¿Hasta qué punto entiendes a tu perro? Aprende a interpretar sus gestos
Convivir con animales
Los canes minimizan tensiones y solucionan conflictos con otros –sean perros o personas– con un rico vocabulario gestual: las señales de calma
Cómo evitar que tu perro ladre, llore o rompa cosas cuando se queda solo
Cómo calcular la edad de tu perro en años humanos según la ciencia
Antes del confinamiento, la perra de la vecina, Kira, una pastor alemán adulta, se abalanzó en el parque contra Maia, nuestra perra, una mezcla de boxer y pit bull de dos años. Kira la ladraba y la gruñía, parecía que iba a atacarla. Pese a ello, Maia se mantuvo completamente inmóvil, lamió su hocico, giró la cabeza hacia un lado y se sentó dándole la espalda. Kira se quedó un momento perpleja –igual que nosotros–. Después, la pastor alemán hizo un gesto cómo de no saber qué hacer y se fue hacia un árbol olisqueando el suelo.
Los movimientos que hizo Maia le sirvieron a Kira para reaccionar y calmarse. Según los expertos, los perros tienen cerca de 30 señales de calma. Turid Rugaas, educadora canina noruega y especialista en comportamiento canino, tras una larga investigación y observación, las identificó a fin de paliar la falta de entendimiento. Se trata de un rico vocabulario gestual que usan todos los canes, en todo el mundo. Un arte de la supervivencia que lo aplican entre ellos porque, al ser animales gregarios, quieren evitar los conflictos dentro de la manada, pero también usan este mismo sistema de comunicación con nosotros.
¿Pero, realmente los entendemos? Los especialistas alertan que fallando en la interpretación de las señales de calma que tu perro utiliza para comunicarse con otros de su especie o contigo, e incluso castigándole por usarlas, corres el riesgo de causarle serios daños. Según Nicolás Planterose, educador canino especializado en etapas de desarrollo y en bienestar animal, “es desesperante y frustrante para los perros no poder hacerse entender con sus propias señales. Esto causa un estado de tensión que, si se mantiene, puede derivar en diversos problemas como agresividad o incluso problemas sociales con otros perros”.
El animal puede emitir una única señal o bien todo un repertorio de ellas, dependiendo de la situación. Eso sí, siempre empezará por las de baja intensidad, como lamerse el hocico, y después van incrementándose de grado, como girar la cara o bostezar, hasta ser más intensas, como dar la espalda. Aunque no solemos mirar a un perro hasta que hace señales evidentes, como un ronquido o enseñar sus dientes, hay que tener en cuenta que antes ya ha hecho otras más pequeñas como salvaguarda de conflictos. Si las conoces te darás cuenta de ello.
Según los especialistas, un perro que necesite hacer muchas señales es que se s iente incómodo demasiadas veces, o que necesitará que su ambiente se calme constantemente. “Los canes no son únicamente receptores de señales. También son emisores. La comunicación siempre es de dos. No es un monólogo, es un diálogo. Tenemos que hacer posible una comunicación respetuosa, sincera y lo más amorosa posible”, advierte Albert Vilardell, educador canino, que junto con Planterose, han puesto en marcha el proyecto de educación canina Tartaruga.
“Tenemos que hacer posible una comunicación respetuosa, sincera y lo más amorosa posible”
Albert Vilardell
Educador canino
Para estos animales, que nos observan constantemente, nosotros somos como un tablero luminoso. Están preparados para ver pequeños gestos y captar el más pequeño movimiento y sutileza. Nuestra fisonomía vertical hace que todo nuestro cuerpo se vea al mismo tiempo con una amplia variedad de movimientos. “Cuando estamos nerviosos contraemos hombros, abdominales y glúteos, intensificamos la mirada, hablamos más alto y sobrerreaccionamos con facilidad. Todo un repertorio para alertar hasta al más despistado. Ellos, sin embargo, no tienen tantas posibilidades de expresión y, para remediarlo, han desarrollado su percepción al máximo para percibir cada detalle”, comenta Planterose.
Por este motivo, los expertos creen que con una menor cantidad de gestos, de órdenes o de volumen de voz, podemos conseguir exactamente lo mismo de ellos. “Somos demasiado intensos, repetitivos, ruidosos... Si queremos mejorar la comunicación con nuestros perros, debemos esforzarnos por ser más conscientes de lo que expresamos nosotros, y percibir más atentamente. Este es el secreto de una feliz convivencia juntos”, asegura este especialista en educación canina.
