Hace más de 2.000 años que pervive la viticultura entorno al Castell de la Bleda (Santa Margarida i els Monjos). En la finca con masía fortificada, declarada bien cultural de interés nacional por parte de la Generalitat, se han hallado vestigios iberos, medievales y de justo antes de la llegada de la devastadora plaga de la filoxera, cuando se cultivaba variedades ancestrales que hace décadas que está recuperando Familia Torres. Una de ellas es la moneu, que se ha incorporado al cupaje de este moderno tinto. Desde de principios de los años ochenta del siglo pasado en Familia Torres trabajan en la recuperación de variedades ancestrales para contribuir a preservar el patrimonio vitícola de Catalunya y buscar soluciones frente al cambio climático.
Con el tiempo, han constatado que algunas de ellas, además de mostrar un gran potencial enológico, son extremadamente resistentes a las altas temperaturas y la sequía. Es el caso de la moneu, que desde Familia Torres definen como “esencia y resistencia varietal”. Se trata de una variedad reencontrada cerca de Querol en 1998, en la comarca del Alt Camp, dentro de la DO Penedès, y sometida a un largo y exhaustivo proceso de recuperación. El éxito en la reintroducción experimental de esta variedad en la viña del Penedès, llevada a cabo en 2016 por medio de la técnica del reinjerto aéreo, se produjo tras unas pruebas a pequeña escala realizadas en la finca experimental del Aranyó de Les Garrigues (Lleida). Su nombre hace referencia al “Coster de Moneu”, situado al sur de la misma población. Es una variedad que madura lentamente, resiste bien las altas temperaturas y la sequía y mantiene niveles moderados de alcohol y una marcada acidez a pesar de ser de las últimas variedades vendimiadas en el Penedès. Ya cuentan con 15 hectáreas plantadas con esta variedad.
La variedad moneu madura lentamente y resiste las altas temperaturas
Unos trabajos arqueológicos pusieron al descubierto la base de una torre de defensa medieval en el Castell de la Bleda, que podría datar de la segunda mitad del siglo X o principios del siglo XI. Este es uno de los descubrimientos más significativos que revelan las excavaciones y sondeos realizados en diferentes estancias de la casa, donde también se han encontrado evidencias de ocupaciones de íberos y romanos. La Familia Torres adquirió el Castell de la Bleda en 2016 con el objetivo de preservar el patrimonio arquitectónico del Penedès y destinar las viñas que lo rodeaban al cultivo de la variedad ancestral moneu. Las obras de consolidación del edificio que se tuvieron que llevar a cabo, ante el riesgo de derrumbamiento, hicieron aflorar materiales arqueológicos de gran interés. El arqueólogo Xavier Esteve, de la empresa Tríade Serveis Culturals, ha definido el conjunto arqueológico del Castell de la Bleda como “un compendio de 2.500 años de historia vitícola sin interrupciones”. Actualmente, la Familia Torres está estudiando posibles usos de este edificio histórico.
Según Miguel Torres Maczassek, quinta generación y director general de Familia Torres, “la moneu, y otras de las variedades ancestrales que hemos recuperado tienen probablemente su origen en la Edad Media, durante el período cálido del siglo X al XIV. Por este motivo son variedades que resisten muy bien la sequía y las altas temperaturas, reteniendo unos buenos niveles de acidez. Esto hace que sean especialmente interesantes de cara al futuro”. Y añade: “es muy emocionante desgranar la historia que esconde el Castell de la Bleda y comprobar que siempre ha estado vinculada con el mundo del vino”.
Los suelos donde se cultiva la variedad moneu son profundos, de textura franca y de color marrón amarillento. Son pobres en materia orgánica y con un contenido elevado de carbonato cálcico. Se practica una agricultura ecológica. Esta añada fue complicada. Durante el ciclo vegetativo del 2020 las precipitaciones fueron constantes y abundantes, lo que facilitó la propagación del hongo mildiu. A lo largo del verano se vivió un período de sequía intensa que condicionó el ciclo de maduración. Por otro lado, esta añada vino marcada por temperaturas elevadas, con un mes de febrero muy cálido que avanzó el inicio del ciclo vegetativo. Durante el verano las temperaturas fueron elevadas, lo que también condicionó la reducción de la cosecha.
El Clos Ancestral 2020 se ha elaborado con un 40% de tempranillo, un 35% de moneu y un 25% de garnacha tinta. La fermentación alcohólica se practicó en depósitos de acero inoxidable bajo control de temperatura. La fermentación maloláctica se realizó en inoxidable y en barricas de segundo uso. Un 50% de la crianza del vino se practicó en barricas de segundo uso, durante diez meses. El resto lo hizo en acero inoxidable. Una parte de la crianza de la variedad moneu se realizó en recipientes cerámicos. Se embotelló en botella borgoñesa en noviembre de 2021.
Desde Familia Torres apuntan que este tinto te va a interesar “si aprecias la esencia varietal de un vino, si crees que el presente y futuro del vino se apoya en la identidad y la expresividad de su juventud y si te apasionan los vinos que conviven en un mundo de fruta fresca”. Tiene 14º de alcohol y una capa media-baja. Es de color rubí, ligero y delgado, fresco, fluido, sedoso, moderno, muy joven y fácil de beber. Destaca con notas de ácidas frutillas y flores rojas frescas, así como por un ligero toque mineral (ferruginoso).
El Clos Ancestral 2020 ha obtenido medalla de oro y una puntuación de 95 puntos en la 38.ª edición del británico certamen de vinos International Wine Challenge. La segunda añada de este vino ecológico de la DO Penedès ha cautivado al jurado “por su potencia aromática, taninos suaves y acidez brillante”. El jurado, en su nota de cata, lo ha definido como “vibrante, juvenil y muy encantador”.
Desde la bodega se afirma que "la fineza y la versatilidad de este vino permiten maridarlo con una variedad de quesos semicurados y embutidos, con recetas de carnes magras -cortes como el filete o el redondo- y pescados con salsas a base de crema o mantequilla. También con platos de arroz como la sartén de montaña o el risotto de setas". A Miguel Torres Maczassek le gusta armonizarlo con un gallo del Penedès. Se recomienda una temperatura de servicio ideal situada entre los 14 y los 16º C.
Clos Ancestral 2020, de Familia Torres
DO Penedès
Uvas: tempranillo, moneu y garnacha tinta
Precio: 15,20 €