Al cumplirse 50 años desde que el hombre pusiera un pie sobre la luna, es momento oportuno para comprobar la abundante producción creativa que hace mención al evento específico, a la carrera espacial en general o, sin tener ninguna relación con tal gesta, con la luna. El caso de la música es uno de los géneros más prolíficos en este último aspecto, ya que la luna ha sido fuente de inspiración prácticamente inagotable para músicos de todo tipo desde el siglo XIX. En el listado de composiciones aquí comentadas, la mayoría hacen referencia más o menos concreta a la carrera espacial y, como diría Tintín, al objetivo la luna. En cambio, las tres primeras son composiciones que tienen en su título la palabra luna, son piezas profundamente imbricadas en la cultura popular y de una manera u otra, reflejan la fascinación que el planeta siempre ha despertado, incluso a nivel no premeditado.
Claro de luna
La fascinación lunar fue algo que tuvo reflejo en algunos insignes compositores clásicos tan dispares como Ludwig van Beethoven, Gustav Holst o Claude Debussy. Del primero es, posiblemente, una de las piezas más inmortales escritas bajo influjo del planeta, que aunque se conozca como claro de luna su descripción es a célebre Sonata para piano nº 14 en do sostenido menor ‘Quasi una fantasia’, Op. 27, nº 2. La escribió en 1801 aunque la dio a conocer un año más tarde, y se la dedicó “a la señorita condesa Giulietta Guicciardi”, una alumna suya de diecisiete años y de la que se decía que estaba enamorado. Aseguran las crónicas que al cabo de un tiempo la relación entre el profesor Beethoven, que se acercaba a la treintena y lentamente se iba quedando sordo, y la alumna Guicciardi se transformaron en un afecto más intenso.
Blue moon
Decir Blue Moon es mentar una de las icónicas baladas del gran cancionero americano compuesta por esa dupla mágica formada por Richard Rodgers y Lorenz Hart en 1934. De ella se han hecho infinidad de versiones con el paso de los años, como las de Mel Tormé, Billie Holliday, Sam Cooke, Frank Sinatra, la muy exitosa en su momento de The Marcels (de 1961, sobre todo por su cambio de ritmo en clave de adictivo doo-wop) o la relativamente reciente de Rod Stewart. Pero quizás sea la de Elvis Presley una de las que más ha trascendido tiempos y gustos, con esa emotividad tan marca de la casa. Incluida en su álbum de estreno titulado como él mismo y datado en 1956, el título hace mención a algo que acontece raramente y/o hace referencia a un estado de melancolía.
Fly me to the moon
Hasta que la canción no cayó en manos de Frank Sinatra, “Fly me to the moon” había sido una composición que incluso no tenía ese título cuando la compuso Bart Howard en 1954, ni cuando ese mismo año la grabó por primera vez la actriz y cantante Kaye Ballard. La pieza se había titulado originalmente “In other words” ( En otras palabras), y a medida que fue haciéndose popular el público acabó conociéndola por “Fly me to the moon”, que devino su nombre oficial en 1963 cuando Howard cedió ante la insistencia de la célebre cantante Peggy Lee para que así lo hiciera.
Todo cambió, sin embargo, cuando Frank Sinatra la incluyó en su álbum “It might as well be swing”, de 1964, en colaboración con Count Basie y, dato capital, con arreglos de Quincy Jones. Y cuando la carrera espacial comenzó a adquirir forma, la versión de Sinatra estuvo bien presente; dos pruebas: una copia de la canción sonó en el Apolo X mientras orbitaba la luna, y fue la primera música que se pudo oír en la luna ya que sonaba en el casete portátil que llevaba Buzz Aldrin cuando empezó a caminar sobre el planeta tras descender del Apolo XI.
Across the universe
En plena época del interés de los Beatles por la meditación trascendental, John Lennon se propuso a su manera indagar en el llamémosle cosmos espiritual, con resultados como la canción “Across the universe”, compuesta a finales de 1967 y aparecida un año más tarde dentro del álbum “No one’s gona change our world” y, posteriormente, en el “Let it be”.Compuesta por el beatle tras una discusión con su esposa Cynthia Powell, muchos años más tarde (2008), el tema se utilizó para conmemorar el cincuenta aniversario de la NASA.
Armstrong, Aldrin and Collins
La querencia de la banda estadounidense The Byrds por la cuestión espacial había quedado reflejada de forma muy brillante en su exitoso tema “Mr Spaceman” (con el que su autor, Roger McGuinn, confiaba en atraer a los extraterrestres a la Tierra). Sin embargo, pocas canciones tan textualmente identificables con la aventura del Apolo XI y sus protagonistas la canción “Armstrong, Aldrin and Collins” (incluida en el álbum “Ballad of easy rider” de 1969) ) en donde rinden breve pero emotivo homenaje a los astronautas en clave folk-rock, unos héroes que hacen sentirse a millones de personas “orgullosos de la raza humana”.