“Somos demasiado intensos, repetitivos, ruidosos... Debemos esforzarnos por ser más conscientes de lo que expresamos”
Nicolás Planterose
Educador canino
Otro ejemplo. Antes de Maia, yo tenía una labrador retriever que, coincidencias de la vida, también se llamaba Kira, como la de la vecina, con la diferencia que ella nunca se mostró agresiva con nadie. Una vez Kira vio a un gato y empezó a perseguirlo. La llamé varias veces y no hacía caso. Al cabo de un rato, empecé a molestarme por su comportamiento. Elevé el tono y ella me miró. Empezó a acercarse muy lentamente, cosa que me enervaba aún más. Se paró. Bostezó y agachó ligeramente la cabeza y las orejas y alzó los ojos. Un conjunto de señales con las que Kira intentaba que yo me calmase.
“¿Suenas enojado o estricto? Eso puede ser suficiente para querer calmarte un poco caminando despacio. El animal intenta que pase un tiempo hasta que llegue a ti, un tiempo que te da para que te relajes. Nada más que esto. Ya viene... y esto es lo interesante”, advierte Planterose. Y añade que “si quieres calma, cálmate; si quieres control, contrólate. Aprende más y enseña menos”.
A los perros, no les gusta especialmente ladrar. Lo hacen sólo si es muy necesario. En un encuentro entre animales de su especie, ellos mismos decidirán qué hacer. Usarán su lenguaje para encontrarse y conocerse. Toda señal es respondida siempre con otra señal, y no hay que forzar nunca a dos perros a conocerse. “Ellos van leyendo muchos metros atrás las señales del otro perro. Pueden acercarse hasta un punto que los dos se encuentren seguros, y luego continuar caminando. En otra ocasión, en cambio, preferirán no acercarse y dejarlo para otro momento”, indica Planterose.
Intervenir constantemente en la decisión del perro puede generarles inmadurez
Intervenir constantemente en la decisión del perro puede generarles inmadurez, porque no dejamos que solucionen ellos mismos sus disputas. “Hemos de dejarles su espacio para que resuelven sus propios conflictos. Un animal que es incapaz de comunicarse, fruto de su inmadurez, será un perro sin experiencia, un perro muy básico alejado de su propia identidad y su realidad social será nefasta. En lugar de ser un perro mediador que evita conflictos terminará siendo un promotor de conflictos. Y esto es más complicado de resolver”, recalca Vilardell.
“No les permitimos tener un criterio propio y que tomen decisiones en situaciones cotidianas de manera autónoma. Eso les frustra y les ancla en la fase de joven, que implica: decisiones erróneas, falta de responsabilidad... Es frustrante que seas adulto y te digan todo el rato lo que tienes que hacer, ¿no?”, añade Planterose, que junto con Vilardell y otro educador canino, Jordi Herrera, son autores del libro Valors i principis de l’educació canina.
Para los canes es básico tener espacios donde interactuar con otros de su especie. “El hecho de no darle a tu perro unos minutos sociales al día también es alejarlo de lo que él necesita como animal social que es. Si el perro está con nosotros, ha de relacionarse con los suyos, los de su especie, para que pueda desarrollarse; si no, lo alejamos de su bienestar animal. Los hacemos vivir solos. Son canes que salen a la calle y esperan y desean el lanzamiento de una pelota número 24... En el momento que prefiere una pelota de tennis, en lugar de jugar o relacionarse con otros perros, es que tenemos un perro perdido en temas de identidad y con todo lo que supone: estrés elevado, problemas de convivencia graves, de comportamiento... Inhabilidades sociales preocupantes de perros que no han accedido al desarrollo de una etapa moral. Es un perro que no piensa, no reacciona por si sólo”, puntualiza Vilardell.
Y añade: “el perro ha de tener capacidad para pensar y decidir qué hacer sin la intervención del humano. Ellos tienen habilidades sociales que nos superan como especie. Y, en cambio, ante un perro nos salen palabras en formato de orden y comandos cortos, ni tan solo les damos las gracias tras pedirle una cosa”, destaca Vilardell.
Si quieres cambiar el tradicional “schh, no, eh...” por otra manera de relacionarte con tu perro, sin tantas órdenes ni decretos, estas son algunas de las principales señales de calma propuestas por los expertos. Además, también puedes aplicarlas para comunicarte con tu perro, una manera más fácil y asertiva: otra forma de entenderle y entenderos.
Mantenerse inmóvil (freezing)
El perro se queda parado, sentado o echado y se mantiene en esta posición sin mover un sólo músculo. Cuando te enfadas, te pones agresivo y pareces amenazante, en una situación así el perro generalmente se quedará inmóvil y no se moverá hasta que vuelvas a comportarte bien con él. Muchos propietarios piensan que tienen un perro muy obediente pero puede estar haciéndoles señales de calma.
