Una boda sale por un pico. España está a la cabeza de los países donde resulta más caro casarse, junto con Reino Unido e Italia, alcanzando los 21.000 euros el coste medio de una boda. En países como Francia, Portugal o Canadá el coste de este evento ronda los 16.000.
Esta cifra muestra la importancia que se le da a este acontecimiento en España, convirtiendo estas celebraciones en un evento complejo de organizar y donde es necesario cuidar cada detalle para tener éxito y que los novios y los invitados vivan un momento inolvidable. De ahí que cada vez más personas contraten los servicios de los planificadores de bodas, con el sobrecosto que conlleva.
Precisamente el sector de los eventos sociales está en expansión y en la actualidad es generador de empleo. Mueve millones de euros y está demandando perfiles bien formados. Su futuro es halagüeño, en especial el de la organización de bodas. De acuerdo con el estudio Bodas Z: un análisis social de las preferencias de la generación más joven, los productos y servicios que demandan las generaciones más jóvenes de entre 18 y 28 años para sus celebraciones nupciales no se alejan del esquema tradicional de celebración.
Centrándonos en el asunto de los regalos, el estudio revela que el 47% de los encuestados prefiere abrir una cuenta corriente para que los invitados les ingresen dinero, el 38,4 % quiere hacer una lista de bodas con todo lo necesario para amueblar su casa, el 11,4% prepararía una lista de bodas ficticia en unos grandes almacenes para después utilizar ese presupuesto en el viaje de novios y, en último lugar, un 3,2% donaría el dinero para una causa benéfica.
El 47% de los españoles entre 18 y 28 prefiere abrir una cuenta corriente para que los invitados les ingresen dinero
El elevado gasto de los novios en el evento es importante porque se relaciona con la “presión” que sienten los invitados a una boda para estar a la altura de las circunstancias y hacer un regalo acorde con el esfuerzo económico de los novios.
Aplicar el criterio de reciprocidad y respetar la regla de la cortesía es fundamental. Esto implica mantener la etiqueta prevista y, en función del grado de relación con los contrayentes y el lugar y las características de la celebración, aportar un regalo acorde al desembolso que les ha supuesto. Pero también a la altura de la relación personal que les une.
Aplicar el criterio de reciprocidad y respetar la regla de la cortesía es fundamental
Claro que no siempre las circunstancias de los invitados les permiten hacer el regalo que se merecerían los contrayentes. Y esto puede llevarles a declinar la invitación. En estos casos, lo adecuado es ser honestos y explicar con franqueza a los novios las circunstancias.
Para colmo, hay periodos vitales en los que las bodas se multiplican y, cuando se acumulan varias bodas al año, puede resultar muy costoso para los invitados. En muchas ocasiones, algunos invitados son selectivos a la hora de elegir a cuál acudir y declinan la asistencia en aquellas celebraciones en las que la relación con los novios no es muy estrecha.
Pero en aquellas a las que se asiste, ¿cómo calcular cuánto dinero se debe regalar a los novios? Todo depende del contexto de la relación con ellos, del grado de parentesco o relación y de los antecedentes:
Cuando se trata de una boda en la que tenemos una relación muy cercana con los contrayentes, debemos ser más generosos. Pero tampoco hay que perder de vista el principio de reciprocidad si nosotros nos casamos antes y ellos nos regalaron, para acercarnos a cifras similares.
De media, la aportación por invitado en España suele rondar los 260 euros, según Bodas.net
También es importante tomar en consideración la formalidad del evento y el lugar en donde se celebra la boda, así como el esfuerzo que debemos hacer para asistir a la celebración. Por ejemplo, cuando es necesario viajar a otra ciudad y llevar un traje en concreto. En todo caso, es imperativo ser honestos y no mentir o aparentar. Se entiende que si hemos sido invitados a una boda es porque existe aprecio mutuo y lo importante no es el regalo, sino compartir un momento tan especial.
De media, la aportación por invitado en España suele rondar los 260 euros. En ocasiones, los novios prefieren que se les regalen bienes en lugar de dinero. Tradicionalmente esta alternativa tiene el objetivo de aportar aquello que se necesita cuando uno comienza a convivir en pareja en la vivienda familiar. Pero en la actualidad, la mayoría de las parejas conviven antes de su enlace, por lo que tiene más sentido aportar dinero que bienes.
Artículo originalmente publicado en The Conversation. Sonia Aránzazu Ferruz González es profesora e investigadora en Comunicación de la UNIR, Universidad Internacional de La Rioja.