Así es cómo te engañas a ti mismo día a día: descubre cómo salir de este bucle
Desarrollo personal
Eduardo Llamazares, experto en desarrollo personal, explica por qué te cuesta tanto dejar un trabajo en el que ya no estás bien o prefieres la eterna crisis a romper con tu pareja
Sentimientos inútiles, pensamientos limitantes ¿Por qué nos ponemos tantos obstáculos en nuestra vida?
Un trabajo en el que no estás bien, pero que no te atreves a dejar. Una pareja que vive en eterna crisis, cuya ruptura pospones. Un trauma que pesa como una losa, al que no le terminas de plantar cara. Son situaciones en las que se recurre al autoengaño, probablemente sin ser conscientes. Eduardo Llamazares, coach, experto en desarrollo personal y autoconocimiento explica que “el autoengaño es la estrategia que utiliza nuestra mente para evitar el miedo”.
Los cambios van asociados a incertidumbres y esto genera miedo. Según Llamazares, “alargar una situación nos debilita, nos lleva al desgaste que influye en nuestra autoestima y nos hace creer que no somos capaces”. El cambio es entonces más costoso porque “el miedo nos paraliza”.
El miedo nos hace funcionar por dos vías: la huida del dolor o la búsqueda del placer”
El autor de 'Mente, ¡Déjame Vivir!' explica que “el miedo nos hace funcionar por dos vías: la huida del dolor o la búsqueda del placer”. Elegimos una u otra en “función de si trabajamos desde el miedo o desde el amor”. Si, aún estando mal, no encuentras placer en el cambio, “la motivación disminuye y la amenaza del riesgo se percibe con más claridad”. Es entonces cuando nos autoengañamos, “pensando, por ejemplo que no es el momento”.
El autoengaño se da cuando nos preocupamos por algo que no ha ocurrido y que, quizá, no ocurra: “la preocupación es una excusa”. Cuando estamos preocupados, “nos sentimos medio bien porque nos engañamos pensando que estamos en marcha, buscando soluciones, esperando el momento o pensando en cómo hacer o cómo decir”. Pero lo que estamos haciendo es alejarnos del momento clave, que es el de la toma de decisión, con el cambio que conlleva.
El momento de tomar la decisión
Esto nos acerca a los “pensamientos rumiantes, que son peligrosos, porque nos terminan llevando a un estado de ansiedad”. La preocupación sólo tiene sentido “si está acotada en el tiempo, nos permite tomar una decisión y llevarla a la acción. De otra forma, forma parte del autoengaño”. Las preocupaciones que no llevan a la acción, dice este experto, “nos pueden hacer caer en el victimismo y la autocompasión”.
El autoengaño nos hará crear excusas del tipo “no me puedo separar, no puedo dejar a mi jefe colgado ahora…”. Esto hace que la confianza en tí mismo disminuya y te alejes de tu parte más fuerte. La razón por la que muchas veces no tomamos una decisión es que “intentamos evitar el dolor que nos produce ejecutarla. Decirle a tu jefe que te marchas, explicar a tu pareja o a tus hijos que te vas a separar son tragos por los que no quieres pasar”. Hay dos tipos de dolor, añade el experto: el dolor de crecimiento y el dolor de arrepentimiento.
Pronto pasará, el movimiento nos llevará a una nueva etapa y evolucionaremos”
El dolor de crecimiento es el que sentimos cuando logramos avanzar. “Pronto pasará, el movimiento nos llevará a una nueva etapa y evolucionaremos”. Si no logramos dar el paso, pasado un tiempo llegará el dolor del arrepentimiento: “nos pesará no haberlo hecho y quizá ya sea tarde o habremos pagado un precio muy alto y nuestra autoestima estará mermada”.
La autoestima es “un músculo que se fortalece a medida que se consiguen logros. A veces nos quedamos en la zona de disconfort, que no es más que una zona de dolor ya conocido. La mente cree que no es tan malo, porque ya lo conoce. Y busca excusas para pasar la responsabilidad a un tercero: los hijos, el jefe, los padres…”
Herramientas útiles para salir del bucle
Llamazares comparte herramientas útiles para salir del autoengaño. Una es escribir listas de pros y contras. Porque, si pensamos pero no escribimos, “nos centraremos en las desventajas, movidos por el miedo. Pero la nueva situación traerá consigo muchas ventajas y debemos contar con ellas”.
Otra es poner el foco en el medio y el largo plazo. Lo habitual es que sólo pensamos en clave de dolor, en ese momento de ejecutar la decisión, “pero hay vida más allá de esos momentos dolorosos y es importante potenciar la imaginación en positivo. No podemos quedarnos sólo en la búsqueda de amenazas”.
Otra herramienta es comparar situaciones ¿Cómo estaré dentro de uno o de cinco años si tomo la decisión? Y ¿Cómo estaré dentro de uno o de cinco años si no la tomo? Proyectarnos a futuro en ambas situaciones es clave para verlo claro.
Alargamos estas situaciones de autoengaño porque aceptamos la supervivencia. Pero por encima hay otro nivel, que es la búsqueda de la felicidad. Para esto hay que aceptar el cambio y atravesar el dolor. “No hacerlo influirá negativamente en nuestra autoestima y en el autoconcepto. Hacerlo nos ayudará a evolucionar”.