Hace años que sabemos que la vitamina D es importante para la salud y que el sol es la principal fuente, o que la vitamina C puede tener relación con los resfriados (aunque los estudios científicos no se pongan de acuerdo). Pero todavía hay muy poco conocimiento popular sobre la importancia de la vitamina K, un nutriente que lleva más de 30 años investigando Pablo García de Frutos, doctor en Farmacia, Jefe del Departamento de Muerte y Proliferación Celular del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (IIBB-CSIC, CIBERCV) y director del Grupo de Hemostasia e Inmunidad de este centro.
“La vitamina K podría guardar el secreto del envejecimiento saludable”, asegura este investigador. ¿Qué significa exactamente esto? ¿Qué funciones tiene esta vitamina que ahora parece atesorar unas propiedades mucho más destacadas de lo que se sabía hace solo unos años? Le preguntamos a García de Frutos sobre todo ello.
¿Qué propiedades se han estudiado históricamente sobre la vitamina k?
Desde su descubrimiento ha sido definida como un micronutriente esencial para mantener en funcionamiento la coagulación de la sangre. Por eso su estudio ha estado siempre ligado a la coagulación. Muy pronto, en los años 30, se descubrió que algunas sustancias podían inhibir la vitamina K, y se podían utilizar como anticoagulantes y venenos para roedores. Estos inhibidores, que impiden la coagulación, desangran o hacen de anticoagulantes. Por eso siempre se vincula también al tratamiento de la trombosis.
El descubrimiento de la vitamina K
La historia de la vitamina K (que en 1943 valió el Premio Nobel al bioquímico y fisiólogo danés Henrik Dam) está íntimamente ligada a la coagulación. El nombre deriva del danés koagulation y la anterior vitamina propuesta era la vitamina J (flavina), ahora llamada vitamina B2. Se descubrió al detectar una sustancia de la dieta con efecto antihemorrágico, es decir, que prevenía el sangrado.
Pero en los últimos años ha habido nuevos descubrimientos sobre la vitamina K. ¿Cuáles han sido los más destacados?
Estamos descubriendo que tiene otras funciones, y una es la regulación del calcio, muy importante para la función ósea, y también para los vasos sanguíneos, porque con la edad surgen problemas de calcificación de los vasos, y se debe impedir. Esto lo hacen proteínas ligadas a la vitamina K. Además, hemos descubierto que la vitamina K es un regulador de la respuesta al daño en tejidos, tanto en daño agudo como el daño por el envejecimiento. Estamos descubriendo nuevas funciones. Por eso digo que la vitamina K podría guardar el secreto del envejecimiento saludable.
Hay también una función importante en la regulación de la inflamación... ¿Cómo actúa en este sentido la vitamina K?
Las proteínas que estudiamos en los últimos 30 años lo que hacen es regular dos procesos relacionados con la inflamación: la propia respuesta inflamatoria, y por otra parte la eliminación de las células muertas por un daño en los tejidos. Estas dos funciones —eliminar células muertas o senescentes— y la regulación de la inflamación lo hacen dos proteínas ligadas a la vitamina K, proteína S y GAS6, y estas son reguladoras del sistema inmunológico y de la respuesta inflamatoria.
La vitamina K podría guardar el secreto del envejecimiento saludable
¿Como se relacionan estas proteínas con la vitamina K?
La vitamina K lo que hace es una modificación en una parte muy concreta de las proteínas, transforma algunos residuos de sus componentes: del residuo normal (ácido glutámico), pasa a otro residuo específico (el gamma-carboxiglutámico) y esto cambia las características de este residuo, de este aminoácido, y lo hace adecuado para ligarse con calcio. Esta unión con el calcio cambia totalmente las propiedades de las proteínas. Entre otras cosas, este cambio hace que las proteínas funcionen en la coagulación, que cojan calcio para regular la función de los huesos y de los vasos, y además que sean capaces de unirse a las células muertas o senescentes, y eliminarlas sin que haya una respuesta inflamatoria.
¿Qué papel tiene todo esto en el envejecimiento?
