Sam Altman, CEO de OpenAI, ataca a sus excompañeros: "Toda la gente que intentó joderme a mí y a la empresa se han ido, y ahora tengo que limpiar su estropicio"
El director ejecutivo de OpenAI habla del caos interno tras su despido, la salida de figuras clave y su tensa relación con Elon Musk

Dicen que los comienzos no son fáciles, pero es que Sam Altman asumió el cargo de CEO de OpenAI en mayo de 2019, en aquella época prepandemia, por lo que ya llevaba casi 4 años y medio en el puesto antes de ser (brevemente) destituido. Ahora, consolidado como director ejecutivo de la compañía desde hace tiempo, se ha atrevido a lanzar duras críticas contra antiguos miembros de la empresa que, según él, intentaron "sabotear su liderazgo".
Sam Altman y la purga en OpenAI
El punto crítico de la historia ocurrió en noviembre de 2023, cuando Altman fue despedido abruptamente por la junta, liderada por Helen Toner, que lo acusó de falta de transparencia en la gestión financiera y operativa de OpenAI, aunque más tarde acabó revelando que creía que había creado una cultura de "abuso psicológico" a base de mentiras. Según documentos internos, el Consejo de Supervisión actuó de forma rápida y sin dar oportunidad de defensa al que en ese momento era el CEO, quien describió el momento como algo caótico:
"Me despidieron un viernes a mediodía. Un montón de gente más dimitió el viernes por la noche. A última hora de la noche del viernes, yo estaba en plan: ‘Vamos a empezar una nueva AGI'", confesaba Altman.
Sin embargo, esta decisión provocó un motín interno: más de 550 empleados (siendo un total de 700) amenazaron con renunciar, e incluso con unirse a Microsoft, si no se reinstauraba a Sam Altman. Contar con el respaldo de la gran mayoría de la empresa logró que Altman estuviera de vuelta en menos de una semana, pero ahí no acaba la cosa, porque todos estos conflictos llevaron a una reestructuración del Consejo, quitando a los miembros que impulsaron su destitución y consolidando su autoridad.
En los últimos meses, el empresario ha hecho declaraciones contundentes contra quienes intentaron tirarle por tierra a él y a su empresa, refiriéndose tanto a exmiembros de la junta directiva como a figuras externas como Elon Musk, su antiguo socio en OpenAI. En una entrevista con Bloomberg de principios de año, el cofundador y director ejecutivo de OpenAI señaló lo siguiente, marcando un punto de inflexión en la gobernanza de la compañía de inteligencia artificial:
"Todas esas personas que, en mi opinión, realmente me jodieron a mí y a la empresa se han ido, y ahora tengo que limpiar su desastre", refiriéndose a los miembros del Consejo de Supervisión que lo destituyeron.
La tensión volvió a escalar el pasado mes febrero, cuando Musk intentó comprar OpenAI por 97.400 millones de dólares, oferta que Altman rechazó con ironía y diciendo que si quería podía comprar Twitter por mucho menos. Este episodio fue la gota que colmó el vaso en una rivalidad que incluye demandas legales y ataques personales, pero la disputa actual va más allá: se enmarca en la batalla por el control del Proyecto Stargate, la iniciativa de IA avanzada financiada con 500.000 millones de dólares por el gobierno de Trump.
Actualmente, Sam Altman centra sus esfuerzos en acelerar el desarrollo de AGI, fortalecer la infraestructura tecnológica con inversiones en centros de datos y chips propios, y navegar el panorama político bajo la administración Trump. Además, con la frase "ahora tenemos que arreglar lo que otros rompieron por ambiciones personales" deja entrever que las batallas internas de OpenAI retrasaron el progreso hacia sus objetivos, pero su posición parece estar más que consolidada, con el 92% de sus empleados respaldándolo públicamente.
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