La distopía de George Orwell en 1984, para los más pesimistas, está hoy más cerca que ayer.
“Entiendo la preocupación pero quiero recalcar que no podemos controlar la ideología sino solo predecirla por la respuesta cerebral. No creo que sea un peligro real. Y me encantaría intentar encontrar el lado optimista de nuestros hallazgos: que haga que la gente sea más consciente de lo importante que es que haya una base común antes de discutir”, explica, a La Vanguardia, desde Israel, Yaara Yeshurun-Dishon, neuróloga de la Universidad de Tel Aviv.
Sus hallazgos, paralelos a los de otra investigación en la prestigiosa Universidad de Brown en el laboratorio de la doctora Oriel FeldmanHall, están, sin embargo, lejos de pasar inadvertidos. Los resultados señalan que puede distinguirse cómo los cerebros de personas en extremos políticos opuestos se comportan de forma diferente y cómo, por tanto, puede detectarse si uno se ubica en uno u otro espectro político sin que este abra la boca, usando un simple escáner de resonancia magnética a la vez que se lanzan palabras-fotos-vídeos concretos.
El flujo sanguíneo, como indicador de la actividad neuronal, sigue patrones de actividad diferenciados.
Según sus investigaciones (la de FeldmanHall y su equipo publicada en Science advances y la de Yeshurun-Dishon y su equipo en The journal of neuroscience), la respuesta era similar ante varias cuestiones consideradas más bien neutras pero divergían cuando se les presentaban contenidos sobre temas más polarizantes como la inmigración. FeldmanHall discernió patrones específicos en las partes del cerebro encargadas de las emociones y la cognición. Yeshurun-Dishon, en las que se ocupan de la audición, la visión y el movimiento.
En uno y otro los hallazgos son similares: “No parece haber ninguna especificidad cultural”, se agrega. Tanto los cerebros liberales como conservadores tienen exactamente lo mismo, se avisa. “No se trata de que los cerebros liberales sean diferentes a los republicanos”, insiste la neuróloga de Brown. Pero desde Tel Aviv Yeshurun-Dishon certifica que si bien no se trata de un a ideologías políticas diferentes cerebros diferentes, sí es un: “A mismo estímulo político, diferente respuesta cerebral dependiendo de estas ideas políticas”.
“Todo lo que hacemos en el mundo, ya sea tomar una taza de café, hablar con alguien, sentarnos en el sofá o salir a pasear, todo, es producto de neuronas que se disparan en el cerebro. Este es totalmente responsable de todo lo que hacemos” explica a este diario FeldmanHall. Y puntualiza: “¿Nuestra investigación lo explica todo? No, no es tan simple. No puedes decir que toda la razón por la que tenemos polarización política es por la forma de dos cerebros. Es sólo parte de la historia y de la respuesta. Sólo explica algunas razones de la polarización política”.
Y sin embargo:
-Si se puede predecir la ideología por la respuesta cerebral, ¿hay algunas regiones cerebrales más vinculadas con la izquierda y otras más vinculadas con la derecha? ¿Cuáles son las más relevantes según nuestra preferencia ideológica?, se pregunta.
FeldmanHall responde desde EE.UU.: “No es una buena forma de tratarlo porque una sola parte del cerebro no funciona por sí sola. Necesitas todo tu cerebro para hacer que las cosas sucedan. Y, así, encontramos que cosas como la amígdala, que a menudo está involucrada en la amenaza y el miedo, tiene un papel aunque no es necesariamente más importante que la zona llamada estriado, que es importante para el valor y para aprender sobre el mundo. No se puede decir que una sea más importante que la otra.”
Yeshurun-Dishon, a la par, desde Israel: “No todo está relacionado con las regiones primarias. Por ejemplo, también las regiones dentro de la red neuronal por defecto [DMN por sus siglas en ingles; nuestro piloto automático cerebral] y las regiones del lenguaje tenían una respuesta dependiente del partidismo. No hubo ninguna región específica que fuera más importante que otras pero, en general, podríamos predecir la ideología basándonos en las respuestas en regiones dentro de la corteza sensorial primaria y de la DMN. Las regiones de la corteza somatosensorial, premotora y motora se activaban cuando los participantes de derechas veían contenidos de derechas.”
Las regiones primarias, las de la red neuronal por defecto y del lenguaje tenían una respuesta según el partidismo
Traducción: cuanto más alineada está la persona con un grupo y sus ideas, más sincronizada estaba su respuesta cerebral incluso en las áreas del cerebro activas cuando nos movemos y percibimos nuestro entorno. “Los derechistas e izquierdistas en Israel, literalmente, y no solo metafóricamente, no ven ni escuchan las mismas cosas”, ilustró esta científica en medios israelíes.
-Vivimos en un mundo muy polarizado. ¿El cerebro de hoy es diferente al pasado?, se añade.
“No creo que nuestros cerebros sean diferentes de como eran en el pasado. Creo que se trata del hecho de que vivimos en un mundo donde el mismo tipo de información se dice una y otra vez; vivimos como en estas cámaras de eco y si oímos la misma información tantas veces, una y otra vez, llegamos a valorarla de una determinada forma y a interesarnos por ella de una determinada forma y nuestros cerebros simplemente reflejan que valoramos ciertas cosas de forma diferente que otras. Por ejemplo, la forma en que pensamos sobre el aborto o la forma en que pensamos sobre la inmigración o la libertad. Lo que ha cambiado a lo largo de los años es la conversación sobre esos temas, y no nuestro cerebro”, resume FeldmanHall.
Por todo ello esta neuróloga insiste, desde su laboratorio en Providence, Rhode Island, que ante los reparos que esta investigación pueda generar (“¿no es peligroso?, ¿no es como estar más cerca del 1984 orwelliano de cara a poder controlar qué piensa el ciudadano?”) “entender cómo funciona el cerebro no significa que podamos controlar a una persona. Se estudia para entender el por qué la gente hace las cosas que hace. No se trata de control.”
La pregunta que queda sin respuesta es si las ideas políticas cambian el cerebro o es la configuración del cerebro la que genera las ideas de izquierdas o de derechas. “Gran pregunta, que este estudio no puede responder”, concluye por su parte Yeshurun-Dishon.