Cómo saber si tu perro tiene cataratas y cómo tratarlas con éxito
SALUD ANIMAL
Es difícil detectar a tiempo, y no confundir, esta patología que vuelve opaco el cristalino y resta visión; el envejecimiento es la causa principal, pero no la única
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La mayor esperanza de vida de los perros, gracias a los mejores cuidados, ha hecho que una patología como la catarata, provocada en muchos casos por el envejecimiento, preocupe cada vez más. No siempre es fácil percibir que nuestro perro tiene cataratas. Se pueden confundir con otras enfermedades. Con unas pautas básicas es posible detectar que los ojos del animal no están bien y saber cuándo hay que acudir al veterinario.
La catarata es la opacidad del cristalino del ojo que, al impedir el paso de los rayos luminosos, dificulta la visión, sea en perros o en humanos. La pupila, al tiempo que el cristalino pierde su transparencia, se torna de un color azulado, blanquecino, y deja de ser transparente.
Si no se trata y no se opera “una catarata avanzada puede generar complicaciones dolorosas como la inflamación, luxación del cristalino, e incluso el glaucoma”, advierte el doctor Paco Simó, el director médico del Instituto Veterinario Oftalmológico (IVO), de Barcelona.
Diagnóstico tardío
A menudo el animal sigue su vida normal, su comportamiento es el habitual pese a perder visión, y eso hace que la catarata se detecte ya en una fase avanzada
Cuando se suele detectar la catarata, en muchos casos, ya ha pasado mucho tiempo. Nos damos cuenta cuando el ojo ya está totalmente blanco. Es una patología que avanza en muchos de los casos lentamente y el perro tiene tiempo de compensar su deficiencia visual, por lo que aparentemente ve con normalidad.
“El propietario piensa que es normal que el perro vaya más lento por su edad avanzada. Los perros saben compensar la deficiencia, nos engañan porque saben orientarse con el olfato y el oido; para ellos la vista no es tan esencial como para otros animales”, explica la veterinaria Rebeca Carmona, posgrado en Oftalmología.
Para poder detectar de forma temprana la catarata lo mejor son la revisiones veterinarias rutinarias con especialistas en problemas de visión. No es lo más habitual que el can choque con objetos de casa y revele que hay una pérdida de visión. Durante la noche la deficiencia visual se suele hacer más evidente.
Si la catarata tarda mucho en detectarse y la pérdida de visión es total, es más complicado operar.
Si existe la sospecha de catarata y el veterinario así lo considera, hay que realizar varias pruebas. La ecografía ocular sirve para examinar el fondo del ojo. La electrorretinografía mide la funcionalidad de la retina y también suele practicarse el test de luces cromáticas.
La vista cansada
La esclerosis nuclear es una patología más común, que no se trata médicamente, y puede confundirse con la catarata
Una patología más frecuente que las cataratas, que se confunde en ocasiones con ellas, es la esclerosis nuclear. “A simple vista puede parecer lo mismo; la sufren los perros mayores. El cristalino se endurece con la edad, es lo que se conoce en los humanos como vista cansada, cuando alejamos el papel para enfocar y poder leer”, explica Carmona.
El cristalino se vuelve más gris y puede confundirse con la catarata. “Pero no pierden visión como sí pasa con la catarata, ya que la luz no puede penetrar”, destaca Carmona. La esclerosis no se trata médicamente porque no causa problemas al perro.
Las causas
Habitualmente son causadas por el envejecimiento, aunque también pueden ser hereditarias o provocadas por un golpe o traumatismo o por la diabetes
Hay cataratas que son hereditarias y las padecen perros jóvenes. También las hay provocadas por el arañazo de un gato, ya que el traumatismo acaba degenerando en una catarata al dañar el cristalino.
La causa más frecuente de este trastorno es el envejecimiento, pero en ocasiones surgen como consecuencia de un golpe, traumatismo o por la diabetes. Si el perro es diabético, es probable que observemos que el animal bebe más de lo normal, pierde peso y tiene más necesidad de orinar.
En los animales diabéticos se puede intentar controlar su evolución pero “no es posible determinar a qué velocidad se desarrollará hasta provocar problemas serios de visión”, advierte Simó.
