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Las bebidas más populares de Rusia

Materia prima

Hay vida más allá del vodka

Vasos en forma de balón en una tienda de Moscú

Andrey Rudakov / Bloomberg

“Vodka, vodka, vodka”. Seguro que es una de las palabras que más resuenan en tu cabeza si estás entre los afortunados que este año han viajado a Rusia para disfrutar de los partidos del Mundial. Pero si pensabas que esta es la única bebida que tienes que probar (o traer en la maleta) estás muy equivocado. A los rusos les gusta beber, pero no solo vodka, hay muchas otras bebidas espirituosas que se elaboran en el país desde mucho antes de la URSS.

Como el Samagón, que se destila de prácticamente cualquier cosa que tenga uno a mano –incluyendo patatas, raíces, pan, fruta o incluso azúcar de mesa–. Es el licor casero ruso y tiene una historia bastante peculiar: si antiguamente era considerado como la bebida de la élite, ahora lo preparan en todas las casa de campo. Si visitas una de ellas, lo primero que te ofrecerán será un vaso de Samagón. Pero ojo, que su graduación alcohólica oscila entre los 40 y 95ºC.

La Medovuja también es otra bebida tradicional rusa –similar a la hidromiel– muy popular. Se elabora a partir de miel, fermento de frutas, bayas o levadura en polvo acompañado de un litro de agua fría hervida.

Una vez se rellena el recipiente de vidrio con dichos ingredientes, la bebida se deja reposar durante tres años. Fue la favorita de los rusos hasta finales del siglo XVII, cuando en la época de Pedro I pasó a un segundo plano por culpa del vodka, pero a mediados del siglo XIX, momento en el que se despertó el interés por las antiguas tradiciones y recetas, se volvió a recuperar.

La Medovuja es la hidromiel rusa

Sbiten es lo que muchos llaman el “Glühwein ruso”, a pesar de que esta milenaria bebida elaborada con miel, melaza, especias (clavo, canela, lúpulo y menta) y agua, no lleva vino; aunque con el paso de los años a la receta tradicional sí que se le ha añadido alcohol. Esta infusión compitió con el té, que no apareció en Rusia hasta finales del siglo XVII y al principio era casi inaccesible para la mayoría de la población, durante mucho tiempo. Solo la familia del zar y los boyardos podían permitirse el lujo de beber té, mientras que la plebe siguió fiel al Sbiten. Ahora, en muchas casas se sigue elaborando, aunque no se comercializa como bebida en cafeterías o bares.

Y que no sufran en Rusia los amantes de la cerveza, porque en la última década el consumo de esta bebida ha aumentado un 40% en el país, mientras que las ventas de vodka han caído por encima del 30%. De hecho, los rusos suelen beber cerveza en las calles y los parques como si se tratase de refrescos. ¿Su marca favorita? La Baltika. Con sede en San Petersburgo, es la compañía cervecera más grande de Europa del Este y la segunda fabricante de toda Europa.

¿No bebes? Prueba el Kvas, “la Coca-cola comunista”, como muchos han apodado a esta bebida de color amarillento que recuerda a la cerveza, aunque también puede tener un color oscuro que podría parecerse a una bebida de cola. Se elabora con agua y pan de centeno; aunque se pueden añadir otros ingredientes como levadura, malta, azúcar o fruta. Y aunque en Rusia lo llaman refresco, ojo, sí que contiene un 1% de alcohol.

Pero si ninguna de estas bebidas te convence y ya has decidido que lo tuyo es el vodka, antes de llegar al supermercado y volverte loco con los nombres en ruso, te recomendamos algunas de las mejores marcas: Kremlin Award, Beluga, Russian Standard, Stolichnaya o Moskovskaya.