La llegada del mal tiempo, el frío o la bajada de temperaturas propias del invierno trae consigo la aparición de los resfriados y catarros tanto en adultos como en niños. En el caso de los más pequeños, cualquier síntoma como tos, mocos o fiebre puede provocar más de un dolor de cabeza para los padres. La pediatra Mar López en su perfil de Instagram (@marlopez_pediatra) ha difundido una mini guía para que, tanto niños como padres, sobrevivan al invierno con recomendaciones sencillas pero muy efectivas que ayudan a manejar estos síntomas de la mejor manera posible.
Mocos, lavados nasales
Uno de los síntomas más comunes en los resfriados es la congestión nasal y los mocos. En este caso, la pediatría recomienda realizar lavados nasales, ya que ayudan a limpiar las vías respiratorias y a aliviar la molestia de los niños.
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Fiebre: no siempre es mala
Si el niño tiene fiebre, la profesional es tajante: “no siempre es mala”. Eso sí, si supera los 40°C o el niño “se encuentra mal o está irritable” se le puede dar un antitérmico. López recuerda en su Instagram que la fiebre en sí misma no es algo negativo. De hecho, la fiebre actúa como un mecanismo natural del cuerpo para combatir infecciones.
¿Y si tiene tos?
Toser es uno de los síntomas más comunes. Es muy recurrente, por parte de los padres, recurrir a jarabes para calmar la tos. Sin embargo, la autora del libro ‘Las respuestas de mi pediatra’ lo tiene claro: “no le des ni jarabes para la tos ni jarabes para el catarro”. La recomendación es no usar jarabes para la tos ni para el catarro. Para los niños mayores de 12 meses, la miel puede ser un remedio natural efectivo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) también sugiere leche calentita como una opción que puede ayudar. Y, aunque es una tradición popular, la cebolla no ayuda a calmar la tos. Si el niño tose cuando le tumbas, recomienda “incorporarle un poquito (mayores de 2 años)” y “en bebés se puede incorporar la cuna por debajo del colchón”. Además, es importante estar atentos a que la respiración sea normal y que no se dificulte. Si el niño tiene dificultades para respirar o muestra síntomas graves como una piel pálida, un mal aspecto o decaimiento, es momento de consultar con un pediatra.
Es fundamental tener en cuenta algunos signos que indican que es necesario buscar atención médica urgente. Si le cuesta respirar, su tos o mocos perduran más de 10 días, si un menor de 3 meses tiene fiebre o le dura más de dos días es necesario acudir al médico. También es importante acudir al profesional si le duele un oído, si tiene estridor, si le cuesta respirar, si el niño se encuentra mal o si le aparece una erupción en la piel, sobre todo si no desaparece al estirar o presionar la piel.