncer de piel; pero es bueno saber que puede preverse si se incrementa la educación dirigida a la población sobre dichos efectos y si se lleva a cabo una pesquisa activa que permita la detección, en las áreas de salud, de personas con este tipo de cáncer”. Las perspectivas, sin embargo, son esperanzadoras: investigadores de la Facultad de Farmacia de la Universidad Estatal de Oregón están desarrollando una vacuna capaz de estimular la producción de proteínas para la red antioxidante de la piel, un avance significativo que podría acabar con el cáncer de piel.
Aparte de las consecuencias que puede tener para la salud el exceso de sol, este también afecta a la apariencia y textura de nuestra piel y nuestro cabello. “La exposición al sol de una forma descuidada provoca deshidratación y pérdida de elasticidad, que se transforma en una piel arrugada, mustia y áspera, en resumen, una piel envejecida y poco atractiva. También debemos recordar que con el paso de los años la capacidad de recuperación de la piel disminuye, por lo que debemos ser cada vez más cuidadosos”, explica Lola Sopeña, CEO de Clínicas Lola Sopeña.
La exposición al sol de una forma descuidada provoca deshidratación y pérdida de elasticidad en la piel
Además de la exposición a los rayos ultravioletas, el verano también es sinónimo de lavar el cabello a diario (y en muchos casos también secarlo con secador y utilizar planchas), sumergirlo con frecuencia en el mar, llevarlo más recogido de la cuenta y, en definitiva, someterlo a una serie de rutinas inexistentes durante el resto del año y que influyen decisivamente en su aspecto. En el caso de la piel, la exposición al sol no solo tiende a resecarla, sino que puede dar lugar a la aparición de manchas y arrugas. “Las manchas y los problemas de pigmentación son otro de los grandes problemas estéticos que provoca el exceso de sol”, continúa Sopeña.
Para prevenir en la medida de lo posible los efectos del sol tanto en la salud como en el aspecto de nuestra piel y cabello, la experta insiste en la necesidad de una buena hidratación. “La hidratación y la nutrición es una rutina que debemos aplicarnos durante todo el año, pero después del estrés al que hemos sometido a la piel y el cabello reforzarlo con tratamientos de potentes mascarillas en el caso del pelo o cócteles vitamínicos en el caso de la piel nos ayudará a recuperar el equilibrio perdido”. En cuanto a la dieta, esta es fundamental para mantener en buen estado la piel y el cabello. Estos son algunos de los alimentos que debemos incluir en la dieta para protegerlos del sol:
Pepino
“Una dieta basada en frutas y verduras con alto contenido en agua nos ayudará a mantener la piel hidratada”, explica Sopeña. Por tanto, nada mejor que optar por frutas y verduras de temporada que, además de ricas en agua, son también bajas en calorías.
Lima
Los cítricos en general (naranja, limón, pomelo…) “son ricos en flavonoides, fitonutrientes a los que se les atribuye la capacidad de protección ante los rayos ultravioletas”, explica Sopeña. Otros alimentos ricos en flavonoides son el apio, el perejil, los arándanos, el brócoli, las coles de Bruselas, las manzanas o el té verde, entre otras.
Tomate
Es, junto a la sandía, el pomelo y el albaricoque, uno de los alimentos con más cantidad de licopenos, un poderoso antioxidante. Según un ensayo clínico realizado por el Departamento de Dermatología de la Universidad de Manchester, en el Reino Unido, el licopeno protege la piel frente al daño producido por la radiación solar.
Agua
“Una fuerte exposición al sol va siempre unida a las altas temperaturas que provoca la deshidratación de las células, ya que el 65% de nuestro cuerpo es agua”, señala Sopeña. Por tanto, la especialista recuerda que es importante beber frecuentemente (entre 1 y 1,5 l diarios) para mantener unos niveles óptimos de hidratación. “Si estamos expuestos a altas temperaturas, lo idea es incrementar esta cantidad”, explica Sopeña.
Pimiento
La vitamina C es un potente antioxidante que protege nuestra piel y nuestro cabello. El pimiento es uno de los alimentos con más vitamina C, aunque, en palabras de la nutricionista Paloma Quintana, tampoco debemos obsesionarnos para obtenerla, puesto que es muy habitual en alimentos de presencia habitual en nuestra dieta. “No debemos obsesionarnos con consumir productos que tienen muchos antioxidantes, porque si tenemos una dieta abundante en frutas, verduras y hortalizas, ya conseguiremos todos esos nutrientes de forma natural sin tener que apostar por el consumo de un solo alimento por encima del resto”, explica Quintana.
Espincas
Tanto las espinacas como las verduras de hoja verde como la col, la rúcula o la acelga, entre otras, son ricas en hierro y vitamina C, dos nutrientes fundamentales para la salud del cabello. “El hierro, las vitaminas y el calcio son altamente beneficiosos para el cabello, por lo que tomar alimentos que los contengan nos ayudará a tener un cabello más fuerte y brillante”, explica Sopeña. De hecho, según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, una porción de espinacas (unos 100 g) contienen 28,1 microgramos de vitamina C, el 34% de la recomendación diaria de este nutriente.
Sardina
Es un pescado azul muy recomendable, pues es saludable, económico y rico en proteínas, vitamina B y ácidos grasos omega 3. Estos últimos, que no se fabrican directamente por el organismo y tienen que obtenerse a partir de la alimentación, son fundamentales para numerosas funciones del cuerpo humano, entre ellas la buena salud del cabello. No en vano el príncipe Harry, heredero, al igual que su hermano, de la calvicie típica de su familia, toma cada día suplementos de omega-3 elaborados con caviar de arenque llegado directamente de los fiordos noruegos.
Huevos
Son ricos en proteínas y antioxidantes y una buena fuente de vitamina B. Los huevos son, además, ricos en vitamina B12 y biotina, que ayudan a fortalecer el cabello y la piel. De acuerdo con un estudio publicado en el Journal of Medicinal Food, los huevos son beneficiosos para la salud capilar porque ayudan a detener la caída, promueven el crecimiento saludable y ayudan a mantener la melena fuerte. También tienen fama de ser eficaces contra la caspa, de manera que hay quien prepara mascarillas anticaspa y champués a base de huevo para combatir esa afección. Lo mejor, en estos casos, es consultar siempre con el dermatólogo para que nos indique cuál es la mejor solución.
Nueces
Ricas en zinc, selenio y vitamina B, tanto las nueces como el resto de frutos secos contribuyen no solo a mantener una buena salud cardiovascular, sino también el buen aspecto de la piel y el cabello. Son, además, ricas en vitamina E, que se conoce comúnmente como la vitamina de la belleza y contribuye a mantener una piel tersa y luminosa.
Todo ello, insiste Sopeña, siempre que vaya acompañado de otros cuidados que debemos aplicar regularmente. “La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y para mantenerla sana y con un aspecto joven le debemos proporcionar los cuidados necesarios a cada zona. Aunque el sol es una fuente de vitaminas y de salud para nuestra piel debemos tener muy en cuenta que la exposición en exceso puede provocar problemas tanto estéticos como de salud”, explica. Sobre el envejecimiento prematuro, la especialista recuerda que este se va forjando a lo largo de la vida. “No debemos olvidar que nuestra piel tiene memoria, por lo que dejar de tomar el sol de un día para otro no hace que el maltrato a la que la hemos sometido durante años desaparezca”. No obstante, recuerda que existen tratamientos clínicos y estéticos muy efectivos para contrarrestar los efectos del sol, desde tratamientos con plasma rico en plaquetas o cócteles vitamínicos en mesoterapia, entre otros.