El experto explica que “la especie animal más afectada por la catarata son los perros. Y hay razas más propensas a padecerlas por razones hereditarias. Los cocker, caniche, fox terrier, bichon maltes, schnauzer, labrador, pequinés y bulldog francés están más predispuestos genéticamente a desarrollar este problema”.
Los gatos, especialmente los persas, y algunos potros también pueden sufrir catarata congénita”, añade. Las cataratas no son solo cosa de perros mayores; algunos cachorros presentan la congénita.
Cirugía eficaz
Terapia de éxito, postoperatorio delicado
Si se confirma que el perro tiene cataratas, es una patología que puede operarse con éxito. “En el 90% de los casos el resultado es bueno”, dice Carmona. Existen clínicas especializadas en la cirugía ocular canina. Una de las de referencia, el Instituto Veterinario Oftalmológico (IVO), en Barcelona. “Es uno de los referentes mundiales, dedicada en exclusiva a la oftalmología veterinaria”, destaca Carmona.
La catarata no se puede curar sin cirugía. “No hay tratamiento efectivo que no sea quirúrgico. Su causa es la opacificación del cristalino, y la única forma de recuperar visión es su extracción y posible sustitución por otra lente intraocular”, destaca Simó. Si se hace bien, su efectividad es del 100%.
Antes de operar hay que comprobar que el ojo esté sano. En caso contrario, la cirugía no será útil. La intervención consiste en extraer la parte dañada, el cristalino, y sustituirlo por una lente intraocular. El post operatorio es delicado. “No todos los perros ni todos los propietarios son ideales para afrontar el quirófano", advierte Carmona.
“La operación tiene una duración aproximada de una hora y posteriormente el animal puede irse a casa, aunque es importante seguir las recomendaciones de medicación y reposo, así como el control en el postoperatorio”, explica Simó.
“Antes de una cirugía de catarata es imprescindible comprobar el estado de la retina, la presión intraocular para evaluar el nivel de visión que es posible recuperar con la operación, así como el estado general del paciente para descartar complicaciones”, añade Simó.
Se trata de operaciones con un coste importante por su complejidad, que deben realizar especialistas oftalmólogos veterinarios. Requiere de anestesia general. Una vez operada, el cristalino no puede regenerarse y por lo tanto no puede aparecer una nueva catarata.
Si no se pueden operar o el estado del animal lo desaconseja, hay formas de mantener la calidad de vida del perro. “La pérdida de visión no tiene por qué implicar que deje de ser feliz. Si lo estimulamos de manera adecuada podemos hacer que se desenvuelva perfectamente bien en su entorno. Hay trucos para ayudar a un perro ciego o con visión limitada”, explica Simó.
Falsos mitos
En contra de lo que se cree, la ceguera provocada por las cataratas sí se puede curar, con cirugía, y en la mayoría de los casos tiene buen pronóstico
Es falso que la ceguera provocada por las cataratas no se pueda curar. “La cirugía de catarata, en la mayoría de los casos, no presenta complicaciones y tiene muy buen pronóstico. Si se realizan las comprobaciones adecuadas y la intervención de forma correcta, la recuperación de la visión suele ser completa”, destaca Simó.
Otro de los mitos que desmontan desde el IVO es que la catarata sólo se opera cuando está avanzada. “Operar una catarata en fases iniciales simplifica la intervención, evita complicaciones y asegura la recuperación de visión. El oftalmólogo veterinario determinará el momento idóneo a partir de las pruebas previas”, sostienen.
No siempre la catarata evoluciona de forma lenta. “Algunas pueden desarrollarse muy rápidamente, incluso en pocos días, en animales jóvenes o con diabetes: es el caso de la congénita y la diabética”, alertan desde la clínica del doctor Simó.
Un último falso mito: dar dulces y azúcar a los perros provoca cataratas. “La única relación entre ellas y el azúcar se debe a la diabetes. En los perros diabéticos el control de los niveles de azúcar en sangre sí es muy importante para frenar el desarrollo de la catarata diabética y evitar complicaciones”, apostilla Simó.