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¿Qué hay detrás de vicios como morderse las uñas o tirarse del pelo?

Más que una costumbre

Podría tratarse de un trastorno obsesivo-compulsivo y precisar de un tratamiento

Dejan de ser ‘normales’ cuando perdemos el control sobre ellas

SIphotography / Getty Images/iStockphoto

Se calcula que alrededor del 3% de la población sufre algún tipo de conducta repetitiva orientada o centrada en el cuerpo, BFRB por sus siglas en inglés, un tipo de trastorno obsesivo-compulsivo que provoca autolesiones físicas.

Las más habituales son la tricotilomanía -tirarse del pelo-, la onicofagia -morderse las uñas- y la dermatilomanía -pellizcarse la piel-. Aunque todas constituyen comportamientos habituales en los mamíferos, dejan de serlo cuando se pierde el control sobre ellas.

La onicofagia -morderse las uñas- es la más común, pudiendo llegar al 60% de la población en determinados grupos de edad, seguida por la excoriación -irritaciones cutáneas por rozamiento-, que puede llegar al 5%, y la tricotilomanía, que roza el 3%.

Las causas

Cada vez que la persona siente tensión o emociones negativas, recurre a alguna de estas conductas para tratar de controlarlo, sin éxito.

“Arrancarse el pelo, morderse las uñas o rascarse cualquier mínima imperfección de la piel (real o percibida) suele servir para aliviar a corto plazo el malestar o la tensión emocional que la persona pueda estar sintiendo. Sin embargo, a largo plazo, lo único que hace es aumentarlo” explica la psicóloga María Súnico.

Generalmente, estas conductas se producen de forma concomitante a un trastorno emocional como el estrés, la ansiedad o la depresión. Quienes las padecen, acuden a las consultas psicológicas por estos motivos, ya que “no suelen ser conscientes de que este tipo de autolesiones pueden ser motivo de atención clínica por sí mismos”, puntualiza la especialista.

¿Cómo se trata?

Dependiendo del caso, puede aplicarse un tratamiento farmacológico, una terapia cognitivo-conductual o ambas. Mientras el primero mitiga los síntomas del trastorno emocional, la psicoterapia ayuda a que la persona incorpore comportamientos alternativos ante la urgencia que siente de autolesionarse y aprenda a gestionar la tensión y las emociones negativas.