Tiene un papel muy importante porque son procesos no esenciales en el desarrollo de un ser humano o un mamífero, puedes vivir sin estas proteínas durante toda la gestación, pero se van haciendo relevantes para el envejecimiento del ser vivo. Son procesos interesantes porque son muy significativos en las repuestas a los daños que se dan en la vida adulta. Son importantes, por ejemplo, para diseñar fármacos, porque son clave para la respuesta a las patologías.
Es el único componente vitamínico que ha demostrado que su concentración en el plasma se correlaciona con más años de vida
Algunos estudios han relacionado esta vitamina con la longevidad...
Hace unos años se publicó en The American Journal of Clinical Nutrition un estudio donde se veía que los niveles altos de vitamina K en la sangre estaban asociados a un aumento de la esperanza de vida. Es el único componente vitamínico que ha demostrado que su concentración en el plasma se correlaciona con más años de vida.
El estudio sobre vitamina K y los años de vida
Los investigadores de la norteamericana Universidad de Tufts estudiaron a casi 4.000 personas de entre 54 y 76 años. Los investigadores clasificaron a los participantes según sus niveles de vitamina K en sangre y luego compararon su riesgo de enfermedad cardíaca y riesgo de muerte en todas las categorías durante aproximadamente 13 años de seguimiento. Encontraron que las personas con los niveles más bajos de vitamina K tenían un riesgo de muerte un 19% mayor en comparación con aquellas con una ingesta adecuada de vitamina K. Sin embargo, señalan que la vitamina no se asoció con un riesgo de enfermedad cardíaca.
¿Cómo estamos de vitamina K, en términos generales? ¿Hay un déficit generalizado como pasa con la vitamina D?
Hay muy pocas deficiencias, por eso quizá no es tan popular. La mayoría de las vitaminas se han hallado porque ha habido una enfermedad asociada a un déficit, mientras en este caso, se encontró de forma experimental induciendo el déficit de vitamina K en pollos. De forma natural, entre la dieta y la microbiota se producen suficientes precursores de vitamina K. Esto no significa que tener niveles adecuados de vitamina K no sea necesario de cara a tener mejor salud, para tener unas defensas correctas y unos sistemas de regulación de los órganos más productores.
¿Dónde encontramos la vitamina K? ¿Sobre todo en vegetales de hoja verde?
Las carnes u otros alimentos de origen animal contienen vitamina K porque el componente se encuentra en cualquier tejido que sea alimento, pero la proporción es mucho más alta en los vegetales de hoja verde. Las coles y las espinacas son muy ricos en esta vitamina y una ración normal de estos vegetales supone un aporte superior al aporte recomendado diario de este nutriente. Estos alimentos son suficientes. También las acelgas y los derivados de la soja. El brócoli tiene mucha vitamina K, y generalmente se asocia —puede que sea casual— con los vegetales más verdes.
Alimentos con más vitamina K
Microgramos aproximados por 100 gramos de ración
Col rizada 817
Orégano seco 621
Berros de agua 541,90
Perejil 421
Acelgas en conserva 327,30
Espinacas 307
Hojas tiernas de nabo 307
Espinacas en conserva 290
Garbanzos 264
Col de Bruselas 236
Endivia 231
Escarola 200
Acelga 200
¿Podemos tener un exceso de vitamina K?
El exceso de vitamina K no se ha descrito. El problema puede venir en pacientes que toman inhibidores de vitamina K como anticoagulantes, (por ejemplo el Sintrom). Los medicamentos de este tipo actúan compitiendo con la vitamina K, y si tenemos una ingesta muy elevada de este nutriente podemos tener una disminución en el efecto de este fármaco. Puede tener, pues, interacción con la medicación, y en estas personas, la medicación es muy importante para evitar trombos en sangre. Por eso se les recomienda que no haya ingesta excesiva de vitamina K.
Muchas propiedades interesantes y una vitamina muy desconocida todavía...
Todavía nos queda mucho por saber de la vitamina K y su importancia para la salud humana, estamos viendo que es muy superior a la que pensábamos hace tres décadas, cuando yo comencé a investigar las proteínas que dependen de esta vitamina.