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Estos alimentos te ayudan a dejar de fumar

Materia prima

La calabaza, la mandarina o el apio pueden ser grandes aliados en tu lucha

Un reciente estudio elaborado por la Universidad Duke de Carolina del Norte y publicado en el Journal, Nicotine Tobacco Research, señalaba que alimentos como las verduras, hortalizas y productos lácteos empeoran el sabor del tabaco, de manera que podrían ayudar a abandonar el hábito. Por el contrario, según la investigación, otros como la carne, el alcohol o el café producen el efecto contrario y realzan el sabor del cigarrillo, de modo que podrían incrementar el deseo de fumar.

Sin embargo, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), que ofrece desde hace años un completo programa gratuito para dejar de fumar, argumenta, en palabras de la responsable del Observatorio del Cáncer y experta en tabaquismo Belén Fernández, que “no nos consta ninguna evidencia concluyente de que determinados alimentos puedan incidir directamente sobre el sabor del tabaco, si bien es cierto que existen algunos que están íntimamente asociados al hábito, de manera que cuando se consumen suele apetecer más fumar”. Para Fernández, “el deseo de fumar al consumir café, tabaco o comidas copiosas se debe a una cuestión comportamental sobre la que se debe trabajar cuando se decide abandonar el tabaco”, y no tanto a aspectos relacionados con las cualidades organolépticas de los alimentos.

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Coincide con ella la dietista-nutricionista Paloma Quintana, quien explica que el de la Universidad de Duke es un estudio “observacional, basado en el análisis del comportamiento de una población determinada de fumadores”, del que se puede deducir que “cuando alguien consume más fruta y verdura y, por tanto, se cuida más, es probable que también tenga un mayor deseo de dejar de fumar y, precisamente por ello, más fuerza de voluntad”. También es cierto, a juicio de Quintana, que ciertos alimentos o bebidas “han estado siempre culturalmente ligados al alcohol, de manera que más allá del sabor, los fumadores suelen tener el hábito de salir a tomar un café o una cerveza y acompañarlos de un cigarro. Esto no ocurre si comes un salmón con espárragos o unas legumbres”.

En este sentido, el hecho de que gran parte de fumadores asocie el hábito de fumar al consumo de determinados alimentos invita a eliminarlos, al menos temporalmente, de la dieta. Es recomendable, además, introducir otros que ayudarán al fumador a sentirse saciado y combatir la ansiedad que suele suponer el abandono de un hábito que genera una doble adicción: física y psicológica.

Mandarina

Centro de Genómica (IVIA)

Naranjas y mandarinas suelen ser buenas aliadas para dejar de fumar, y además se encuentran en plena temporada y son de proximidad. “Estaremos entretenidos pelándolas, quitando las pieles, separando los gajos… y además están muy buenas”, explica Quintana. Es una fruta ideal, pues, para combatir esa ansiedad que suele sobrevenir a muchos fumadores después de comer, ya que además es saciante y tiene fibra. “Es cierto que si bien no cambiará el sabor del tabaco, si nos acostumbramos a acabar las comidas con una mandarina en lugar de hacerlo con un café, su sabor fresco resultará tan agradable que puede que apetezca menos fumar”.

Fernández, por su parte, señala que una buena manera de acabar con el hábito del cigarro después de comer –“así como otras asociaciones que van desde fumar cuando se sale a pasear al perro, al hacer una llamada o al ver la tele”– es introduciendo cambios en las situaciones que despiertan el deseo. Por tanto, “si al acabar de comer nos apetece mucho fumar con el café, lo más sensato es dejar de tomar café durante un tiempo y romper la rutina de raíz. Una buena idea es ir a lavarse los dientes”.

Calabaza

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Otra verdura de otoño, saciante y sabrosa, que puede ser una aliada para todos aquellos que pretenden dejar el tabaco, es la calabaza. Pese a que desde la AECC, en sus programas para dejar de fumar, se aconseja “que los elementos sustitutivos del tabaco no sean calóricos, ya que pueden provocar un aumento de peso”, Fernández señala que suele ser inevitable que muchas personas calmen su ansiedad echando mano de algo de comer.

