Penélope Cruz: “En unos años quiero dirigir una película”
Entrevista
La actriz madrileña es 'La Reina de España', secuela de 'La niña de tus ojos' que, 18 años después, Fernando Trueba y todo el elenco de entonces estrenan el próximo viernes
Quería ser actriz desde pequeña, y lo ha bordado. Su carrera no puede ser más completa. ¿Y a partir de ahora? De momento, la intérprete española más premiada y reconocida en todo el planeta vuelve a ponerse a prueba en La Reina de España, secuela de La niña de tus ojos que, 18 años después, Fernando Trueba y todo el grupo de entonces estrenan el próximo viernes. En cuanto al futuro, tiene otras ambiciones. En una entrevista, Penélope Cruz responde a La Vanguardia sobre su gran proyecto a largo plazo: ponerse detrás de la cámara en un largometraje.
En este momento de su vida, con una carrera ya muy extensa, ¿cuál es su meta a la larga? ¿Tiene algún proyecto más allá de lo que hace?
Primero, seguir cuidando lo que tengo. Mi prioridad total es mi familia. Y tengo la suerte de que me llena lo que hago. Así que el objetivo profesional es continuar respetando mi trabajo, aprendiendo y creciendo. Ese es el día a día. Me veo con ochenta años diciéndole lo mismo. Y, luego, la verdad es que el tema de la dirección me llama muchísimo la atención. Me atrae desde que era una niña. Me recuerdo con 16 o 17 años en el bar La Gloria a las dos de la mañana diciéndole a Almodóvar: “En realidad lo que yo quiero es dirigir”. Y él me decía: “¡Pero hazlo ya, no esperes!” Se preguntarán qué hacía yo a las dos de la mañana en el bar La Gloria. Bueno, él me cuidaba mucho y yo no paraba. Fue la época en que se rodaron Jamón, jamón y La Belle Epoque. Nunca fui de salir hasta las tantas ni de ponerme hasta arriba de nada; no me gusta beber y odio las drogas. Pero recuerdo esas conversaciones con él.
Esas en las que se veía dirigiendo
Sí. Esa necesidad ya estaba en mí: la de ir por ese camino. Me encanta la interpretación y disfruto muchísimo siendo actriz, pero lo de dirigir está ahí y de aquí a unos años puede que dedique más tempo a eso que a la interpretación. Hoy en día no me veo preparada para enfrentarme a un largometraje. Me imagino que el día que lo haga bloquearé dos o tres años de mi vida para hacerlo en condiciones y vivir el proceso entero. Pero de aquí a ocho años o así, a lo mejor sí. De momento tengo en proyecto dirigir publicidad y algún que otro documental, pero poquito a poco.
En su oficio, eso de no salir ni beber ni nada debe de hacerle sentir una rara avis, ¿no?
Quizá por eso, por haber empezado casi de niña y por tener una familia que me dio libertad pero a la vez mucha información para que supiera lo que podía hacerme daño o ponerme en peligro, lo he tenido siempre muy claro. No me gusta dar consejos, pero cuando a veces se me acercan chicas de 15 o 16 años que me los piden, siempre les doy ése porque sé que no me equivoco: que se cuiden.
Me recuerdo con 16 o 17 años diciéndole a Almodóvar: “Lo que yo quiero es dirigir”
¿Cómo ve a esas chicas y a la nueva hornada de actores en relación a sus comienzos? ¿Qué cambios nota?
En algunas cosas hay avances. Y el hecho de que haya más información puede ayudar en lo que hablábamos. Y luego están las redes sociales y todo eso. Si yo pudiera, le daría al botón de rebobinar y me quedaría un rato más en los noventa. ¡Si pudiera, lo haría! Porque todo va a un ritmo tan bestial...
No tiene cuenta en Twitter, ¿verdad?
Ni la tendré nunca. Utilizo Instagram porque está bien tener algo, por ejemplo para mostrar dónde se puede ver mi documental en cada país u otras cosas del trabajo, o para felicitar o hacer homenaje a alguien. No juzgo a los que están en muchas redes, pero no soy muy amiga de todo eso. No sé. Ya nadie se escribe cartas, y empieza a utilizarse un nuevo lenguaje. Todo va tan rápido que ya ni nos tomamos la molestia de terminar las frases cuando escribimos. Y un chaval de 12 años ya entiende ese lenguaje. Me da muchísimo vértigo. Y pena.
