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¿A que no sabías que la harina también servía para esto?

Confinamiento

Hoy en ‘Crónicas gastroconfinadas con un niño en casa’ los castillos de harina

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Solo con harina puedes montarte un parque infantil en casa

Iker Morán

”Ya he sacado los juguetes que guardaba para el octavo día”. Este mensaje enviado por una amiga el primer viernes sin colegios y cuando ni siquiera había empezado el confinamiento resume muy bien lo que en muchas casas se vive estas semanas.

Sí, todos queremos a nuestros retoños y la posibilidad de pasar muchas horas con ellos es, dadas las circunstancias, un lujo. Pero en estos días raros en los que todo es diferente y hay que inventar nuevas rutinas, la logística casera con peques tiene su aquel. También en la cocina.

“En estos días raros en los que todo es diferente y hay que inventar nuevas rutinas, la logística casera con peques tiene su papel”

Situémonos. Dos años, come muy bien y tantas veces como pueda. Así que el único drama es convencerle de que no hace falta tripitir ni comer todo el rato. Tantas horas en casa no ayudan a lo último, pero tras una semana ya hemos negociado que con un desayuno, algo a media mañana, comida y merienda ya estaría.

Como antídoto para eso de picar entre horas la verdad es que es único. Si tú comes, él come. Es su ley y da igual que te intentes esconder en la cocina o disimular con la boca llena, porque te acabará pillando y exigirá su parte.

Preparando la harina

Iker Morán

No quisiera yo quejarme de hijo que come demasiado y bien porque suele ser un tema sensible para quienes no tienen esa suerte y toca pelea por lo menos tres veces al día. Tampoco se trata de presumir de que come de todo y bastante sano, porque la última vez que una madre comentó que su hijo desayunaba garbanzos en vez de galletas casi acabamos con una Guerra Civil entre garbancistas y #porunagalletanopasanadistas.

Pero el caso es que sí, come de todo. Me consta que algunos están aprovechando estos días para intentar que sus hijos prueben más cosas así que también nos hemos apuntado a ese reto, pero en plan sobrados: rábanitos crudos, habas guisadas, espárragos trigueros y -redoble de tambor- coliflor encurtida son algunas de las novedades de esta semana. Éxito rotundo, sí a todo.

“Algunos están aprovechando estos días para intentar que sus hijos prueben más cosas”

Lo de cocinar ya es otro tema. Sí, con dos años es normal que por ahora el solomillo Wellington no lo borde. Pero aquí de lo que se trata es de tenerles entretenidos unas cuantas horas y en la lista de recursos lo de cocinar con ellos siempre aparece entre los primeros puestos.

Es más, llevamos tantos años viendo en Instagram a familias cuquis cocinando con niños que nos hemos creído que si pueden caminar ya pueden hacer pasta casera, cupcakes de colores y un pavo relleno. Para los tres años la Thermomix, a los cuatro un Josper y a los cinco, interno al Basque Culinary.

El parque de juegos

Iker Morán

Todo mentira, claro. El intento de banana bread casero y en familia fue un fracaso. Yo lo imaginaba -como prometen en Instagram- entretenido y encantado mezclando ingredientes y esperando impaciente a que saliera del horno. Y así fue. Durante 25 segundos. Después sólo le interesó el plátano ya cortado y que acabó diezmado antes de llegar a la masa.

Pero no desesperemos ni tiremos esos 8 kilos de harina que hemos comprado pensando en pasarnos las semanas haciendo bizcochos. Y es que, en un giro inesperado de guion, la harina se ha acabado convirtiendo en el ingrediente clave de esta semana en casa.

“La harina se ha convertido en el ingrediente clave de esta semana”

Me explico. A los niños les gusta jugar con arena. Los padres la odiamos cuando está en el parque, pero ahora la echamos mucho de menos porque con ella se suelen entretener un buen rato. ¿Solución? Una cosa llamada arena mágica o kinética que viene a imitar la textura y jugabilidad de la arena.

Problema: se cotiza ahora mismo a precio de sangre de unicornio, lo que confirma que mi genial idea no es muy original. Además no es plan de andar pidiendo caprichitos on-line ahora mismo para que alguien te lo traiga.

Iker Morán

La buena noticia es que se puede hacer en casa a base de harina -no hace falta que sea de avena ecológica molida a la piedra- y aceite de girasol. También vale el típico aceite ese de bálsamo para la piel, pero en previsión de que acabe en la boca (spoiler: acaba) mejor que todo sea comestible y no tóxico.

Una parte de harina con un octavo de aceite (1 kilo y 125 ml de aceite), se mezcla bien con las manos y, alehop, tenemos un sucedáneo de arena que puede darnos un margen de media hora de entretenimiento. Para padres que busquen el sobresaliente, un poco de sal por lo visto mejora la textura y hasta se puede añadir colorante para presumir en Instagram.

Y así fue como la harina que iba para bizcochos acabó salvando la semana. A él le encanta y yo hago mucho ejercicio con la aspiradora, así que todos contentos. Por cierto, mañana vamos a hacer pan.