Si eres de los que duerme con el gato, tal vez deberías replanteártelo
Vivir con mascotas
Esta dulce costumbre tiene sus ventajas emocionales pero también comporta riesgos
¿Eres incapaz de evitar que tu gato se suba a la cama cuando ya estás en el séptimo sueño? ¿O de los que duerme con el minino siempre que puede porque lo prefiere? ¿Es el felino de la casa el que te despierta en vez de la alarma de tu móvil? Si sabes de lo que estamos hablando, quizás te estés preguntando si este hábito de dormir con tu gato voluntaria o involuntariamente es bueno para tu salud. La respuesta es fácil: como todo en la vida, esta costumbre tiene sus pros y sus contras.
Entre las ventajas, hay grandes beneficios emocionales. Compartir sueño con tu compañero felino aporta mayor sensación de seguridad emocional y física para ambos y te ayuda a reducir el estrés y la ansiedad. Esto contribuye a experimentar un sueño reparador y reconfortante, además de estrechar vuestros lazos de amistad. Por otro lado, los gatos que duermen con sus dueños son más cariñosos que los que no lo hacen.
Pero si posees un gato inquieto, es muy posible que esto no sea del todo así: son animales nocturnos y, sus ganas de jugar o de decidir por ti la hora a la que debes despertarte pueden influir en la calidad de tu descanso y en tu patrón de sueño. Por no hablar de sus juegos, que acaban pagando tus orejas, tus manos y, sobre todo, tus pies.
Compartir sueño con tu compañero felino aporta mayor sensación de seguridad emocional y física para ambos y te ayuda a reducir el estrés y la ansiedad”
Con los gatos, al ser animales de interior y muy ágiles, resulta más difícil que con los perros evitar que entren a los dormitorios o se suban al sofá o las camas. Pero, además, si tu gato sale fuera de casa debes tener en cuenta los peligros extra que ello conlleva: pulgas, otros gatos, mosquitos o garrapatas son portadores de enfermedades con los que tu gato se relacionará en esas escapadas y que puede traer a tu hogar de forma involuntaria. En este sentido, debes establecer una vigilancia más exhaustiva y minuciosa, además de mantenerlo limpio, con todas las vacunas y desparasitado para minimizar riesgos.
Desde el punto de vista de un alergólogo, tampoco es muy recomendable dormir con la mascota en ningún caso. Gema García Sánchez, jefa del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, explica que “el problema de los animales en las camas es que los alérgenos se quedan en el colchón y no hay forma de limpiarlo a fondo. No sirve sólo con el cambio de sábanas: lo que se queda en el colchón no desaparece y lo mismo ocurre con los sofás y otros muebles de la casa”.
Estas mascotas suelen soltar mucho pelo por lo que hay que limpiarlo y retirarlo con frecuencia de los lugares donde suelen tumbarse, sobre todo, si se padece alergia al animal. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los alérgenos no se encuentran sólo en el pelo: “tengo pacientes que insisten en que lavan bien las sábanas, pero los alérgenos también se encuentran en la saliva y en los restos de orina que pueda dejar el animal”.
Los alérgenos presentes en el pelo, la saliva y otros fluidos corporales de estos animales no se eliminan tan fácilmente de los sofás o sábanas, por lo que pueden causarnos reacciones o problemas de índole alérgica”
Si estos argumentos no te convencen y quieres seguir durmiendo con tu mascota, la doctora ofrece una solución alternativa: “Suelo recomendar unas fundas antiácaros que venden en las farmacias. Estas fundas tapan totalmente el colchón y aíslan mejor, pero lo que estaba previamente en el colchón ahí sigue y ahí se quedará”. Es una solución más higiénica que no hacer nada, pues el mantenimiento y limpieza de estas sábanas es bastante sencillo: deben lavarse en agua caliente a más de 65 grados.
Para último, la especialista descarta la opción de aspiradores de extrema potencia para quitar los ácaros del colchón. “Teóricamente sacan los ácaros del colchón, pero yo no creo que sea una solución; he visto cómo funcionan y es cierto que aspiran mucho, pero al final generan mucho polvo y eso se queda en el ambiente”, señala. En definitiva, la doctora aboga por el sentido común para evitar estos alérgenos y otros patógenos en nuestros dormitorios: “Mejor no compartir cama” con el animal.
Si valorando las ventajas y los inconvenientes sigues queriendo dormir con tu gato, ya sabes lo que tienes que hacer: infórmate, mantén a tu gato bajo la vigilancia del veterinario y toma las precauciones necesarias para evitar que esta costumbre tan adorable acabe originando problemas desagradables en tu hogar.