¿Hay que frenar?
Es que con la velocidad a la que llega la información, cosas importantes se quedan por el camino. O pierden valor en favor de cosas superficiales que no deberían valorarse tanto… Empiezo a entender a mis abuelas. Cuando ellas miraban un móvil de aquella manera, yo decía: “Pero abuela, que sólo es un teléfono”. Las entiendo porque algunas cosas que me parecen surrealistas ya son el pan de cada día para los niños. Me rebelo contra esos cambios. Porque son más salvajes que los de los últimos 15 o 30 años. La gente está dejando de escribir y eso tiene un significado. Y escribir es necesario para la salud mental: tener el papel, el libro, tocarlo y olerlo. Pero todo eso se va ir al carajo y a mí me angustia… En fin, no sé por qué estamos hablando de esto.
La situación es mucho peor que hace 18 años. En vez de ayudas, el cine se lleva zancadillas”
Será porque desde que es madre ve las cosas de otro modo.
Seguramente. Hace siete años no les habría soltado este discurso sobre tocar los libros. Y ahora todo eso me importa. Es como si los niños no hubieran tenido tiempo de retener algunas cosas porque se cortan antes de tiempo, sin cumplir su proceso natural. ¿Qué va a pasar con eso (los libros, las cartas…)? Mi esperanza es que la gente quiera recuperar lo que no ha tenido tiempo de vivir porque al final le resulte muy atractivo; que no quieran estar en el ordenador más de lo necesario y se vuelva al lápiz y al papel; a la comunicación cara a cara; a escucharse unos a otros. Porque todo eso se está perdiendo. Internet es nuestro amigo y nuestro peor enemigo. Un arma de doble filo.
¿Cómo fue el reencuentro entre los actores de La niña de tus ojos, paralelo al de la película?
Precioso. Fernando me comentó en distintas ocasiones que tenía la idea de juntarnos otra vez a todos. Y hace dos años nos reunimos en su casa, nos pasó el guión y nos dimos cuenta de que el equipo mantenía la misma energía. Fue muy bonito poner esto en marcha.
¿Han comentado la situación de la cultura en el país, su evolución desde los tiempos de La niña de tus ojos?
La situación del cine, en lugar de mejorar, ha ido a peor. Está muchísimo peor. Teniendo en cuenta el talento que hay en la profesión; los actores, directores, escritores y gente de cualquier departamento del sector, todos con un nivel muy alto… Las oportunidades son muy escasas. Hay pocas posibilidades de dar alas a tanta gente joven y valiosa. Y pienso también en directores de fotografía, en los que llevan el vestuario, los músicos… Más que con ayudas, en los últimos años el cine español se ha encontrado con trabas e incluso zancadillas. Y es un sector del que viven miles de personas y podrían vivir muchísimas más.
Hay un momento en que su personaje, Macarena Granada, dice que ser una estrella es "un coñazo”. ¿Encierra verdad en su caso?
Su vida es bastante distinta a la mía. Yo tuve la suerte de irme a Estados Unidos con billete de vuelta, lo que siempre da más seguridad. Y sigo compaginando la actividad fuera con el trabajo en mi país: una gran suerte. En la época de Macarena, firmar un contrato con un estudio de Hollywood te marcaba; esa compañía dirigía tu vida, no podías trabajar con nadie más. Ella pasa un largo tiempo sin moverse ni poder volver a España; su única referencia es la Trini, que vive con ella y es su familia. Cuando vuelve a casa se encuentra un país muy cambiado, hay cosas que le despiertan dolor y frustración; además ha perdido a su padre. El concepto de estrella significaba entonces algo muy diferente. La palabra estrella no entra en mi vocabulario. En mi caso, el poder trabajar como actriz significa dedicarme a lo que me gusta y lo que soñaba.
Si pudiera, le daría al botón de rebobinar y me quedaría un rato más en los noventa”
¿Nunca se ha sentido la reina de España, ni con el Oscar?
Pues no. Siento un gran cariño por parte de mucha gente. Y claro que eso se agradece, pero mi motivación es otra; es el amor por la interpretación; el saber que siempre estás aprendiendo porque nunca lo sabes todo y empiezas cada vez de cero. Es el respeto por el trabajo.
