Un cerebro sano para cada edad
NEUROCIENCIA
Dormir bien, una dieta equilibrada, deporte regular y relaciones sociales positivas, factores esenciales para mantener las neuronas en buen funcionamiento
“Desde hace un tiempo noto que me cuesta recordar el nombre de personas que he conocido y tengo esa molesta sensación de tener algo en la punta de la lengua pero no conseguir decirlo”, cuenta el neurólogo de la Escuela Médica de Harvard Álvaro Pascual-Leone que suelen comentarle, preocupados, algunos pacientes.
“Es totalmente normal. A medida que nos hacemos mayores, somos capaces de recordar relaciones más distales entre las cosas, pero menos capaces de recordar el detalle. Cambia la manera de funcionar cognitivamente el cerebro” explica este investigador valenciano que les responde. Y apostilla que “el reto es saber cómo actuar en nuestro cerebro a cada edad, con unas capacidades únicas y específicas, para mantenerlo sano, que no quiere decir joven”.
Y ése es, de hecho, uno de los desafíos actuales de la biomedicina, cómo conservar la funcionalidad del cerebro a lo largo de la vida y prevenir enfermedades en una sociedad que cada vez está más envejecida; según la Organización Mundial de la Salud, en 2050 dos de cada 10 personas en el planeta tendrán más de 65 años.
“La medicina moderna consigue que vivamos con mejor salud corporal. El reto es ahora mantener el cerebro con la misma salud que el resto de órganos, porque si no seremos abuelos con corazones, páncreas, articulaciones jóvenes, pero no sabremos ni quiénes somos ni dónde vamos ni quién nos acaba de saludar”, sentencia este neurocientífico, al frente del Centro Berenson-Allen, que reclama la necesidad de un cambio de paradigma en el enfoque de la investigación en neurociencias: prevenir antes que curar.
Esa máxima es, además, uno de los principales puntos que centran una nueva edición de las jornadas de B-Debate, organizadas por la Obra Social La Caixa y Biocat, y dedicadas en esta ocasión a la salud cerebral, esto es cómo tratar el cerebro para que a cada edad esté en la mejor condición posible y pueda hacer frente a los procesos de deterioro de la edad y a enfermedades. Los expertos internacionales que participan en este evento coinciden en señalar que en lugar de tratar de hallar una cura para enfermedades neurodegenerativas, ahora los esfuerzos deben centrarse en intentar prevenirlas y descubrir cuál es el detonante que las ocasiona.
“Cuando aparecen los primeros síntomas de enfermedades como el Parkinson o el alzhéimer ya es demasiado tarde, porque el cerebro está tan dañado que es irrecuperable. Pero esas enfermedades comienzan décadas antes y es ahí donde hay que actuar”, insiste Pascual-Leone.
Mens sana in corpore sano
Un cerebro sano, señalan los neurocientíficos, está mejor preparado para afrontar desafíos a lo largo de la vida, como enfermedades, lesiones o simplemente el proceso natural de envejecer. Y se ha comprobado que hay una serie de pautas que son eficaces a la hora de mantener esa plasticidad cerebral: seguir una dieta equilibrada y tener una buena calidad de sueño; pero también mantener relaciones sociales positivas, saber gestionar el estrés, estudiar, meditar.
Y, sobre todo, practicar deporte cardiovascular de forma regular, como correr, nadar, ir en bicicleta. “Aumenta el grosor de la corteza prefrontal derecha que nos permite controlar impulsos, un mayor control cognitivo, capacidad de concentración, de gestión de emociones. Es un gran promotor de generación de neuronas”, señala Pascual-Leone.
Todo ello contribuye a la reserva cognitiva, una especie de ahorros mentales que nos permiten desde concentrarnos mejor para evitar distracciones, hasta procesar nueva información de forma más rápida, o afrontar situaciones nuevas que generan incertidumbre o recordar nombres y caras. “Para todo eso que forma parte de la vida diaria, necesitamos tener el cerebro en la mejor forma posible y de esa forma también nos protegeremos de las enfermedades neurodegenerativas”, afirma Montserrat Bernabeu, jefe de la Unidad de daño cerebral del Institut Guttmann.