¿Tienes realmente el control sobre tus decisiones?
Quizás la razón no es tan poderosa como nos han contado
¿Te has planteado alguna vez qué pasaría si todas tus decisiones estuvieran condicionadas? Cuando la razón no es tan poderosa como nos han contado, incluso el humor con el que te levantas cada mañana puede influir en ellas.
La ciencia nos ha hecho creer que somos racionales por naturaleza, pero y si realmente no es tan amplio el margen que nos separa de los instintos primarios. “Sin duda, la mayoría de las decisiones que tomamos las hacemos de manera automática, con nuestro cerebro funcionando pero sin ser conscientes del mismo”, comenta José Guillermo Fouce, doctor en psicología y profesor en la Universidad Complutense de Madrid.
Tenemos una parte emocional y otra racional , y la primera es bastante salvaje”
Es un hecho que cuenta incluso con dos premios Nobeles. Herbert Simon lo recibió en 1978 por un trabajo sobre los procesos de elección y solución de problemas desde la óptica de la computación y la inteligencia artificial. En 2002, Daniel Kahneman trató la toma de decisiones bajo la incertidumbre. Y ambos llegaron a un punto común: los resultados no atienden a la razón.
“Tenemos una parte emocional y otra racional, y la primera es bastante salvaje”, comenta el catedrático de psicología y economía Dan Ariely en su libro Predictibly Irrational. Esto es lo que nos lleva a tomar reiteradamente malas decisiones. Para ayudar a resolver los dilemas ha creado Conscience +. Esta aplicación ofrece excusas para justificar los actos, bien sea una aspiración noble o algo más cuestionable. Es como tener sobre el hombro al ángel y al demonio cuando se necesita un consejo de forma instantánea.
El sistema de la (sin)razón
La base de nuestras decisiones responde a la estructura de nuestra mente. “Tenemos un cerebro reptiliano. El primero evolutivo se relaciona con los animales y nos conecta con ellos. Es el que controla todos nuestros mecanismos automáticos: respirar, andar… Por otra parte está el emocional que etiqueta y filtra; y por último el córtex o racional”, comenta Fouce.
De manera esquemática el funcionamiento de los tres se explica de la siguiente forma: de los múltiples estímulos que nos llegan y que procesamos, solo quedan archivados con una etiqueta y, por tanto podemos recuperarlos, aquellos que tienen una carga emocional y las sensaciones que se derivan de ellos nos influyen mucho más que los racionales. “El enamoramiento sería un buen ejemplo de cómo recibimos muchos más estímulos de los que procesamos racionalmente y cómo nos influyen queramos o no”, comenta el experto.
Toda decisión supuestamente racional esta influida por las emociones”
En la práctica razón y emoción son dos conceptos indisolubles. “No se pueden separar. Ninguna decisión es completamente racional, o lo que es igual, toda decisión supuestamente racional esta influida por las emociones. La dicotomía entre cerebro o razón y emoción es falsa”, argumenta Fouce.
Incluso tendemos a cargar de razón una decisión a la que nos ha llevado el corazón. “Pueden ser dos formas válidas o erróneas de actuar. Las emociones pueden ser los colores del “yo” y dependen incluso del talante con el que nos hayamos levantado ese día. El raciocinio suena a poner ventajas y desventajas en una balanza, aunque finalmente...el peso lo va dirimir un afecto aunque lo envolvamos de “racionalidad”, señala el psicólogo Sergio García Soriano.
Todo es relativo
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero nuestras decisiones están ancladas en ellas. Imagina que te ofrecen un puesto de trabajo en el que cobras 50.000 € anuales, pero eres el empleado con menor sueldo de la empresa. Y tienes la opción de elegir otro con un salario de 45.000 € al año, pero eres el trabajador que más gana. Ariely ha trabajado en este aspecto y ha comprobado que la opción que más felicidad reportaría sería la segunda, aunque difícilmente se escogería. ¿Por qué falla la elección?
Nuestra perspectiva suele estar sesgada por aspiraciones personales o expectativas que nos impiden ver el marco completo. Una solución al problema podría ser la visión de una tercera parte neutral. “Si sabemos que estamos atrapados en una realidad sesgada, podría ser aceptable el consejo de otra persona. Por supuesto, aceptar el mundo de una tercera parte (que no haya sido envenenada por nuestra versión de los hechos) puede sentar las reglas y regular la decisión”, aclara Ariely en su libro.
El problema de dejar para mañana
Que levante la mano quien no desee trabajar por su salud a medio plazo. O el que no desee contar con un colchón en sus finanzas. La respuesta al futuro es racional y obvia. Sin embargo, nunca es buen momento para comenzar una dieta o empezar a cultivar el cuerpo. “En primer lugar, tengo que saber dónde quiero llegar y cuál es mi objetivo. Muchos de ellos mueren porque tengo una idea fija de mi decisión y de sus resultados y eso me impide el análisis correcto”, añade García Soriano.
El corto plazo y la falta de obligación son los dos enemigos de la toma de decisiones en proyectos”
El corto plazo es uno de los grandes enemigos cuando las decisiones están relacionadas con proyectos, aunque también lo es la falta de obligación. “Estos problemas están relacionados con la inmediatez y la falta de gratificación instantánea. Pero existen mecanismos de autocontrol potencial. Si no somos capaces de entrenar solos, tendremos que hacer una cita con un entrenador o con amigos. En el futuro nos ayudarán a ser el tipo de persona que esperamos”, añade Ariely en su escrito.
El ABC de la buena decisión
Conocer el carácter y adelantarse a las reacciones es la llave para acertar en la elección más adecuada, ya que muchas de ellas responden a un proceso de costumbre o a atajos de pensamiento. “Siendo conscientes de nuestras emociones, de los estímulos que nos llegan seremos capaces de tomar una buena decisión”, añade Fouce que también apunta a la calma en el momento determinante.
La conciencia plena es otro de los aliado de las decisiones”
“Cuando se pone en juego el tiempo, dinero, prestigio o amor nos tomamos un periodo de planteamiento y desarrollo de la sentencia más amplio”, cuenta García Soriano. La conciencia plena es otro de los aliados en este aspecto. “Hay temas que te atrapan. En lo que se refiere a proyectos o ideas se pueden apoderar de uno mismo y hay que actuar como un simple receptor. A veces, ni siquiera nos damos cuenta de la trascendencia que puede tener tomar uno u otro camino”, concluye García Soriano.