¿Qué es lo que más le ha costado hacer en esta película?
Cantar me da siempre mucho miedo. Al final Fernando quiso que lo hiciera yo. Me puse muy nerviosa, sudé a mares, pero al final es una de las escenas que más me gustan. Es un homenaje al cine en el que se muestra el maravilloso caos que se produce en un rodaje, donde existe un orden invisible y milagroso porque hay un montón de gente unida y remando en la misma dirección. Trabajar en equipo me llena. Así que la escena que más recuerdo es la del número musical porque es la carta de amor de Fernando al cine. Había ahí una harmonía especial.
La niña de tus ojos ganó siete Goyas. ¿Puede ser una carga o suponer una presión?
No. La niña de tus ojos funcionó muy bien y tiene muchos fans. Y La reina de España, aunque estará unida a ella de por vida, tiene mucho atractivo por sí sola, incluso para la gente que no haya visto la anterior. Cuenta una historia que puede interesar a muchas generaciones. La presión no sería por los Goyas. De todos modos, las películas no se hacen pensando en los resultados, que nunca sabes.
Ahora acaba de empezar el rodaje de Escobar, mano a mano con Javier Bardem por primera vez desde que se casaron, en el papel de la periodista que mantuvo una relación con el narco. ¿Cómo lo afronta?
El personaje, que es una buena periodista, está lleno de matices y es difícil. De momento, llevo bastantes meses preparando el acento colombiano para interiorizarlo bien y luego pasarlo al inglés porque la película se rueda en esta lengua. Ahí estoy metida, intentando entender todo ese mundo. En cuanto a trabajar con Javier, no lo sé porque es la primera vez que lo hacemos siendo pareja, así que ya le contaré. Pero yo creo que muy bien.
No estoy ni estaré en Twitter. Ya nadie se escribe cartas. Me rebelo contra todo eso”
También tienen la propuesta de rodar ambos con el iraní Asghar Farhadi. ¿Está confirmado?
Bueno, Asghar está escribiendo aún. Nos contó la historia y su tratamiento, y es una maravilla. Cuando termine el guión nos lo pasará. La idea es rodar en España, aún no sabemos dónde. Es un drama intenso que supone un regalo para los actores. Los personajes son difíciles y eso da siempre más miedo pero lo hace más interesante. Para mí es un lujo trabajar para el director de Una separación, que es una maravilla. En cuanto a coincidir otra vez con Javier, es increíble que las cosas lleguen a la vez, porque tampoco es que nadie lo planee. Y no es que vayamos a trabajar juntos en todo, pero si hay cosas que surgen (para los dos) y tienen sentido, ¿por qué no?
Con la agenda tan intensa que tiene, ¿cómo ha sacado tiempo para el documental Soy uno entre cien mil (con la fundación de ese nombre, que investiga y combate la leucemia infantil)?
El tiempo para esas cosas tiene que encontrarse; debe ser una prioridad. Me interesa mucho dirigir. Había dirigido cortos de publicidad. Este era mi primer documental y lo cogí con muchísimas ganas desde que conocí a estos niños. Pasé meses visitándoles a ellos y sus familias. Me impactó porque es una enfermedad tipo tsunami, que arrastra muchas cosas.
Cuando subraya que va y viene pero nunca se fue del todo, como sí tuvo que hacer Macarena, ¿quiere decir que la etapa de Hollywood terminó?
No, mi intención es seguir haciendo lo mismo que estos años atrás; seguir compaginando. Ahora tengo proyectos que son de aquí, otros son americanos, ese de Asghar, que es iraní… Depende de donde lleguen los proyectos interesantes. No cambia nada. Los últimos cuatro años he estado más aquí y desplazándome en los rodajes. La idea es seguir haciendo lo mismo. Mientras pueda permitirme trabajar en distintos lugares y en distintos idiomas…, eso es lo que siempre he buscado.
¿Le gustaría una tercera parte de la historia de Macarena?
Bueno, es parte del plan. Fernando ya tiene una idea en la cabeza para estos personajes y no sé si a lo mejor en ocho o diez años nos podemos volver a juntar y hacer una tercera parte. A mí me encantaría