Siete consejos para evitar una menopausia prematura
Día Mundial Menopausia
La edad ‘normal’ se estima entre los 44 y los 55 años
La menopausia es un momento fisiológico en la vida de la mujer que implica el cese de la capacidad reproductiva, es decir, para la producción de los estrógenos ováricos, según la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia.
La edad media considerada ‘normal’ en España es de 51 años, entre los 45 y 55 años: “Durante los 2 o 4 años previos a la retirada definitiva de la menstruación hay un período denominado perimenopausia, que se suele acompañar de cambios en el ciclo menstrual y la aparición de los primeros síntomas: sofocos, sequedad vaginal, insomnio…”, explica La Dra. Laura Petersen, del Servicio de Ginecología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.
Las niñas nacen con una reserva ovárica o número de ovocitos (óvulos) finito, que a lo largo de su vida fértil va mermando. “Digamos que se ‘gasta’ uno al mes, de manera que cuando éstos se acaban, la mujer pierde su fertilidad y llega la retirada de la menstruación”, afirma la Dra. Eva Iglesias, ginecóloga y coordinadora del grupo de jóvenes de la AEEM.
Petersen asegura que muchos factores externos influyen en la velocidad a la que se gasta esa reserva, como determinados fármacos, la alimentación, el estilo de vida, las cirugías ginecológicas y ahora se cree que las técnicas de reproducción asistida emplean distintos inductores de la ovulación que podrían también provocar que se agote antes.
¿Por qué cuanto más tarde llegue es mejor?
La mujer que tiene una menopausia más tardía está más protegida a nivel cardiovascular y presenta menor riesgo de padecer osteoporosis, así como también tiene menor riesgo de sufrir el llamado síndrome genito-urinario, caracterizado por la progresiva sequedad vaginal y la dificultad para mantener relaciones sexuales, así como disfunción del suelo pélvico con pérdidas de orina e infecciones urinarias de repetición.
“Mantener unos niveles de estrógenos altos durante más tiempo se suele relacionar con mejor estado de ánimo y calidad de vida, pues afecta mucho a la esfera emocional y sexual de la mujer”, aclara Petersen.
Consejos para evitar una menopausia temprana
1. Deja los malos hábitos.
Petersen advierte que tanto consumir alcohol como el tabaquismo pueden provocar una menopausia más temprana (cuando se presenta entre los 40 y los 45 años). Del mismo modo que tratamientos oncológicos, como la radio y la quimioterapia, así como la adulteración hormonal de algunos alimentos que comemos de forma habitual, en concreto las carnes y otros productos de origen animal.
“Conviene reducir el consumo de bebidas alcohólicas y no tomar más de 2 cafés al día. No podemos modificar a día de hoy nuestra carga genética, pero sí otros factores externos que afectan a la reserva ovárica y, por tanto, a la edad de la aparición de la menopausia”, indica.
2. Toma el sol.
Es recomendable exponerse durante 10 o 15 minutos al día. “Sin protección solar, aunque nunca durante las horas centrales del día y sin mostrar el rostro, debido al riesgo de aparición de manchas, ya que las cremas bloquean el metabolismo de la vitamina D”, explica Petersen. Asimismo, señala que los niveles bajos de esta vitamina se relacionan con mayor incidencia de esterilidad, menopausia precoz y osteoporosis.
3. Cuida la alimentación.
La dieta también es fundamental para que se retrase lo máximo posible y que sus síntomas sean lo más leves o ‘llevaderos’ posibles: “Debe ser rica en frutas, verduras, legumbres y pescados como el atún o la sardina, para aportar al organismo antioxidantes, omega 3, y vitaminas C, D y E”, señala la especialista de Sanitas. Además, la doctora desaconseja un consumo excesivo de carnes rojas y alimentos muy picantes o condimentados.
4. Aléjate de los químicos.
Sustancias que se encuentran en jabones, productos de limpieza, plásticos… que actúan como disruptores endocrinos confundiendo a las hormonas, por lo que aumentan los niveles de estrógenos y el números de ciclos menstruales, con lo que la reserva ovárica se agota antes.
“Cualquier sustancia que potencialmente pueda suponer un tóxico a nivel celular, puede afectar a nuestra reserva y por tanto, acabar con ella de forma prematura”, sentencia la ginecóloga de AEEM.
5. Haz ejercicio regular.
Hacer ejercicio aeróbico con regularidad puede ayudar a mejorar la circulación y disminuir los sofocos, según indica Petersen: “Lo ideal es ir a nadar o caminar a paso rápido, sin llegar a correr para no sobrecargar el suelo pélvico ni que las articulaciones sufran grandes impactos”.
6. Descansa.
En este sentido, la experta de Sanitas recomienda practicar yoga durante la tarde para relajarse y dormir mejor, evitar las cenas copiosas o ‘atracones nocturnos’, dormir con ropa de algodón y mantener la habitación bien aclimatada. “Las infusiones a base de melisa, trébol rojo, trébol verde y salvia también ayudan a disminuir el número de sofocos y a conciliar el sueño”, sentencia.
También debe obviarse el consumo de bebidas con gas o agua las 2 o 3 horas previas a acostarse, para no castigar el suelo pélvico y así prevenir las fugas de orina durante la noche.
7. Medicamentos como alternativa.
Petersen asegura que existen fármacos para ‘retrasarla’ en mujeres que aún tienen la menstruación y para mejorar los síntomas en aquellas cuya última menstruación ha sido hace más de 12 meses. “Existen tanto compuestos de origen natural como terapias hormonales sustitutivas que aumentan los niveles de estrógenos, los cuales disminuyen de manera drástica en este período”, sentencia.
La doctora explica que la terapia hormonal sustitutiva, por lo general, se tolera bien aunque ha de consultarse con un ginecólogo para que valore cada caso individual y prescriba el tratamiento más adecuado para cada persona. Está recomendada para mujeres con menopausia precoz o temprana –sea natural o tras una cirugía– y en aquellas con una sintomatología acusada que afecte a su día a día, pero también pueden beneficiarse otras mujeres.
Por su parte, Iglesias matiza que con la terapia hormonal no es tanto que se ‘retrase’ –ya que nunca ha de ser ‘eliminada’–, sino que sirve para tratar los síntomas cuando éstos afectan a la calidad de vida de las féminas.
En cuanto a los posibles efectos secundarios de este tratamiento, Iglesias indica que ha sido ‘demonizado’ en los últimos años debido a la aparición de algunos estudios que lo relacionan con un incremento del riesgo de cáncer de mama. “Este riesgo aumenta a partir de los 5 años de uso, que es mucho menor que el asociado al consumo de alcohol, además, no ocurre con todos los preparados”, explica. “Otros daños colaterales pueden ser los cálculos biliares o los eventos tromboembólicos, en especial cuando se utiliza por la vía oral”, continúa.
Mientras que entre sus ventajas, la ginecóloga enumera el mantenimiento de la masa ósea y menor riesgo cardiovascular comparado con el de una mujer con menopausia establecida y sin tratamiento.