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Conciliación laboral y menstrual: Todo lo que deberías saber

Mujer y salud

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Una de cada cinco mujeres sufre sangrado abundante durante la regla, un trastorno altamente debilitante y que puede provocar anemia

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Dolor de cabeza, de lumbares, hinchazón de barriga o de piernas, tensión en los músculos inferiores, contracciones, retención de líquidos, ansiedad, depresión, anemia, cambios de humor, infecciones, alergias, endometriosis, miomas, síndrome de ovarios poliquísticos, cáncer de cuello de útero...

Estas son solo algunas de las patologías asociadas al ciclo mestrual. Todas las mujeres, más de la mitad de la población, tienen la regla cada mes durante unos 40 años de su vida. Y muchas sufren de alguno de estos trastornos. Pero se habla poco o casi nada de estas dolencias y no se vislumbra en el horizonte la posibilidad de que se institucionalice la baja mestrual en las empresas españolas.

El debate sí está servido en otros países. Italia lo planteó en 2017, cuando cuatro diputadas del Partido Democrático impulsaron una ley para que las mujeres que padecen dolores menstruales puedan tener derecho a un permiso remunerado de tres días al mes. Las italianas emulaban así algunos países asiáticos como Japón y Corea del Sur, que cuentan con bajas de estas características desde 1947 y 2001, respectivamente.

La menstruación puede conllevar dolencias muy variadas.

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En España ni siquiera se ha empezado a hablar del asunto. “El tema de la baja menstrual es muy peliagudo”, indica a La Vanguardia Paloma Alma, autora de Cyclo (Montena), un libro de reciente publicación en el que se abordan todas las vertientes de la menstruación para que las lectoras puedan llegar a vivir sus reglas de “forma sostenible y en positivo”.

Alma, que padeció una infección tras otra durante su pubertad por una alergia a los tampones que ningún ginecólogo llegó a detectarle, impulsó en 2016 el proyecto Cyclo Menstruación Sostenible y ahora se ha convertido en una “activista menstrual”. Lo sabe todo de la regla y considera que “es demasiado pronto para legislar en España sobre la baja mestrual”.

Ofrece una alternativa: “construir una relación de confianza entre empresa y trabajadoras”. “Se trata de que las empresas favorezcan la confianza en sus empleadas y les permitan coger un día o dos sin dar mayores explicaciones”, propone. Y relata que en Cyclo, que cuenta con un equipo de 16 mujeres, se ha puesto en marcha un sistema por el que “si alguna se encuentra mal un día porque está menstruando, puede bajar el ritmo, irse antes a casa o no venir a trabajar”.

La menstruación a menudo va acompañada de dolores o molestias

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Esta propuesta pasa por conocer cómo funciona el ciclo menstrual y adaptarlo a las distintas capacidades que se tienen en cada momento del mes para que la productividad se mantenga y la regla no sea una limitación laboral ni una causa de desigualdad. Alma recuerda cuáles son las características de cada una de las fases de este periodo.

Conciliación laboral y menstrual

En la semana mestrual la energía es introspectiva y, por tanto, es aconsejable “reducir al máximo las actividades sociales, bajar el ritmo, acostarse pronto o despertarse diez minutos antes para no ir con prisas al trabajo”. En cambio, en la semana preovulatoria aumenta la energía de forma considerable, por lo que es idónea para “desarrollar pensamientos positivos, defender proyectos, poner en marcha ideas nuevas , socializar, salir y explorar”.

La semana ovulatoria se caracteriza por una mayor capacidad de empatía, lo que la convierte en el momento adecuado para “influir en los demás y conseguir lo que perseguimos, para ampliar la red de contactos laborales o para discutir un aumento de sueldo”. Y la semana premestrual es ideal para “hacer balance de lo que se necesita mejorar y desechar lo que no sirve”.

La autora de Cyclo está convencida de que desde el conocimiento de las características de cada fase de la secuencia menstrual, y con algo de buena voluntad por parte de las empresas, se puede alcanzar un equilibrio que permitiría a las mujeres sacar el máximo rendimiento de su productividad evitando que tengan que trabajar a todo gas cuando sufren el malestar que provoca la regla.

La apuesta por el teletrabajo, que se ha revelado como una práctica más que útil durante la crisis del coronavirus, una reducción de jornada, o “dejar de ir a trabajar un día para sentirse mejor y rendir el doble en otro momento del ciclo” son algunas de las recetas de Alma para tratar de buscar “una conciliación laboral y menstrual real”.

Escollos

No obstante, esta activista menstrual es muy consciente de que todavía hay muchos escollos que superar y no duda en apuntarlos en busca de una reflexión conjunta que permita encontrar soluciones. Así, las empleadas tienen que plantearse qué ocurre cuando su puesto de trabajo es presencial, cuando tienen un evento al que no pueden renunciar, o cuando desconocen qué día les vendrá la regla y no pueden avisar con tiempo.

Por su parte, el empleador tiene que llegar a un grado de confianza con la trabajadora para “saber si de verdad es una baja mestrual justificada o si se está aprovechando de la facilidad que se lo ofrece”. También conviene analizar cómo puede garantizarse la “igualdad” entre los hombre y mujeres de un mismo equipo “si ellas tienen más días de baja que ellos”. Y por último, Alma propone deliberar sobre si esos días de baja “deberían remunerarse” o no y “cómo controlar la productividad de las mujeres que se acojan a esas bajas”.