Los tiranosaurios jóvenes cazaban sus propias presas, y se alimentaban de forma diferente a cómo lo hacían los adultos. Así lo ha concluido un equipo internacional de paleontólogos, tras analizar los restos de un ejemplar juvenil de Gorgosaurus libratus, un dinosaurio de la familia de los tiranosaurios, desenterrado en el yacimiento Dinosaur Park Formation en Alberta, Canadá.
El hallazgo, publicado este viernes en Scientific Reports, establece que ejemplares jóvenes y adultos de estos superdepredadores podían convivir en un mismo entorno sin caer en conflicto, porque seguían dietas diferentes. “Esta es posiblemente una de las razones por las cuales los tiranosaurios fueron tan exitosos en los últimos millones de años del Cretácico”, ha defendido en rueda de prensa Jared Voris, paleontólogo de la Universidad de Calgary y uno de los autores del trabajo.
La hipótesis se había propuesto con anterioridad porque las características físicas de adultos y jóvenes de esta familia de dinosaurios eran muy diferentes. Mientras los primeros tenían cráneos enormes y dientes del tamaño de plátanos capaces de romper huesos, los segundos eran más gráciles, con dientes como cuchillas y mordiscos débiles. Sin embargo, no había evidencia fósil que confirmara esta idea, y otros estudios habían propuesto que las crías se alimentaban de los restos que los mayores no querían.
Excepcionalmente conservado
El hallazgo, por primera vez, de un ejemplar de tiranosaurio fosilizado con el contenido estomacal casi intacto, ha permitido confirmar que los patrones alimentarios de adultos y jóvenes eran diferentes.
En la cavidad abdominal del Gorgosaurus, donde un día estuvo su estómago, los científicos han hallado, también fosilizados, los cuartos traseros de dos herbívoros pequeños, de menos de un año, que fueron devorados con días de diferencia. Las presas, de entre 9 y 12 kilogramos de peso, eran demasiado pequeñas para que hubieran interesado a un tiranosaurio adulto.
La hipótesis de los científicos es que el ejemplar fosilizado, de unos cinco años de edad, cazó por su propia cuenta a sus presas. Luego las desmembró e ingirió únicamente sus patas traseras, incluídos los huesos. Este comportamiento, que según el equipo de paleontólogos es extensible a otras especies de tiranosaurios, difiere del de los adultos, que consumían cualquier parte de su víctima.
“El hecho de que el joven Gorgosaurus ingiriera las mismas partes del cuerpo de dos individuos de la misma especie y de la misma edad en eventos separados, sugiere que tenía una dieta diferente a los adultos de la misma especie”, desarrolla en rueda de prensa François Therrien, investigador del Royal Tyrrell Museum de Alberta, Canadá, que ha coliderado la investigación.
Depredación evolucionada
Según el científico canadiense, hasta los 11 años, los tiranosaurios eran mesodepredadores, es decir, cazaban presas pequeñas. A partir de entonces, comenzaban a sufrir una serie de cambios físicos. Esencialmente les crecía el cráneo, los dientes se volvían más robustos y la mordida comenzaba a ganar fuerza. Al terminar el proceso, el ejemplar adulto era un superdepredador capaz de enfrentarse y devorar a los herbívoros más grandes.
“El estudio proporciona la primera evidencia directa de que los tiranosaurios ocuparon nichos ecológicos diferentes en el curso de su vida”, apunta Voris, de la Universidad de Calgary. “Los ambientes que contenían superdepredadores como el Gorgosaurus no tenían otras especies de dinosaurios mesodepredadores”, concluye el experto. Esto limitó la competencia de la familia de los tiranosaurios, y contribuyó a su éxito en los últimos años de la era de los dinosaurios.