Una de cada cuatro mujeres embarazadas presentan síntomas depresivos durante los meses de gestación y entre un cinco y un catorce por ciento sufren depresión clínica. Un tema del que no se habla demasiado, porque parece que el estado de buena esperanza va asociado a la felicidad. Las redes sociales contribuyen con miles de fotos de embarazadas felices e historias de famosas que cuentan al mundo las bondades de esperar un hijo.
Carmen Hernández es doctora en psicología perinatal e investigadora de la Universidad Rovira i Virgili y explica que la depresión en general presenta dos síntomas nucleares: “uno es la anhedonia o incapacidad para sentir placer y el otro es la tristeza, a los que pueden sumarse otros, como irregularidades en el sueño y el apetito”.
La depresión va asociada a cogniciones negativas sobre el mundo que las rodea, como la incapacidad para ser una buena madre o cómo estará el bebé”
Durante el embarazo, “la depresión va asociada a cogniciones negativas sobre el mundo que las rodea, como la incapacidad para ser una buena madre o cómo estará el bebé”. Estos pensamientos “hacen que se dificulte el vínculo con el feto, algo que promueve el cuidado durante el embarazo”, por lo que añade dificultad a una gestación óptima.
Hace años que la ciencia baraja la hipótesis de que este tipo de depresión tenga relación directa con la inflamación. El proceso inflamatorio, explica Carmen Hernández, “es natural durante el embarazo y una respuesta inmunitaria para proteger al feto”. Pero es posible que este mismo proceso “aumente el riesgo de depresión”.
Ahora, científicos del Instituto Van Andel y Pine Rest Christian Mental Health Services han realizado un estudio en el que se ha descubierto que los signos de inflamación en sangre predicen de forma confiable la depresión severa durante la gestación. El análisis estableció 15 marcadores encontrados en la sangre, que pueden predecir si las mujeres embarazadas tendrán depresión con un 83 % de precisión.
Los hallazgos brindan una herramienta muy necesaria para identificar a las mujeres que pueden estar en riesgo de depresión y adaptar mejor su atención. El estudio, publicado en Translational Psychiatry , es uno de los primeros de su tipo y siguió a 114 voluntarias, que proporcionaron muestras de sangre y se sometieron a evaluaciones clínicas de síntomas depresivos en cada trimestre y en el posparto.
“La depresión no es solo algo que sucede en el cerebro, sus huellas dactilares están en todas partes del cuerpo, incluso en nuestra sangre”, dijo Lena Brundin, co-autor principal del estudio. “La capacidad de predecir la depresión relacionada con el embarazo y su gravedad cambiará las reglas del juego para proteger la salud de las madres y sus bebés”.
“Tener un método objetivo y de fácil acceso asociado con el riesgo de depresión, proporciona una herramienta única para ayudar a identificar a las mujeres que pueden desarrollar depresión gestacional", dijo Erick Achtyes, profesor de la Universidad Estatal de Michigan y coautor principal. “Nuestros hallazgos son un primer paso importante hacia el uso más amplio de este tipo de métodos”. Los próximos pasos “incluyen replicar los resultados en pacientes adicionales para verificar los puntos de corte”.
Los trastornos psicológicos durante el embarazo “presentan un pico en el primer y el tercer trimestre de gestación”. Cataluña fue la primera Comunidad Autónoma que, desde 2018, realiza un cribado de ansiedad y depresión a todas las mujeres gestantes. Carmen Hernández explica que “dependiendo de la gravedad de los síntomas, la intervención es importante”.
En los casos más leves se recomienda la terapia cognitivo-conductual y actividad que ayuden a detener los pensamientos mecánicos, como el mindfulness. En casos más graves es importante consultar con la matrona. Pero para esta investigadora de la Universitat Rovira i Virgili es también fundamental “erradicar el estigma social porque la presión social hace que cueste pedir ayuda y la brecha de la salud mental durante el embarazo es aún mayor”.