Quintana coincide en que “no se deben tapar las adicciones con comida, y es algo que los nutricionistas nunca recomendamos, pero es innegable que dejar el tabaco supone un caso excepcional y que en muchas ocasiones la ansiedad incrementa el apetito”. Por ello, la nutricionista recomienda siempre echar mano alimentos saludables y moderadamente calóricos, como es el caso de la calabaza. “Se puede cocinar al horno, con un pelín de canela, cuando el cuerpo nos pida algo dulce. El aporte calórico es escaso, y es sana y nutritiva”.

Apio

Apio

Mordisquear alimentos como el apio, la zanahoria cruda o la manzana puede ser de gran ayuda a la hora de dejar de fumar, pues “no solo nos mantendrán saciados, sino también entretenidos”, explica Fernández. La incorporación de estos snacks debe ir acompañada de un cambio de hábitos en cuanto se detecte en qué situaciones se dispara el deseo de fumar.

“Si se hacía en el camino a casa, hay que cambiar el camino. La idea es que no aparezca el deseo y que cuando lo haga estemos preparados para contrarrestarlo”. La experta señala, además, que dejar de fumar no siempre se logra a la primera y recomienda volver a intentarlo siempre. “Cada intento fallido supone un aprendizaje, de manera que cada vez es un poco más fácil que la anterior”.

Espinacas

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Muchas personas tienden a consumir bollería o snacks para calmar la ansiedad, lo que supone un error no solo porque este hábito puede dar lugar a un aumento de peso, sino porque no son productos saludables y, además, crean adicción.

“El que come caramelitos todo el día, aunque sean edulcorados, lo único que consigue es que el paladar se acostumbre a tener un constante sabor dulce y el cuerpo le pida cada vez más dulce”, explica Quintana. Por este motivo, la nutricionista recomienda “el consumo regular de vegetales y hortalizas de sabor amargo, que puede ayudar a limitar la apetencia de dulce” y evitar así un aumento de peso.

Frutos secos sin pelar

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Nueces, castañas o almendras serán grandes aliadas para dejar el tabaco, ya que no solo son saciantes y nutritivas, sino que “nos obligan a sentarnos a pelarlas, lo que hará que nos acordemos menos de fumar”, indica Quintana, quien considera que unas castañas asadas acompañadas de una mandarina constituirán la mejor merienda para aquellos que quieran dejar de fumar, pues es una opción saludable, nutritiva y –no menos importante, en este caso– entretenida.

Infusiones sin azúcar

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Dado que el café y el alcohol suelen activar el deseo de fumar, una buena idea es sustituir su momento de consumo por el de una infusión sin azúcar, que si además es relajante contribuirá a calmar el nerviosismo. Si no apetece una infusión, Fernández señala que “un simple vaso de agua puede funcionar”.

La experta explica que el hábito de fumar genera una doble adicción, que debemos atacar íntegramente: “por un lado, la adicción a la nicotina, que remite pasado un tiempo, y por el otro la adicción psicológica que establecemos por asociación”, de manera que conviene ser muy meticulosos a la hora de erradicar cualquier mínimo hábito que se asocie a fumar. “Una vez abandonado el hábito de fumar, podremos incorporar poco a poco aquellos antiguos comportamientos, desde el café después de comer hasta la llamada de teléfono, pero tendrá que ser siempre progresivamente y en función de las fuerzas y seguridad de cada persona”.

Fernández insiste, sin embargo, en que dejar de fumar presenta múltiples ventajas, muchas de las cuales se notan de forma inmediata. “Se recupera el sabor y los olores, y se reduce inmediatamente el riesgo de accidente cardiovascular o las taquicardias”, señala la experta. No ocurre así, sin embargo, con el cáncer. “No estamos en condiciones de establecer ninguna cifra segura de consumo de tabaco con respecto al cáncer, porque no existe. Lamentablemente cada cigarro fumado incrementa el riesgo. Un solo cigarrillo al día puede ocasionar un cambio genético, y solo se considera que un fumador tiene un riesgo similar de padecer cáncer que alguien que nunca ha fumado pasados unos diez años desde el abandono del hábito”. En el programa de la AECC, un 72% de pacientes logra dejar de fumar una vez finalizado el programa (que dura unos 3 meses), y al año esta cifra se reduce a alrededor del 40%.