Caminar en curva
El perro camina dibujando una curva. Es una reacción frecuente al acercarse a otro perro, sobre todo si no se conocen. Muchos canes lo hacen cuando son forzados a caminar directamente hacia un perro. Su instinto le dice que es un error acercarse de ese modo tan directo, por eso muchos de ellos reaccionan con ladridos explosivos y tirones de correa. Algunos perros necesitan realizar curvas muy largas para acercarse.
Lamerse el hocico (licking)
Es un movimiento rápido de la lengua. La punta de la lengua asoma por fuera de la boca. En ocasiones, es difícil de percibir. Los perros negros, especialmente, con mucho pelo en la cara son los que suelen hacerlo. Concretamente, aquellos cuyas expresiones faciales por alguna razón son más difíciles de apreciar. Este rápido, breve y pequeño lamido es más fácil de apreciar si observas a tu perro de frente.
Bostezar
Un perro puede bostezar cuando alguien se inclina sobre su cuerpo, cuando su dueño suena enfadado, se producen gritos, hay conflictos en la familia, cuando acude al veterinario o cuando las sesiones de entrenamiento son muy largas y se encuentra fatigado, entre muchas otras situaciones.
Darse la vuelta/girar la cabeza
Puede girar lentamente la cabeza hacia un lado, girarla en dirección opuesta o girar su cuerpo de modo que quede de espaldas al receptor que quiere calmar. Cuando el can sea tomado por sorpresa, rápidamente girará su cuerpo y dará la espalda. Es una señal que se ve frecuentemente entre perros. También la hacen ante cualquier forma de intimidación, como cuando le intentas tomar una fotografía de su cara.
Olisquear el suelo
Los perros olisquean y olfatean mucho el suelo como disfrute propio. Sin embargo, en ocasiones lo hacen a modo de señal de calma, dependiendo de la situación. En este caso, olisquear el suelo abarca un rango amplio. Puede ser un movimiento rápido hacia abajo, al suelo, y arriba otra vez, o persistente manteniendo el hocico en el suelo hasta que el conflicto haya pasado.
Caminar lentamente
La alta velocidad de movimientos no gusta a los perros. Lo ven como algo amenazante. Este comportamiento de caza se les dispara al avistar un perro, un gato o una persona corriendo o realizando movimientos bruscos. Un perro que se sienta inseguro se moverá lentamente. Los expertos dicen, en este sentido, que si quieres que tu perro se sienta a salvo, puedes moverte lentamente para conseguirlo.
Posición de juego
Agachar sólo la parte delante con los codos apoyados en el suelo puede ser una invitación al juego si el perro da pequeños saltos o movimientos de patas de modo juguetón. Pero si permanece quieto, inclinado, es más probable que se trate de una señal de calma. Puede usar esta señal cuando se encuentra con otros animales, como caballos o vacas, con quienes no se siente muy seguro.
Sentarse/dar la pata
Tu perro puede sentarse cuando se siente inseguro ante la presencia de otro perro o cuando le gritas al llamarlo. Cuando tu perro esté estresado y no pueda relajarse, siéntate tu también. Sentarse,o incluso sentarse dando la espalda, a su propietario o a otro perro, tiene un efecto calmante. Una recomendación, si tienes un perro que se muestra inseguro con extraños, es sentar a los invitados. Es frecuente ver a un perro que quiere calmar a otro que se aproxima rápido con esta señal. Los perros pueden dar la pata como señal de calma sobre todo hacia otros perros, otra poderosa señal.
Echarse al suelo
Echarse sobre el dorso con la barriga hacia abajo. No tiene que ver con sumisión, pues en ese caso es con la panza para arriba. Echarse con la panza en el suelo es una señal de calma de gran fuerza. La utilizan normalmente los perros que tienen una posición jerárquica muy elevada. Puede ocurrir cuando el can se cansa durante el juego con otros perros y quiere que los otros se calmen, o si es cachorro y el juego se ha vuelto demasiado brusco.
Mover la cola
No siempre es una muestra de alegría. Si el animal se acerca arrastrándose, sumiso, agachando su cuerpo y orinándose encima, el movimiento nervioso de la cola será como una “bandera blanca” de rendición para conseguir que el propietario se calme. Será una señal de calma y también de miedo, a la vez. Probablemente tirará lametones al aire, y si su amo se acerca le lamerá las comisuras de su boca como diciéndole “se amable conmigo, por favor”.