Space oddity
David Bowie y Pink Floyd son muy posiblemente las dos referencias británicas de la música popular “moderna” que más reflejaron musicalmente la fascinación/obsesión por el cosmos espacial y lunar. Bowie alumbró el mismo año del alunizaje del Apolo XI, 1969, una de sus numerosas obras cumbre, un “Space oddity” de perfiles casi proféticos. Contenía el insuperable tema homónimo que además abría el volumen, en donde aparecía la figura del angustiado comandante Tom con sus diálogos con la torre de control y sus zozobras. Tan convincente y oportuna fue la pieza -el músico se inspiró tras ver la película de Kubrick “2001:un odisea del espacio”-, que la propia BBC la empleó para la banda sonora de la retransmisión del histórico primer alunizaje.Bowie ampliaría su interés galáctico pocos años más tarde (1972) con el no menos fascinante “The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars”.
Rocket man
Es sabido por boca del letrista BernieTaupin que el cuento “The rocket man” del maestro de la ciencia ficción Ray Bradbury (uno de los 18 relatos que forman parte de su libro “The illustrated man”, editado en 1951). fue la inspiración fundamental de la canción “Rocket man”. Un tema que supuso una de las cumbres al poco de empezar su carrera de Elton John (encontrable en el fundamental álbum “Honky château”, de 1972). Al piano y con unos arreglos muy “ad hoc”, John narra la literal historia celestial de un astronauta perdido en el espacio, un hombre cohete que confiesa, en confianza,que lo que hace es solo un trabajo “cinco días a la semana”.
The dark side of the moon
Lo de Pink Floyd, y en especial de Roger Waters, por la luna, por el espacio, se puede catalogar de pura obsesión. Sólida y fundamentada o no, la apuesta musical y conceptual de la banda de Waters, Gilmour, Wright y Mason ha sido una d elas más brillantes y sonoramente innovadores en términos de rock. Cuando llegaron a la obra máxima de esta obsesión/manía/temática que fue el álbum ”The dark side of the moon”. Pero antes de que llegar a esta cima, el cuarteto británico ya había alumbrado otros hitos como el “Astronomy domine” aparecido en el álbum “The piper at the gates of dawn” (1967). En “The dark side of the moon” no hay ningún tema que se titule así, aunque en uno de los espaciales temas del álbum, “Brain damage”, la letra finaliza con el multicoreado “I’ll see you on the dark side of the moon”. La cara oculta en esta obra conceptual emanada de la cabeza de Waters versa, en fin, sobre la avaricia, el deterioro físico, la muerte y la enfermedad mental, este último aspecto influido por el deterioro que en este sentido había padecido Syd Barrett, pieza angular d la banda en sus inicios.
Walking on the moon
Entre los muchos méritos de “Walking on the moon” (incluido en el “Regatta de blanc”, cosecha de 1979) se puede citar que se trata de la canción en donde Sting mejor ejerce de bajista eléctrico de toda la discografía de The Police. El otro puede ser que es la mejor canción de reggae publicada por el grupo, y hablamos de una de las escasísimas formaciones inglesas que alcanzó el éxito haciendo esos ritmos jamaicanos.La palabra luna aparece en su título, pero tal como explicó en su día el propio Sting la inspiración le salió una noche borracho en la habitación de un hotel “walking ‘round the room”, y decidió cambiar el título a “wallking on the moon” porque aquél era muy estúpido. En cualquier caso, y también por boca del músico británico, la canción versa sobre la sensación de estar enamorado. Y a ello le añadió a modo de “background”
Man on the moon
Una de las indiscutibles obras maestras de la llorada -por desaparecida- banda liderada por Michael Stipe es un sentido homenaje del grupo al comediante Andy Kaufman. La posteriormente canción referencial del grupo apareció como segundo single del álbum “Automatic for the people”, aparecido en 1992. Stipe, autor de la excelente música, no intervino en la letra de la misma, que fue obra del entonces batería del grupo Bill Berry y el guitarrista Peter Buck. El título de la canción hace referencia a la teoría de que el aterrizaje en la luna en realidad fue falso, como una alusión indirecta a los rumores que decían que la muerte de Kaufman en 1984 era falsa. La canción tuvo recorrido ya que dio título a la película dirigida por Milos Forman en 1999 sobre la vida del mencionado comediante y actor, y formó parte destacada de la banda sonora de la misma.
Sally Ride
La única presencia femenina en esta selección lo es por partida doble ya que, por una parte, está la intérprete en la persona de Janelle Monáe, la cantante, rapera y actriz estadounidense que ha acabado convirtiéndose en un estrella de la escena funk-r’n’b-soul (como testimonió en el pasado Primavera Sound), y por la otra, Sally Ride. Detrás de este nombre y apellido se esconde el título de una de las canciones que incluye Monáe en su aclamado álbum “Electric lady” publicado en 2013, y también es el nombre de la primera mujer astronauta estadounidense. Tenista de éxito decidió cambiar de rumbo y fue seleccionada por la NASA en 1983 para una “estancia” de seis días en el Challenger. Además de lo anterior, su dimensión de personaje público comprometido con el colectivo LGTB en aquellos tiempos, hacían de Ride un persona polifacética que Monáe retrató con excelente trazo.