Jim Caviezel es un actor atípico. De hecho, de joven nunca se imaginó viviendo de la interpretación. Nacido en Washington el 26 de septiembre de 1968 en el seno de una familia católica con cinco hijos, la religión y el deporte marcaron su infancia y adolescencia.
Era un chico que no dio problemas a sus padres, obediente y responsable. Su creciente afición al baloncesto le llevó a ser la estrella del equipo en la universidad y soñaba con formar parte de la NBA como profesional, una ambición que se truncó por culpa de una lesión en el pie.
Fue entonces cuando enfocó sus aspiraciones en el mundo de la interpretación, una opción que tuvo que combinar mientras ejercía de camarero o modelo para ganarse la vida. A los 23 años debutó en la gran pantalla con un pequeño papel como empleado de una aerolínea en Mi Idaho privado (1991), el drama de Gus Van Sant que retrataba la historia de dos chaperos encarnados por River Phoenix y Keanu Reeves.
Luego participó en las series de televisión Aquellos maravillosos años y En el punto de mira. Lawrence Kasdan contó con él para el western Wyatt Earp en un personaje con escaso diálogo. Tras acompañar a Sean Connery, Ed Harris y Nicolas Cage en La Roca y a Demi Moore en La teniente O’Neil, se cansó de no conseguir ningún papel importante y estuvo a punto de abandonar la profesión.
Por suerte, recibió una llamada que lo cambiaría todo. Terrence Malik lo quería para protagonizar junto a Sean Penn y Nick Nolte La delgada línea roja (1998) un drama bélico que seguía a las tropas militares estadounidenses en la Batalla de Guadalcanal durante la II Guerra Mundial. Su trabajo en la piel del soldado Robert Witt fue alabado por la crítica y le colocó entre los actores más solicitados de la industria a finales del siglo XX.
En la fantástica Frequency era un hombre obsesionado con la muerte de su padre (Dennis Quaid), un bombero con el que acababa estableciendo contacto gracias a un extraño fenómeno meteorológico. Formó parte del reparto de Cadena de favores y fue el extraño que salvaba a Jennifer Lopez de morir en una emboscada en la romántica Mirada de ángel.
Caviezel desplegó su versatilidad como actor en varios géneros a la vez que sus creencias religiosas se hacían cada vez más evidentes. Rechazó tanto realizar escenas de amor con Lopez como con Ashley Judd en Toda la verdad (2002) porque chocaban con su ferviente fe católica. Otro de los papeles que le dieron buenos resultados fue el Edmon Dantes de La venganza del Conde de Montecristo, de Kevin Reynolds.
Rechazó hacer escenas de amor con Jennifer Lopez y Ashley Judd debido a sus convicciones católicas
Por aquel entonces Mel Gibson contactó con él porque lo quería como el Jesucristo de su película La pasión de Cristo (2004), un rodaje que cambiaría profundamente al actor, tanto para bien como para mal. Y es que el protagonista de Braveheart quería representar en la gran pantalla las últimas doce horas de vida de Jesús, una agonía que no escatimaba en escenas de sangre y violencia que Jim padeció en sus propias carnes. Sus iniciales J. C y sus 33 años de edad le invitaron a adentrarse en un personaje que sabía que resultaría polémico interpretar.
Aunque eso fue lo de menos. Caviezel sufrió una “tortura dolorosa” en el set: hipotermia, neumonía, un hombro dislocado, una descarga eléctrica cuando estaba colgado en la cruz, dos latigazos accidentales que le dejaron sin habla… pero luego aseguró que todo ello valió la pena porque llegó a ver a Dios, según confesó en una entrevista. La pasión de Cristo fue una experiencia espiritual que dio por bien empleada, ya que pensaba que era su destino haber pasado por aquel calvario y conseguir una actuación de lo más realista que fue aplaudida por público y crítica.
La película fue un auténtico bombazo de taquilla, pese a ser hablada en latín, hebreo y arameo y optó a tres premios Oscar: maquillaje, banda sonora y fotografía. Con un presupuesto de 30 millones de dólares, logró recaudar más de 600 millones en todo el mundo. Sin embargo, como le auguró Gibson, le apartó de los grandes papeles en Hollywood y su fama comenzó a decaer. “He sido rechazado por mi propia industria”, exclamó ante un grupo de fieles católicos en Orlando.
Lo cierto es que desde entonces el actor no ha intervenido en ningún otro éxito cinematográfico. Se ha mantenido activo en cintas sin demasiada repercusión como el thriller psicológico Mentes en blanco (2006) o en el Déjà Vu de Toni Scott con Denzel Washington. La pequeña pantalla le volvió a reclamar para encabezar el reparto de la serie de TV Vigilados: Person of Interest (2011) durante cinco temporadas en el papel de un agente de la CIA que vive como un vagabundo. Pudo haber sido el Superman de Superman Returns, pero Bryan Singer lo rechazó porque creía que la gente lo acabaría identificando con su famoso personaje de Cristo. El superhéroe acabaría en manos de Brandon Routh.
A principios de este año le pudimos ver en otra película de temática bíblica, Pablo, el apóstol de Cristo, de Andrew Hyatt, que giraba en torno a los días en prisión del apóstol Pablo y su legado, recogido en varios documentos por su amigo Lucas, papel que llevaba a cabo Jim. “Es una película clásica, muy auténtica, con mucha pasión y preciosa”, afirmó. Además, rezar a la Virgen María le resultó de gran ayuda para preparar su rol.
En el terreno personal, Caviezel está casado desde 1996 con Kerri Browitt, una profesora de secundaria a la que conoció en una cita a ciegas y con la que tiene tres hijos adoptados de origen chino con necesidades especiales. La pareja es conocida por realizar obras de caridad. “Cuando eres padre, tus prioridades son completamente distintas. Dejas de pensar en ti mismo para pensar sólo en ellos. El amor es una decisión...Cada mañana al despertar me arrodillo para dar gracias a Dios por tenerles conmigo”, afirmó tras la adopción de sus hijos.
A sus 50 años, el actor republicano estrenará de cara a 2019 el drama de acción Sound of Freedom, donde interpreta a Tim Ballard, un ex Agente de Seguridad Nacional de Estados Unidos que ha estado en el submundo del tráfico de personas a lo largo de Latinoamérica salvando las vidas de cientos de niños. Pero el papel en el que todo el mundo espera verle de nuevo es en la secuela que prepara Gibson, La pasión de Cristo: Resurrección, que continúa los hechos narrados en la original. Caviezel se ha mostrado entusiasmado con su regreso en la piel de Jesús de Nazaret y se ha avanzado a tildar el proyecto como “la mejor película de la historia”. Esperemos que esta vez la experiencia no acabe resultando tan traumática.
'La pasión de Cristo: Resurrección' será la mejor película de la historia”